Rememora el comandante Ernesto Che Guevara: “el 14 de enero de 1957, poco más de un mes después de la sorpresa de Alegría de Pío, paramos en el río Magdalena […] Allí hicimos algunos ejercicios de tiro […] nos bañamos también, después de muchos días de ignorar la higiene […] en aquel momento había veintitrés armas efectivas”. ¹
 
El 15 de enero avistaron el cuartel de La Plata, a medio construir y a las 18:00 horas advirtieron la llegada de una lancha cargada de guardias para efectuar el relevo de las postas.
 
Desde el amanecer del próximo día, establecieron una observación sobre el enclave militar y a las 15:00 horas decidieron acercarse al camino que conducía a este. Minutos después tomaron prisioneros a dos campesinos que dieron valiosa información, lo que posibilitó la captura del connotado mayoral Chicho Osorio totalmente borracho montado en un mulo. Fue fácil confundirlo y sacarle los datos necesarios, incluyendo sus crímenes, mientras era conducido hacia la instalación militar en construcción.  
 
El cuartel contaba con unos 15 soldados y los rebeldes con 22 armas disponibles. Acota el Che, “era un momento importante, pues teníamos muy pocas balas; había que tomar el cuartel de todas maneras, el no tomarlo significaba gastar todo el parque, quedarse prácticamente indefensos”. ²
 
Para el ataque, el mando de la guerrilla estableció el dispositivo siguiente: por la parte derecha del objetivo: el teniente Julito Díaz con tres compañeros, por el frente el comandante Fidel Castro con cinco combatientes y por el lado izquierdo las escuadras de los capitanes Raúl Castro y Juan Almeida.     
 
A las 02:40 horas del día 17, dos ráfagas de la ametralladora de Fidel seguidas de todas las armas iniciaban el decisivo combate. De inmediato se invitó a la soldadesca a rendirse, pero sin resultados.
 
Los guardias hicieron más resistencia de la esperada. Para vencerlos, se le lanzaron varias viejas granadas brasileñas que no explotaron y después de diversos intentos, en medio de la balacera se logró incendiar el cuartel. Entonces cuentan que se escucharon gritos de rendición, momento en el que entró primero Camilo al lugar.
 
El enemigo tuvo 2 muertos, 5 heridos, 3 prisioneros y algunos lograron huir. Se le ocuparon 8 fusiles Springfield, 1 ametralladora Thompson, unos 1000 tiros y otros medios. Además, fue ajusticiado el chivato y asesino Chicho Osorio. Los rebeldes habían gastado unas 500 balas y ni un rasguño recibieron.
 
El Che reflejó así aquel histórico hecho: “este fue el primer combate victorioso […]; en este y el combate siguiente, fue el único momento de la vida de nuestra tropa donde nosotros hayamos tenido más armas que hombres […] El campesinado aún no estaba preparado para incorporarse a la lucha y las comunicaciones con las bases en la ciudad prácticamente no existían”. ³      
 
                    
 
Referencia:
 
¹ Ernesto Che Guevara. Obras 1957—1967. T-1, Casa de las Américas. 1970, p. 208.
² Ibidem, p. 211.
³ Ibidem, p. 213.