Ajedrez: pasión de estadistas
Fecha:
30/10/2012
Fuente:
Periódico Juventud Rebelde
Autor:
Una imprevista y cálida llamada del compañero Fidel al Embajador cubano en Venezuela durante el V Torneo Internacional de Ajedrez Douglas Martínez, conmocionó el sábado último a trebejistas, aficionados al deporte ciencia y decenas de colaboradores cubanos que asistían a la conferencia del maestro de periodistas e historiador del ajedrez Jesús G. Bayolo, titulada Fidel, el Che y el ajedrez.
Con el leit motiv «Ajedrez: pasión de estadistas», el destacado cronista deportivo, que desde los 18 años de edad hizo su vida profesional en JR y según se afirma dispone del mejor archivo en Cuba sobre el deporte ciencia, realizó un recorrido por la devoción hacia esta disciplina de tres grandes de Nuestra América: el Libertador, el Guerrillero Heroico y el líder histórico de la Revolución Cubana.
Sostuvo, por ejemplo, que, hasta donde se dispone de testimonios escritos, fue Bolívar el primer gran estadista del mundo en recomendar que el ajedrez fuera parte de la enseñanza pública de niños y adolescentes, según consta en un artículo publicado en un periódico neogranadino (hoy Colombia) en 1825.
Entonces recomendó que en vez de los juegos superfluos que se impartían en las aulas, el ajedrez sería esencial en el desarrollo integral de las nuevas generaciones. El ajedrez es muy útil para la vida, dijo entonces.
Bayolo recordó también, según Gabriel García Márquez y su libro El General en su laberinto, que el ajedrez tuvo una gran importancia en los meses finales de la vida del Libertador.
También rememoró las estancias de Bolívar, durante su permanencia en Europa, en el café La Regence, de París, que fue la meca de la disciplina en los siglos XVIII y XIX.
Subrayó además que Fidel, otro hijo ilustre de nuestra región y del mundo, ha sido uno de los grandes impulsores de la enseñanza del juego ciencia para desarrollar el intelecto y la disciplina entre niños y adolescentes.
Recordó así, entre otras anécdotas, la participación del líder histórico de la Revolución Cubana en la Olimpiada Mundial de Ajedrez de 1966 en La Habana, de la que también dio fe el pasado sábado uno de los miembros de la delegación venezolana que entonces asistió a aquel encuentro histórico.
Bayolo comentó así a ajedrecistas, aficionados y colaboradores cubanos que asistían a la velada sabatina del V Torneo Internacional Douglas Martínez, que Fidel jugó, de manera informal, la primera y la última partidas de esa olimpiada ajedrecística.
Su contraparte en el segundo juego en aquella ocasión fue el mexicano Filiberto Terrazas, quien comentaba las movidas al segundo tablero estadounidense de entonces: Robert Byrne, quien, a la sazón, tenía una columna en el periódico The New York Times.
Byrne publicó la partida completa al día siguiente en el diario, uno de los más importantes del mundo, y luego fue replicada por medios especializados y generalistas de todo el planeta.
Bayolo comentó, además, sobre los contactos entre Fidel y el primer tablero estadounidense, y uno de los más grandes de todos los tiempos, Bobby Fischer.
El periodista e historiador deportivo también se detuvo largamente en los detalles de la gran simultánea de ajedrez de 2002 en la Plaza de la Revolución de La Habana, que por el número de tableros se convirtió en récord mundial y del libro Guinness.
Señaló que, de aquella experiencia, el Comandante en Jefe recomendó desarrollar, a través del programa Universidad para Todos, cursos televisados de ajedrez, de los cuales el colega Jesús G. Bayolo ha sido uno de los principales pilares articuladores.
Durante su conversación el pasado sábado con los participantes en el V Torneo Internacional de Ajedrez Douglas Martínez, que se celebró en la ciudad de Guarenas, a unos 30 kilómetros de Caracas, Fidel envió un saludo personal a los asistentes.
A través de una llamada al embajador Rogelio Polanco, de cerca de 15 minutos, se interesó por el desarrollo del torneo y la presentación. En sus palabras, transmitidas verbalmente por el diplomático al público en la medida en que transcurría la conversación, el Comandante elogió con énfasis las virtudes del Che como ajedrecista.
A propósito, durante su conferencia, Jesús G. Bayolo señaló que el primer «encuentro» del Che con Cuba fue a través de las lecturas sobre la vida y el hacer deportivo de quien, según el consenso mundial, ha sido el más grande ajedrecista de todos los tiempos, el cubano José Raúl Capablanca.
Fue precisamente Capablanca quien, en 1942, retomó la línea de Bolívar —evidentemente sin saberlo— sobre la necesidad de que el ajedrez fuera una asignatura en la enseñanza básica.
Ese fue uno de sus postulados —comentó Bayolo— durante una conferencia radial ese año —la última de su vida— que desde Nueva York se transmitió a Latinoamérica.
También se recordó la profecía del Che de que Cuba tendría muchos grandes maestros, lo cual sería otro triunfo de la Revolución. La predicción se ha visto cumplida con creces. Hoy en la historia del país se cuentan 25 grandes maestros.
Con el leit motiv «Ajedrez: pasión de estadistas», el destacado cronista deportivo, que desde los 18 años de edad hizo su vida profesional en JR y según se afirma dispone del mejor archivo en Cuba sobre el deporte ciencia, realizó un recorrido por la devoción hacia esta disciplina de tres grandes de Nuestra América: el Libertador, el Guerrillero Heroico y el líder histórico de la Revolución Cubana.
Sostuvo, por ejemplo, que, hasta donde se dispone de testimonios escritos, fue Bolívar el primer gran estadista del mundo en recomendar que el ajedrez fuera parte de la enseñanza pública de niños y adolescentes, según consta en un artículo publicado en un periódico neogranadino (hoy Colombia) en 1825.
Entonces recomendó que en vez de los juegos superfluos que se impartían en las aulas, el ajedrez sería esencial en el desarrollo integral de las nuevas generaciones. El ajedrez es muy útil para la vida, dijo entonces.
Bayolo recordó también, según Gabriel García Márquez y su libro El General en su laberinto, que el ajedrez tuvo una gran importancia en los meses finales de la vida del Libertador.
También rememoró las estancias de Bolívar, durante su permanencia en Europa, en el café La Regence, de París, que fue la meca de la disciplina en los siglos XVIII y XIX.
Subrayó además que Fidel, otro hijo ilustre de nuestra región y del mundo, ha sido uno de los grandes impulsores de la enseñanza del juego ciencia para desarrollar el intelecto y la disciplina entre niños y adolescentes.
Recordó así, entre otras anécdotas, la participación del líder histórico de la Revolución Cubana en la Olimpiada Mundial de Ajedrez de 1966 en La Habana, de la que también dio fe el pasado sábado uno de los miembros de la delegación venezolana que entonces asistió a aquel encuentro histórico.
Bayolo comentó así a ajedrecistas, aficionados y colaboradores cubanos que asistían a la velada sabatina del V Torneo Internacional Douglas Martínez, que Fidel jugó, de manera informal, la primera y la última partidas de esa olimpiada ajedrecística.
Su contraparte en el segundo juego en aquella ocasión fue el mexicano Filiberto Terrazas, quien comentaba las movidas al segundo tablero estadounidense de entonces: Robert Byrne, quien, a la sazón, tenía una columna en el periódico The New York Times.
Byrne publicó la partida completa al día siguiente en el diario, uno de los más importantes del mundo, y luego fue replicada por medios especializados y generalistas de todo el planeta.
Bayolo comentó, además, sobre los contactos entre Fidel y el primer tablero estadounidense, y uno de los más grandes de todos los tiempos, Bobby Fischer.
El periodista e historiador deportivo también se detuvo largamente en los detalles de la gran simultánea de ajedrez de 2002 en la Plaza de la Revolución de La Habana, que por el número de tableros se convirtió en récord mundial y del libro Guinness.
Señaló que, de aquella experiencia, el Comandante en Jefe recomendó desarrollar, a través del programa Universidad para Todos, cursos televisados de ajedrez, de los cuales el colega Jesús G. Bayolo ha sido uno de los principales pilares articuladores.
Durante su conversación el pasado sábado con los participantes en el V Torneo Internacional de Ajedrez Douglas Martínez, que se celebró en la ciudad de Guarenas, a unos 30 kilómetros de Caracas, Fidel envió un saludo personal a los asistentes.
A través de una llamada al embajador Rogelio Polanco, de cerca de 15 minutos, se interesó por el desarrollo del torneo y la presentación. En sus palabras, transmitidas verbalmente por el diplomático al público en la medida en que transcurría la conversación, el Comandante elogió con énfasis las virtudes del Che como ajedrecista.
A propósito, durante su conferencia, Jesús G. Bayolo señaló que el primer «encuentro» del Che con Cuba fue a través de las lecturas sobre la vida y el hacer deportivo de quien, según el consenso mundial, ha sido el más grande ajedrecista de todos los tiempos, el cubano José Raúl Capablanca.
Fue precisamente Capablanca quien, en 1942, retomó la línea de Bolívar —evidentemente sin saberlo— sobre la necesidad de que el ajedrez fuera una asignatura en la enseñanza básica.
Ese fue uno de sus postulados —comentó Bayolo— durante una conferencia radial ese año —la última de su vida— que desde Nueva York se transmitió a Latinoamérica.
También se recordó la profecía del Che de que Cuba tendría muchos grandes maestros, lo cual sería otro triunfo de la Revolución. La predicción se ha visto cumplida con creces. Hoy en la historia del país se cuentan 25 grandes maestros.