Decía la periodista Arleen Rodríguez hace unos días que nos debíamos la celebración de la vida de Fidel. Citaba aquella frase de Hugo Chávez: “uno se va, pero no se va”. Comentaba que él está vivo, “aquellos a los que Fidel juntó seguimos diciendo cuando nos juntamos: ‘¿te acuerdas lo que Fidel decía sobre…? ¿Te acuerdas cuando decía de broma…?’”.
 
Cinco años después, a veces aún dudando que realmente haya sucedido lo que tanto temimos, los jóvenes volvieron a juntarse en la escalinata de la Universidad de La Habana para recordar a Fidel.
 
En el Vedado habanero llovía y de vez en cuando era posible recordar el silencio de aquellos días posteriores al 25 de noviembre, en los cuales procesábamos lo sucedido.
 
La velada, en la que se encontraba el presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez, también estuvo llena de cantos, entre ellos los ya acostumbrados, “Cabalgando con Fidel” y “Unicornio azul”.
 
Poemas como El Gigante, la pieza de danza contemporánea Matria Etnocentra, y el punto cubano, en la voz de los repentistas Héctor y Aramís, también formaron parte de la noche.
 
Frei Betto suele recordar que todo lo que Fidel decía, antes de pasar por su cabeza, pasaba por su corazón, o que después de pasar por su cabeza pasaba por su corazón.
 
Cuando el Comandante en Jefe murió en 2016, la primera reacción del futbolista Diego Maradona fue decir: “He llorado descontroladamente. Me voy para Cuba a despedir a mi amigo”.
 
“Fidel era como mi segundo padre”, repetía el jugador, quien falleció también un 25 de noviembre, hace un año. Otro de esos sucesos que todavía no nos queremos creer.
 
Cada 25 de noviembre, cada noche antes, cada día después, algo vuelve a pasar por nuestro corazón, igual que le sucedía a Fidel. Hay cometas que pasan cada cierto tiempo. La gente los busca. Dicen que Fidel vive en el pueblo, y lo hace, pero cada 25 de noviembre, en esa universidad de casi tres siglos, vuelve a pasar algo. Sucede la magia. El llanto de un día vuelve a ser verdad. Decía José Martí que lo verdadero siempre resulta nuevo.