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ADVERSARIO INTELIGENTE

Visité Cuba invitado por el episcopado, no por el gobierno, pero el gobierno fue muy acogedor. Mi visita no tenía un carácter oficial. Pero la noche antes de partir Fidel llamó a la Nunciatura. En esos momentos me encontraba en la Catedral, diciendo misa, y le informaron que estaba ausente y a la hora que estaría de regreso.

Fidel llegó alrededor de las 11:30 de la noche. Estuvimos hablando alrededor de dos horas. Fue una conversación de aspecto humano, cordial.

Una de las primeras cosas que me dijo el Comandante fue: "pensaba en un monseñor gordo y me encontré con un hombrecito muy modesto, muy humilde". Esta fue la primera impresión positiva para él de mi persona.

La conversación se desarrolló sin ningún tipo de agenda, ni la finalidad del encuentro era establecer algo concreto, algo político de relaciones Iglesia -Estado, pero en fin todos esos problemas fueron hablados.

Tengo un recuerdo con un poco de nostalgia, porque he encontrado no solo al país sino a un hombre de inteligencia superior, de gran cultura y con ideas. Naturalmente no coincidíamos en todas las ideas, pero en fin la conversación fue muy interesante y también, bajo ciertos aspectos, agradable. Hablar con un adversario inteligente, es mucho mejor que hablar con un amigo no inteligente. De manera que el recuerdo, es un buen recuerdo.

Tomado de: 

Periódico Granma
16/01/1998