DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ EN LA ESCUELA DE NITRA, CHECOSLOVAQUIA, EL 23 DE JUNIO DE 1972
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Acabamos de hacer una visita por la escuela. Nos llevaron al Aula Magna, al aula de química, nos llevaron a algunas aulas más y al taller. Después pasamos por el lado de la escuela de radiotécnica y yo estaba esperando cuándo me llevaban al dormitorio (RISAS). Ustedes no vayan a ser mal pensados (RISAS): yo lo que quería era pedirle permiso al rector para dormir una hora.
Por eso les voy a dar un consejo: si alguien los propone a ustedes para secretario del Partido o para ministro, no lo acepten. Van a creer que ustedes son de hierro (RISAS).
No tenemos derecho a protestar, por una razón: porque sabemos que todo el programa, todo el itinerario, todas las visitas son resultado de la amistad, de la hospitalidad, de la amabilidad de ustedes (APLAUSOS).
Nuestra visita a la escuela ha sido muy rápida. Esta es una escuela como para visitarla durante un día, conversar con todos ustedes, saber algo de la vida de ustedes. He visto el Aula Magna, he visto los equipos, he visto los laboratorios, pero no sé a qué hora se levantan ustedes (RISAS).
(LOS ESTUDIANTES LE DICEN QUE A LAS 5:00)
¿A las 5:00? Pero a las 5:00 hace tres horas que amaneció ya (RISAS).
No sé qué piensan ustedes, no sé qué hacen durante todo el día, no sé qué deportes practican, no sé qué piensan de la vida, aunque sé que no piensan nada de la muerte.
Ustedes son jóvenes, están estudiando ahora. El trabajo de ustedes es estudiar, y los obstáculos de ustedes están en la matemática, en la física, en la química, en la geometría, en la ingeniería, en la agrimensura, en la microbiología y en todas las demás... Ese es el problema de ustedes hoy.
De todas formas, nos han dado la noticia de cómo se fundó esta escuela, cómo comenzó en 1946 con 250 estudiantes, que se han graduado ya 7 000 ingenieros. Hemos visto aquí algunos estudiantes latinoamericanos. Hemos visto algunos estudiantes de otros países que hemos saludado en nuestro encuentro aquí.
No hay duda de que esta es una magnifica escuela, de una gran calidad, magnificas edificaciones, magnificos laboratorios. Pienso que sus profesores sean buenos y pienso que ustedes sean buenos estudiantes también. Si no lo son, es un problema de la conciencia de ustedes (APLAUSOS). Pero no tengo razones para pensar que no lo sean.
Creo que si ustedes meditan en los problemas del mundo, no solo en los problemas de Eslovaquia y Checoslovaquia, si meditan en los problemas del mundo entero, en la situación de la humanidad, en los miles de millones de seres humanos que aun andan mal alimentados y que tienen que aplicar la ciencia y la técnica, que en las próximas décadas tendrán que hacer un gigantesco esfuerzo por alimentar y vestir a la humanidad, si pensamos que tal vez ustedes ya tienen una agricultura bastante desarrollada, pero que alrededor de Europa están los continentes de Africa, Asia y América Latina que son continentes que no tienen todavía estas condiciones, que permanecieron en el atraso y la pobreza como consecuencia de la explotación imperialista y colonialista, veremos que la juventud de hoy, ustedes, tienen un gigantesco reto por delante y un gran trabajo por delante.
Ustedes podrán hacer de la vida lo que ustedes quieran. La revolución, el socialismo, el comunismo, les permite hacer de la vida de cada uno de ustedes lo mejor. En manos de ustedes estará el grado en que ustedes hagan de la vida algo que merezca la pena vivir, algo de lo cual el ser humano se pueda sentir orgulloso y se pueda sentir satisfecho.
Ustedes nos han recibido aquí con mucho cariño, con mucha amabilidad. Nosotros les decíamos a ustedes que sean buenos estudiantes, que sean buenos técnicos; y, sobre todo, que el día de mañana sean técnicos socialistas, sean técnicos comunistas, sean técnicos internacionalistas. Que ustedes adquieran la plena conciencia de lo que el país de ustedes es hoy (APLAUSOS).
La patria de ustedes tiene una larga historia de lucha, de sacrificios, de heroísmo. Las generaciones que los precedieron a ustedes tuvieron que sufrir mucho de las guerras, de las opresiones.
Desde hace más de 1 500 años los pueblos de este país están luchando. Hoy, por primera vez, en todo ese largo tiempo ustedes han tenido la oportunidad de trabajar, de desarrollar la economía, de estudiar, de vivir en paz. Ustedes viven en una comunidad sin explotadores ni explotados: aquí no hay hijos de ricos, aquí no hay hijos de pobres, aquí no hay pordioseros. Ustedes pertenecen a una sociedad que no conoció la explotación del hombre por el hombre, que no conoció las humillaciones de la sociedad capitalista, las humillaciones de la sociedad imperialista. Ustedes no conocieron el fascismo, ustedes no vivieron bajo la opresión del fascismo, ustedes no tuvieron que vivir la experiencia de los combatientes clandestinos, ustedes no tuvieron que vivir la experiencia de Julius Fucik. El reportaje de ustedes no es un reportaje al pie de la horca: es un reportaje al pie de la vida, seguros del futuro, seguros de que tienen por delante la oportunidad de trabajar y de crear.
Ese es el fruto de la Revolución. Ese es el fruto del poder obrero y campesino. Ese es el fruto de la historia.
No solo ustedes han recibido una cultura, no solo han recibido magníficas edificaciones, obras de arte, obras históricas. Ustedes han recibido un mundo nuevo, ustedes han recibido una sociedad justa, ustedes han recibido la herencia social. Esa es la más grande herencia que ningún pueblo ha recibido jamás.
Por primera vez en la historia —una historia que tiene miles de años— el hombre ha podido conocer el socialismo, y el hombre ha podido trabajar para el comunismo.
Aparte de las bromas, aparte del buen humor, estas cosas serias, estas cosas sinceras, estas cosas fraternales son las que nosotros podemos expresarles.
Muchas gracias (OVACION).