Artículos

Que la universidad no sea una fábrica de profesionales en serie

Fecha: 

15/03/2019

Fuente: 

Periódico Granma

Autor: 

Preocupado por la situación económica de los periodistas, Fidel sostuvo un extenso intercambio con varios de ellos. El encuentro se efectuó la noche del 9 de marzo en el edificio del Tribunal de Cuentas. Analizó la situación pésima en que vivían muchos de ellos, y destacó, además, que el periodista es un obrero intelectual, presta su servicio social al Estado y trabaja para el pueblo, y que pocos profesionales son tan entusiastas y tienen tanta vocación.
 
En la reunión del Consejo de Ministros del 9 de marzo, se aprobó una ley que fijó un sueldo mínimo de 95 pesos brutos, equivalentes a 85 pesos mensuales, a todos los empleados públicos. De esta forma, a partir de abril de 1959, desaparecieron en Cuba los sueldos de 60 y 70 pesos mensuales.
 
El 10 de marzo, Fidel visita el Banco de Fomento Agrícola e Industrial de Cuba para precisar la conversión de este en un órgano crediticio de tipo revolucionario. Ese mismo día, encontrándose en el Palacio Presidencial, escucha gritos de: «¡Fidel, Fidel, Fidel!», que provienen de una manifestación. Se trata de obreros garajistas que solicitan ser recibidos por él para pedir un aumento de sueldo.
 
Los trabajadores lo reciben con aplausos. El que viene al frente de la manifestación le expone las aspiraciones de obtener un aumento salarial, y Fidel responde que él ha bajado para recriminarlos, pues su preocupación ha sido constante por todos los intereses del pueblo humilde y no se necesitan esos mítines que entorpecen la labor del Consejo de Ministros. Antes de concluir, una salva de aplausos ahoga sus palabras.
Fidel viaja hacia la capital de la provincia oriental el 11 de marzo y en horas de la noche, medio millón de personas reunidas en la santiaguera Alameda de Michelson esperan las palabras del líder de la Revolución.
 
En su intervención, esclareció a los santiagueros los intentos de las campañas divisionistas y criticó a quienes promovían la creación de un Oriente Federal. Aclaró que no quería estatuas, ni en esta vida ni después de muerto, y que luchaba porque estimaba que era su deber. «Aquí nací, en esta provincia luché, en esta provincia fui derrotado, en esta provincia volví a la lucha, en esta provincia vencí y en esta provincia vendré a luchar cuantas veces sea necesario, y si es preciso vendré a morir a esta provincia cuando tenga que morir. Quiero a los orientales y con ellos quiero más a todos los cubanos», dijo.
 
A su regreso a La Habana, Fidel es recibido en el aeropuerto de Rancho Boyeros por obreros y empleados de la Compañía Cubana de Aviación, quienes le informan de las demandas del sector. El Primer Ministro les explica que se está estudiando la posibilidad de fusionar en una sola todas las compañías aéreas nacionales, incluidas las de carga y expreso.
 
Poco después, coloca la primera piedra de las viviendas que se construirán en La Habana del Este, al tiempo que Pastorita Núñez, presidenta del Instituto Nacional de Ahorro y Vivienda, lo hacía en las construcciones de Santiago de Cuba.
 
En homenaje a la acción del 13 de Marzo, Fidel marcha en horas de la mañana junto al pueblo de Cárdenas en sentida peregrinación hasta el cementerio donde reposan los restos de José Antonio Echeverría. Allí, a solicitud de los familiares de este, el Comandante en Jefe habla del querido dirigente estudiantil y su inolvidable gesta.
 
En horas de la tarde, en el parque frente al Palacio Presidencial, participa en un acto en recordación a quienes asaltaron la guarida del tirano. Los comandantes Raúl Castro y Faure Chomón hicieron uso de la palabra. Sin embargo, Fidel tuvo que hacerlo a solicitud del pueblo y terminó invitando a ir en ese mismo instante en dirección hacia la universidad; descendió de la tribuna y encabezó el desfile popular que emprendió la marcha hacia la Colina del Alma Mater, donde se celebraría el acto organizado por la FEU.
 
Entre los temas tratados por Fidel  allí está la explicación de cómo concibe que debe ser la universidad: que no sea una fábrica de profesionales en serie, y sí que se oriente en las necesidades del país e investigue cuántos técnicos necesitamos de más y cuántos abogados de menos.