Interviste

La Crisis de Octubre: Entrevista con NBC

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Periodista.-  Quisiera comenzar, señor Presidente, donde terminamos hoy.  Como usted sabe, su nombre ha estado en las noticias en Estados Unidos muy recientemente y no de una manera muy popular.  Para hablar de José Blandón, él declaró ante el Comité de Relaciones Exteriores sobre distintas cosas relacionadas con usted, y quisiera analizarlas una por una para que usted pueda responder.
Primero, declaró que usted medió en una disputa entre los negociantes de drogas en Colombia y el general Noriega, y que logró que el general Noriega devolviera 5 millones de dólares a un grupo de promotores de drogas en Colombia, así corno algunos equipos y alguna gente que habían sido ocupados en una planta en Panamá.  ¿Usted medió en esa disputa?

Fidel Castro.-  Le voy a decir una cosa; el consejo no habría sido malo si realmente hubiera ocurrido una cosa semejante; si una cosa de esas hubiera ocurrido y alguien hubiera tenido suficiente confianza en mí como para pedirme un consejo, tal vez no habría sido un mal consejo.  Pero el problema es que sobre eso no hay ni la más mínima verdad.
Yo leí todas esas noticias, no es eso solo.  Claro, las acusaciones no estaban dirigidas contra Cuba, las acusaciones estaban dirigidas fundamentalmente contra Noriega y solo indirectamente nos trata de vincular a nosotros.
Pienso, en primer lugar, que aquí hay una cosa sórdida, sucia, en todo esto.  Mi opinión es que toda esta campaña contra Noriega se basa en una gran conspiración no contra Noriega, sino contra los acuerdos Torrijos-Carter, esa es mi opinión; una gran conspiración para alejar a la Guardia Nacional de la política en Panamá, sencillamente porque la Guardia Nacional de Panamá tiene una posición patriótica y nacionalista.  Eso, a mi juicio, es lo que hay en el fondo.
Yo he leído.  Mire, aquí tengo como 40 páginas de todos los cables publicados en torno a las declaraciones de Blandón.
Blandón ha hablado de todas las cosas habidas y por haber, de lo humano y de lo divino.  Ahora bien, creo que ha cometido un error grave, muy grave, porque Blandón declaró bajo juramento ante el Senado, y tengo entendido que tenía la obligación de decir la verdad;  y tengo entendido que quien declara bajo juramento y miente, comete un delito grave en Estados Unidos, y yo, realmente, tengo las pruebas de que Blandón ha mentido, le voy a decir por qué.

Periodista.-  Quisiera que respondiera un momento:  ¿Usted no medió en una disputa entre el grupo de drogas de Colombia y Noriega?

Fidel Castro.-  Es una cosa absurda, ¡totalmente absurda!  Eso habría supuesto que algún extranjero tuviera en nosotros una confianza enorme; sabiendo cómo somos y sabiendo la rectitud de la Revolución,  que tuviera esa confianza es absurdo.  Es una cosa absurda, si alguien tuviera una relación de esa naturaleza, que viniera a hablarla, nada menos que conmigo, aquí en Cuba, ¡es una cosa absurda!
Pero bien, puedo probar que todo eso es mentira, puedo probarlo, ¿por qué?  Blandón no se acuerda, posiblemente, de los días exactos en que estuvo en Cuba, y posiblemente no recuerde lo que habló; ahora, yo tengo todos los datos exactos en mis archivos.  Cuando recibo a las delegaciones, se lleva un diario de todas las personas que recibo y, como regla, se lleva la transcripción taquigráfica de mis conversaciones con las delegaciones.
Blandón no se acuerda de los días que estuvo aquí.  La primera vez fue en febrero 26 de 1980, estaba Torrijos vivo; vino con Marcel Salamín y el teniente Camargo, tres.  Esa es la primera vez, eso no importa para esto, pero aquí tengo el 26 de febrero de 1980, casi 200 páginas de la transcripción taquigráfica de lo que hablaron los tres, entre ellos, Blandón.
La segunda vez que viene Blandón a Cuba —nunca vino solo, siempre vino con una delegación de civiles, o una delegación mixta de civiles y militares— fue el 5 de mayo de 1980; vuelve esta vez con el coronel Noriega, con Camargo, con Souza y con Del Cid, algunos de estos son militares, y entre ellos Blandón, cinco personas.

Periodista.-  ¿Y vinieron a discutir qué?

Fidel Castro.-  Distintos temas políticos, siempre vinieron a discutir cuestiones políticas.  En aquella época venían a explicar los acuerdos sobre el Canal, cómo marchaban —desde antes, ¡desde mucho antes!, pero en esa época no venía Blandón—, venían a discutir problemas de Centroamérica, preocupaciones.  Aquí están, tendríamos que revisarlas; las tengo aquí, en mis archivos.  Aquí está la transcripción taquigráfica completa de la reunión del 5 de mayo, más de 70 páginas.  Esta es de la época de Torrijos, Noriega todavía no era el líder, ni era el responsable.
Viene Blandón aquí el 7 de febrero de 1984 (ya Noriega es el jefe de la Guardia); viene con Ozores, Rómulo Escobar, Nills Castro, mayor Baldonedo, mayor Delgado y Blandón.  Ese es el 7 de febrero de 1984, aquí tengo la transcripción taquigráfica de más de 80 páginas de toda la conversación, con todos los detalles, y todas tienen testigos.

Periodista.-  ¿Usted las graba?

Fidel Castro.-  Yo me limito a decir que tengo la transcripción taquigráfica, no digo más nada, simplemente que mis pruebas son irrebatibles.
La próxima vez que viene Blandón a Cuba, viene con una delegación, presidida por el general Noriega, el 5 de julio de 1984, y esa vez Blandón no participa en la conversación para nada, en absoluto.

Periodista.-  Pero vino.

Fidel Castro.-  Sí vino esa vez, pero no conversa; está en una casa de protocolo, yo lo saludé en la casa.  Pero todas las reuniones fueron aquí, en este despacho.

Periodista.-  Entre usted y el general Noriega.

Fidel Castro.-  Con Noriega hablé más de una vez.  Estoy hablando de Blandón, porque Blandón afirma cosas que habló conmigo, habla de las cosas que habló conmigo.
La de febrero 7 aquí está.  En julio 5 él no habla conmigo, esa vez viene Noriega con algunos ayudantes y habla conmigo distintos temas políticos, es el 5 de julio de 1984.
Vuelve Blandón aquí por última vez en el año 1985, el 28 de enero; viene con el teniente coronel Ow Young, el mayor Samudio, el mayor Baldonedo, el mayor Sieiro, el mayor Delgado, el capitán Camargo, Rómulo Escobar, Didio Souza y Blandón:  nueve.
Todas estas fueron delegaciones que vinieron a discutir.  Yo tengo aquí, textual, la transcripción de todo lo que dijo cada uno de ellos.  Creo que es una prueba muy fuerte.  Cualquiera que sepa de política y sepa de conversaciones, un individuo inteligente, puede comprender perfectamente de qué se trata la conversación.  Una conversación no se puede inventar y no se puede fabricar, y tiene por testigo a todas esas personas.  Y algunas otras pruebas que yo me puedo reservar.
Aquí tengo todo lo que dijo Blandón sobre distintos temas.  Él dice que estuvo aquí el 22 de junio:  ¡mentira total!  Yo tengo mi diario de todas las personas que vinieron todos esos días y él no estuvo aquí.
La prueba más irrebatible que tengo son los documentos y los archivos, para demostrar que jamás ese tipo de conversación tuvo lugar aquí con nosotros, ¡jamás!, es una mentira de pies a cabeza.
Él dijo otras mentiras.  Él ha dicho muchas cosas; por ejemplo, él ha dicho que Noriega era una especie de doble agente que traía secretos de la CIA para nosotros de Estados Unidos o de otros gobiernos, y nunca Noriega nos trasmitió información confidencial sobre Estados Unidos ni nada, esa es una mentira completa.

Periodista.-  ¿Cree usted que el general Noriega le haya dado a Estados Unidos alguna información sobre usted?

Fidel Castro.-  No me consta, pero sí me consta que jamás Noriega ejerció el papel de agente con relación a Cuba.
Él habla de la conversación de Noriega, él hace una afirmación de que antes de la invasión de Granada...

Periodista.-  Antes de pasar a Granada, usted está diciendo que José Blandón es un mentiroso con respecto a que usted haya mediado en la disputa entre grupos...

Fidel Castro.-  En ese y en otros temas.

Periodista.-  Eso en primer lugar.

Fidel Castro.-  Pero yo tengo la prueba irrebatible de que mintió en el Senado, ¡la prueba irrebatible!, porque tengo todas las veces que vino, con quién vino y la transcripción taquigráfica de las conversaciones.  ¡Yo tengo las pruebas!  Entonces, invito, si quieren venir algunos senadores de esa comisión de Estados Unidos, a que vengan aquí y yo les brindo acceso a mis archivos para demostrarles lo que estoy diciendo.  Hay algunos materiales que tienen cierta sensibilidad política, pero no creo que se acabe el mundo; no se va a acabar el mundo por el hecho de que yo les ponga a disposición estas pruebas.  Los invito a que vengan y les pongo en las manos todas las evidencias de que esas declaraciones de Blandón fueron falsas, ¡totalmente falsas!

Periodista.- ¿Qué senadores quisiera usted que vinieran para mostrarles sus pruebas?

Fidel Castro.-Yo no quiero escogerlos.  Unos senadores que sean inteligentes y que pertenezcan al comité.

Periodista.- ¿El senador John Kerry, que ha sido presidente del comité?

Fidel Castro.-  Yo no lo conozco, pero, si quiere venir, no me importa que venga el senador.  ¡Los que vengan!

Periodista.- ¿Cuándo quiere que vengan?

Fidel Castro.-Cuando quieran.

Periodista.- ¿El lunes?

Fidel Castro.-El lunes, el domingo, el sábado.  Yo les doy acceso a mis archivos en lo que se refiere a las conversaciones de las delegaciones panameñas que vinieron a Cuba, las que estuvieron conmigo; les doy acceso.

Periodista.-Quisiera preguntarle:  si José Blandón dice que usted medió y digamos que mintió, ¿habló usted con el general Noriega sobre esta disputa a la cual él se refirió?

Fidel Castro.- ¡Jamás, jamás!

Periodista.- ¿El general Noriega lo llamó a usted?

Fidel Castro.- ¿Cuando lo de Granada?

Periodista.-  No, sobre el problema de la disputa de las drogas.

Fidel Castro.- ¡Jamás! Una vez Noriega me habló de un oficial de la Guardia que se había dejado sobornar por la mafia; estaba sumamente irritado, y me explicó que había tornado medidas drásticas, que lo había separado del Cuerpo y que lo había puesto a disposición de los tribunales.
En lo que se refiere a Cuba, tengo la prueba de que Blandón ha calumniado a Noriega, pero miserablemente.
Ahora bien, ¿lo hizo queriendo engañar al Senado o hay gente en Estados Unidos que puso en boca de Blandón esas afirmaciones?

Periodista.-  ¿Quién en Estados Unidos?

Fidel Castro.-  ¿Quién será?  Alguien puede ser:  puede ser la CIA, puede ser el Departamento de Estado.  Me parece extraño, porque me parece que hay una conspiración en todo esto, y me parece que Blandón ha sido sobornado.  Hay quienes dicen que le dieron 800 000 dólares a Blandón, y quien le pagó a Blandón debe estar dándole instrucciones a Blandón.  Pero cometieron un error, un grave error, que fue inventar una mentira total en torno a las conversaciones conmigo, y yo tengo registradas históricamente, al pie de la letra, todas esas conversaciones.

Periodista.-  ¿Quién cree usted que le pagó a Blandón esos supuestos 800 000 dólares?

Fidel Castro.-  Bueno, he oído decir eso y no me extraña.  Roma paga a los traidores, y Estados Unidos paga a los traidores.  Se han dado distintos casos de traidores: cubanos, nicaragüenses, panameños, a los que se sabe que les han dado cientos de miles de dólares.  Y no tengo pruebas para decir quién le dio ese dinero; ahora, estoy convencido de que hay una conspiración, y estoy convencido de que hay mucha calumnia.
No puedo discutir otras cosas que haya dicho Blandón, pero aquellas que quiere imputarle a Noriega, en que ha inventado de pies a cabeza estas historias, bueno, yo tengo la prueba.

Periodista.-  Para resumir, señor Presidente.  ¿Su teoría es que alguien hizo que Blandón mintiera ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado para desacreditar al general Noriega?

Fidel Castro.-  Algunas de las cosas que dijo, tengo pruebas irrebatibles de que mintió.  Yo no puedo juzgar todas las cosas que dijo, pero varias de las que dijo son falsas.  La primera es esta.

Periodista.-  ¿Porque si él hubiera hablado con usted, eso estaría en los archivos suyos?

Fidel Castro.-  Cada palabra que se habló aquí, desde que vino la primera delegación, y en general en mis reuniones con las delegaciones yo llevo el récord taquigráfico.

Periodista.-  ¿Y si le habló por teléfono?

Fidel Castro.-  ¿Por teléfono?  Es un poco raro que un señor corno Blandón me llame a mí por teléfono, y que yo sea tan ingenuo como para ponerme a hablar por teléfono con Blandón.  Nunca acostumbro a eso, no acostumbro a eso.

Periodista.-  Hablemos de otras cosas que él dijo sobre usted.
Él dijo que el vicepresidente George Bush llamó a Noriega y le pidió que interviniera para que usted supiera que las tropas norteamericanas iban a invadir a Granada, que él le advirtió a usted eso y le pidió que no disparara contra las tropas norteamericanas, ¿Blandón contactó a la Inteligencia Cubana para avisarle a usted?

Fidel Castro.-  No.
Aquí hay documentos.  La invasión se produce al amanecer del día 25.  Nunca hubo ningún contacto de Noriega conmigo antes del día 25, ¡nunca!

Periodista.-  ¿Hubo contactos entre Blandón y la Inteligencia cubana?

Fidel Castro.-  No, el único documento que yo tengo es el siguiente.  Fue el 25 de octubre, un mensaje recibido (de nuestra embajada en Panamá) a las 20 horas y 10 minutos —esto es a las 8:00 de la noche—, y dice así:
“A las 19:00 horas capitán Del Cid llegó a la casa y me comunicó siguiente mensaje de Noriega para el Comandante en Jefe.  Textualmente dice:  ‘A través de nosotros las altas autoridades americanas están utilizando un canal de credibilidad y relación.  No quieren enfrentamiento con tropas cubanas y ofrecen salida a contingente cubano así como seguridad de todas las ¬pertenencias.’  Quince minutos más tarde hablé personalmente por teléfono con el general Noriega y me verificó información brindada por Del Cid, me dijo espera respuesta Comandante en Jefe.”  Este es un compañero nuestro, Arturo, de Panamá.

Periodista.-  O sea, ¿a usted se le advirtió entonces antes?

Fidel Castro.-  No, ya hacía como 12 horas que habían desembarcado en Granada, hacía 12 horas que se estaba combatiendo allí, y eso se recibe el día 25, a las 20:15.
Hay más mensajes.  Después está el del día 26 a las 5:15 de la mañana, 26 a las 5:50 de la mañana.  Son¬ distintos mensajes, en una gestión de paz que hizo Noriega para evitar un combate allí, y la última vez me llama por teléfono el 26; a las 8: 40 am Noriega conversa conmigo por teléfono, y ya se estaba combatiendo allí.
Yo tengo aquí la transcripción no de lo que me dijo Noriega, porque fue una conversación telefónica, salí ahí al teléfono, pero sí se grabó lo que yo le dije a él, lo que él me dijo a mí no; pero aquí está textualmente lo mío.  Esto no tiene nada que ver con aviso previo, el nombre de Bush no se mencionó ni una sola vez.

Periodista.-  Sin embargo, se habla de un alto funcionario norteamericano.

Fidel Castro.-  El mensaje que le entregan el día 25 por la noche, a las 19:00 horas:  “Capitán Del Cid llegó a la casa y me comunicó siguiente mensaje de Noriega para el Comandante en Jefe.”  Te lo repito, textualmente dice:
“A través de nosotros, las altas autoridades americanas están utilizando un canal de credibilidad y relación.”

Periodista.-  ¿Podría ser George Bush?

Fidel Castro.-  ¿Cómo voy a adivinar yo?  Puede ser el Pentágono, puede ser el Departamento de Estado.  No me consta, yo no oí mencionar el nombre de Bush.  Eso fue 12 horas después del desembarco, realmente 13 ó 14 horas después del desembarco, todavía la gente nuestra resistía.
Noriega trata de evitar un combate, dice:  “No quieren enfrentamiento con tropas...  y ofrecen salida a contingente cubano, así como seguridad de todas las pertenencias.”
Dice que 15 minutos más tarde él habla con Noriega y Noriega verifica la información.
Esto no tiene nada que ver con lo que ha inventado Blandón.  Blandón dice que antes de la invasión, Noriega llamó para trasmitir un mensaje de Bush, y eso es mentira total.  Noriega se comunica con la Embajada nuestra, 13 horas después del desembarco, cuando todavía se está combatiendo y está tratando de evitar más derramamiento de sangre. Eso no tiene nada que ver con una acción de advertencia.

Periodista.-  Blandón dijo que él le informó a la Inteligencia cubana en nombre del general Noriega, ¿no es concebible que usted haya recibido la información tarde?

Fidel Castro.-  No es Blandón, es el capitán, aquí lo dice, Del Cid, es el que habla con nuestro hombre.  Ahí está, este es el cable de aquella época, que llegó a las 20:10 y fue entregado a las 20:55 minutos.  Aquí no aparece el nombre de Blandón para nada y el que habla es el capitán Del Cid, no fue Blandón, y no hubo ningún aviso previo, sino hay una gestión, como lo entendí yo, que hace Noriega por evitar derramamiento de sangre. Fue una gestión positiva, fue una gestión constructiva, y todo esto se convierte ahora en un motivo de calumnia.

Periodista.-  Usted habla de que tiene pruebas irrefutables en sus transcripciones.  ¿Pudiera haber habido otras conversaciones que usted no tuviera transcriptas?

Fidel Castro.-  No es posible.  Yo creo que quien se lea las conversaciones puede apreciar qué tipo de conversaciones había con nosotros.
Ahora, la última vez que vinieron, que fue en enero de 1985, ellos entregan un videocasete —fíjese, todo lo contrario a lo que dice Blandón— de una operación que hicieron contra un laboratorio en la selva, un videocasete de toda la operación militar y los militares, porque no es uno, son ocho, nueve o diez personas, entregan un videocasete sobre la operación que hicieron contra el laboratorio de drogas.  Entregan un videocasete, incluso orgullosos, estaban orgullosos de la operación, como una proeza de los militares de cómo habían actuado.  Y explicaron cómo habían tenido las primeras dudas; contaban que unos pescadores habían observado un helicóptero que iba de un barco a la selva, y entonces tengo un videocasete de la operación.  Me lo entregaron, que son como ocho,  orgullosos de su operación, y yo lo que hice fue felicitarlos de lo que estaban haciendo, porque yo los veía orgullosos y me parecía muy positivo lo que estaban haciendo.  Esa es la verdad, y Blandón vino esa vez que se entregó el videocasete, que fue el 28 de enero del año 1985.
Así que lo que dice, es mentira, todo es mentira.  La Guardia Nacional es una institución que tiene un sentido de su honor, de su orgullo, ¿qué institución armada va a venir a hablar con ningún gobierno extranjero a decir que tiene un negocio de millones de pesos con una mafia?  Eso es absurdo, eso no tiene lógica, eso no le cabe en la cabeza a nadie.  Y quien conoce a la Guardia Nacional, cualquier ejército, sobre todo un ejército que tiene un sentido patriótico y un sentido nacionalista, cómo va a venir a hablarnos a nosotros de un negocio de millones con una mafia.  Eso no tiene pies ni cabeza.
La última delegación que vino aquí entregó un casete como una prueba, digamos, de su actitud frente a la mafia; orgullosos de su casete, como una operación militar, como una operación victoriosa.
Entonces es todo lo contrario de lo que este señor dice, que vienen a pedir consejo, que yo les digo, frente a un problema creado.

Periodista.-  ¿El video que usted tiene, tiene que ver con la operación de la ocupación de drogas en Panamá?

Fidel Castro.-  De la ocupación de un laboratorio.  Esa fue la última delegación que había venido aquí, la última vez, que vino Blandón, vinieron todos estos.  Una operación contra la droga en Panamá.

Periodista.- ¿Ese es el laboratorio al cual se refiere Blandón?

Fidel Castro.- Ese debe ser el laboratorio, es posible que sea ese, es el único que yo conozco.

Periodista.- ¿Y el grupo de drogas de Colombia lo recuperó?

Fidel Castro.-  Ellos no decían de quién era.  Ellos han descubierto un movimiento extraño en la selva, prepararon una operación militar con paracaidistas, con helicópteros y tomaron el laboratorio, que no había ni trabajado; parece que era un laboratorio nuevo, me explicaron.

Periodista.-  ¿Pero cómo el general Noriega le entregó ese laboratorio de nuevo a los dueños de la droga?

Fidel Castro.¬-  ¿Pero quién dice, de dónde sale eso?  Yo no he oído decir que le hayan entregado ningún laboratorio, todo lo que sé de eso fue el videocasete con una película de la operación militar que montaron, una operación bien hecha.  Estaban orgullosos de su operación militar.  Incluso, yo los felicito.

Periodista.¬-  O sea, ¿Blandón sí habló con usted sobre lo del laboratorio?

Fidel Castro.-  Fueron los militares.

Periodista.-  ¿Blandón estaba en la habitación?

Fidel Castro.-  Blandón estaba en el grupo de nueve. ¿Por qué no se habla con toda esta gente?

Periodista.¬-  ¿Y usted no dijo en esa reunión:  “Yo le aconsejo al general Noriega que devuelva el laboratorio”?

Fidel Castro.¬-  Pero cómo yo voy a decir si nadie me ha preguntado nada.  Ahí está esa reunión, los temas que hemos hablado, de temas que siempre hablamos, que fueron temas políticos; nunca se ha hablado de negocios, nunca se ha hablado de nada de eso.  Es que en esas conversaciones se puede apreciar el respeto que ellos tienen por mí, la ética con que hablábamos porque son cientos de páginas, son miles de páginas, y no hay una sola hoja donde se pueda ver un tipo de relación que se pueda referir a estas cosas, porque todo eso está presidido por una serie de normas, de éticas.
Las conversaciones fueron muy serias y las mías fueron muy libres.  Yo di opiniones de tipo político sobre todas las cosas, pero jamás se puede concebir que un ejército va a hablar con un presidente de otro país a explicarle que tiene un negocio con la mafia.  Eso no tiene pies ni cabeza, eso lo inventó Blandón completo, eso es una mentira, esa es una calumnia contra Noriega.

Periodista.¬-  Para resumir y garantizar que estoy entendiendo toda la información.  ¿En estas transcripciones se dice que Blandón habló con usted sobre la ocupación de un laboratorio de producción de cocaína en Panamá, pero que usted no medió en esa disputa ni ofreció ningún asesoramiento?

Fidel Castro.¬-  Ellos en esa reunión, en la última, que fue el 28 de enero, con nueve panameños, la mayor parte oficiales de la Guardia Nacional, gente joven, gente seria, esa gente entregaron el casete como un mérito, como un gran mérito de la Guardia; entregaron el casete orgullosos de lo que habían hecho.  Ahí no se habló de nada más, sino que la Guardia Nacional había hecho una importante acción contra la droga.
Me imagino que ese casete esté en muchos lugares, yo me imagino que ellos se lo han mandado a Estados Unidos y a otros lugares, y a nosotros como amigos nos mandaron ese casete como una actitud honorable que tenía la Guardia Nacional.  No hay que olvidarse de que nosotros somos revolucionarios y de que nosotros tenemos una ética.  Eso se refleja en todas las conversaciones, en el tipo de conversación, de relación, de respeto que hay con nosotros, ¿comprende?  Así que todo eso lo ha inventado de pies a cabeza Blandón.  Tengo de testigo a esta gente, todos estos fueron los que estaban con nosotros.

Periodista.-  ¿Pero tiene usted pruebas de que quizás no hubiera habido otras conversaciones que no estén inclui¬das en esas transcripciones?

Fidel Castro.-  ¿Pero cómo es posible?  Que lo pruebe él, que ha conversado conmigo, no yo.  Si yo nunca tuve ese tipo de relación con Blandón, nunca ha venido un solo hombre, nunca vino...

Periodista.-  Porque toda conversación que usted tu¬viera debería estar recogida.

Fidel Castro.-  Es que es absurdo que yo pueda tener un tipo de conversación como esa.  Es absurdo, es ridículo totalmente, es indigno de tomarse en serio.Ahora, nunca —y eso lo pueden decir los panameños—, nunca vino un tipo; siempre, desde el principio, vinieron tres, o cuatro, o cinco.  Y la vez que menos vinieron, vinieron dos, que fue en 1982, el 5 de febrero, Blandón y Camargo.

Periodista.-  Para resumir...

Fidel Castro.-  Bueno, yo creo que basta ya.  Te he dado los datos suficientes.  Tú no eres ni fiscal ni juez.

Periodista.-  No, pero quiero estar clara.
Usted dice que Blandón mintió cuando dijo que usted medió en la disputa; usted dice que mintió en cuanto a ad¬vertirle a usted, de antemano, sobre la invasión de Granada.

Fidel Castro.-  ¡Falso totalmente!
No tengo pruebas de eso, lo único que tengo son los documentos del único cable que recibió el país ese día.

Periodista.-  Blandón también declara que usted me¬ dio en esa disputa, que usted quería defender a Noriega porque usted necesitaba a Panamá como conducto para burlar el bloqueo norteamericano.

Fidel Castro-  Esa es la mentira más grande que ha dicho y más completa, y es de la que yo tengo prue¬bas.  Y las pruebas que tengo, en manos de gente in¬teligente, de gente experta, analiza esto, se da cuenta de que es mentira totalmente eso, que es la mentira más grande que ha dicho.
Ahora, a nosotros sí nos ha preocupado Panamá por razones políticas.  Simpatizamos con Torrijos, con el movimiento torrijista, con la Guardia Nacional, por su lucha nacional, por su lucha patriótica, por su esfuerzo para recuperar la soberanía.  Y siempre nos ha preocupado Panamá por eso, no por el hecho de que noso¬tros tengamos empresas. Nosotros tenemos empresas en muchos lugares, y entonces jamás Noriega ha colaborado con nosotros en traer una tecnología; el secreto de traer una tecnología americana...

Periodista.-  ¿Noriega ha cooperado con usted en ex¬portar camarones o tabaco de Cuba a Estados Unidos?


Fidel Castro.-  Nunca, que yo sepa.  Que yo sepa, nunca Noriega ha prestado ese tipo de colaboración, ni hace falta.  Porque nosotros nos consideramos con el de¬recho de luchar contra el bloqueo; nos parece moral, nos parece legítimo luchar contra el bloqueo.  Y todo lo que podamos hacer por burlar el bloqueo lo haremos.  Es nues¬tro derecho burlar el bloqueo, si necesitamos un medica¬mento, si necesitamos un equipo médico, si necesitamos un equipo tecnológico, porque consideramos que el bloqueo es inmoral y es injusto.  Y nosotros tratamos y tratare¬mos siempre de burlar el bloqueo por todos los medios.  Porque no niego que nosotros, cuando podemos, burlamos el bloqueo; pero lo que niego es que Noriega alguna vez haya colaborado en eso.  ¡Es una mentira y es una calumnia!  Eso es lo que digo.

Periodista.-  ¿Quién coopera con ustedes en burlar el bloqueo comercial norteamericano?

Fidel Castro.-  Bueno, ¿qué quieren ustedes que yo les diga? ¿Quiénes cooperan con nosotros?  ¿Usted quie¬re que yo coopere con el Departamento de Estado, con el Departamento de Comercio, la CIA y el Gobierno de Esta¬dos Unidos?  ¡No estoy dispuesto a cooperar con el Gobierno de Estados Unidos!  ¡No le voy a decir quiénes cooperan en eso, pero le digo que Noriega jamás ha coope¬rado en eso!  Esa es la verdad, por eso digo que hay una conspiración tenebrosa, sucia.  Porque, ¿quién va a sa¬ber mejor que nosotros de todo eso?
Han acusado a Noriega de doble agente, han acusado a Noriega de que burla el bloqueo, han acusado a Noriega de que avisó a Cuba antes de la invasión de Granada, lo han acusado de espía, lo han acusado de narcotraficante, lo han acusado de pedirme consejos a mi para devolver un dinero.  Todo eso es mentira, todo eso es calumnia.  ¡To¬do eso es mentira!

Periodista.-  Si el senador Kerry y otros senadores de Estados Unidos vinieran aquí, ¿usted les abriría todas sus transcripciones, todas sus evidencias a ellos?

Fidel Castro.¬-  Yo les doy acceso a mis archivos sobre este tema.

Periodista.-  ¿Absolutamente todo lo que tenga que ver con este tema?

Fidel Castro.-  Estoy dispuesto.  Entonces, que vengan, que vengan.  No voy a sacar estas pruebas y estos materiales, no voy a poner mis archivos al servicio de Estados Unidos; les doy acceso a los archivos sobre este tema para que vean, para que lean, con buenos traductores para que les traduzcan todo.

Periodista.-  ¿Estaría usted dispuesto a ir a Estados Unidos y declarar ante el Comité de Relaciones Exteriores?

Fidel Castro.-  Con el Comité de Relaciones Exterio¬res, habría que pensarlo.  No sé si vale la pena, pero no tengo temor alguno.  Si me dejan ir con una compañía, yo voy; porque no confío nada en la policía; con mi propia seguridad yo voy, nada más.  Y si puedo ir; no debo decir la última palabra sobre esto, porque de todo esto tengo que pedirles opinión a los compañeros, a la Dirección del Partido.  Pero yo no le tengo temor a nada de esto; yo me puedo enfrentar al Congreso ese completo.

Periodista.-  ¿Estaría dispuesto a ir y testificar si puede llevar a la Seguridad cubana?

Fidel Castro.-  Yo no tengo por qué rendirle esos honores al Gobierno de Estados Unidos, ¡yo no tengo por qué rendirle esos honores!  Pero temor ninguno tengo, por mi parte.  A mí me gustan esas cosas, me gustan esas ba¬tallas; pero no quiero dar una respuesta de si voy o si no voy; y si voy, voy con mi escolta, debidamente armada y equipada.

Periodista.-  Pero si ellos dicen que usted pudiera ir con una escolta bien armada, bien equipada, ¿traería usted la información para probar al mundo que Blandón miente?

Fidel Castro.-  Para esa cosa no, yo iría a discutir muchas otras cosas.  Si están dispuestos a que discuta otros problemas, el bloqueo y la Base de Guantánamo y otros temas, yo estoy dispuesto a ir; pero no me digan que voy a tomar un avión hasta allí para discutir las cosas de Blandón.  En ese caso, es mejor que los Senadores, ya que viajan tanto, se tomen la molestia de venir aquí.  Es bastante lo que hago.
Si quieren discutir otros muchos temas, yo discuto tres días con el Congreso de Estados Unidos.  Que se preparen, y discutimos de todos los temas durante tres días.  Ahora, para esta cosa sola no sería lógico, no sería justo pedir que yo fuera allí.  Para discutir muchas cosas, y entre ellas esta, yo iría.  Ahora, para esto, que se tomen la molestia, viajen un fin de semana a La Habana, y conversen con Castro sobre todos estos temas, que Castro tiene buenas pruebas.
Y si viene gente que tiene cerebro, psicología, y analiza el tipo de relaciones...  Porque en esos materiales se puede ver el tipo de relaciones que existen, y el tipo de relaciones que existen es claro.  Porque tú puedes tener una relación conmigo de amistad, y quien escuche veinte conversaciones entre tú y yo, no puede sacar la conclusión de que yo estoy hablándote de temas de amor, de tu intimidad familiar, o cosas de esas.  Cualquiera que escuche veinte conversaciones entre tú y yo sabe qué tipo de conversaciones puede haber entre tú y yo, y qué tipo de conversaciones no puede haber entre tú y yo.

Periodista.¬-  Para resumir, usted estaría dispuesto a permitir que los senadores norteamericanos miren todas sus pruebas, pero usted no está dispuesto a ir allá con su evidencia.

Fidel Castro.-  Yo estoy dispuesto, para discutir otras muchas cosas.  Si me ponen un programa de cosas a discutir, yo estoy tres días discutiendo con el Senado de Estados Unidos, y tengo muchos argumentos para discutir con el Senado de Estados Unidos.  Pero no me digan que haga un viaje para esto nada más.  Esto es “matar tomeguines a cañonazos”, no tiene sentido.

Periodista.-  Usted se refirió al tráfico de drogas con respecto a Noriega.  ¿Hay algún tráfico de drogas en Cuba?

Fidel Castro.-  Mire, le voy a decir una cosa:  Cuba es el país más limpio de drogas que hay en el mundo, ¡en el mundo!  Manden sociólogos e investigadores aquí para ver si en Cuba hay drogas, y si nosotros tenemos el problema de las drogas.  Este es el país más limpio de drogas de todo el mundo; no hay un país más sano en ese terreno que nuestro país, primero.  Segundo, no hay un país que haya combatido más sistemáticamente las drogas que Cuba.  No lo hay.
Voy a decir algo más:   si todos los países de América Latina fueran corno Cuba, la única droga que se consumiría en Estados Unidos sería la droga que se produce en Estados Unidos.  Porque en Estados Unidos hay 250 000 productores de marihuana para comercializar, y dos millones que la producen para su consumo.  Estados Unidos es el principal productor de marihuana del mundo; la producción de marihuana en Estados Unidos, al precio de mercado, es de 26 000 millones de dólares.

Periodista.-  Apartándonos de Estados Unidos, ¿el grupo colombiano jamás ha traficado con drogas a través de Cuba hacia Estados Unidos?

Fidel Castro.-  Jamás.  ¡Jamás!  Nosotros somos el país que sistemáticamente más ha perseguido la droga en este hemisferio.  Y le puedo asegurar categóricamente que Estados Unidos no gana ni puede ganar la batalla contra la droga, porque realmente ningún país latinoamericano está en condiciones de ganar la batalla contra la droga.  El único país que ha ganado hace 29 años la batalla contra la droga es Cuba.  El país más sano del mundo en materia de drogas.  Eso es lo que puedo decir.
Ahora, sobre nuestras actividades, incluso hay folletos aquí.  Mire, aquí nosotros tenemos datos.  Desde el año 1970 hasta 1988:  “Narcotraficantes capturados, con sanciones elevadas, 375.  De ellos, norteamericanos, 108; de otras nacionalidades, 267.  Embarcaciones capturadas, 61.  Aerona¬ves capturadas, 25.  Marihuana confiscada e incinerada, 359 366 libras.  Cocaína ocupada, 2 619 libras.”
Realmente por aquí no pasa cocaína, más bien nosotros estamos en el tránsito de la marihuana, que viene de Jamaica y viene del Caribe y viene de muchos lugares, y los barcos a veces entran en aguas territoriales y los capturamos.  En mi opinión, el tráfico de cocaína se hace por vía más segura y en gran escala, por líneas comerciales normales.  Pero realmente no es por Cuba por donde trafican, por donde cruzan con cocaína.  Ellos tienen vías más seguras, líneas comerciales incluso más seguras.

Periodista.¬-  O sea, los que dicen que Fidel Castro tuvo relación con el cartel de drogas en Colombia, están absolutamente equivocados.

Fidel Castro.¬-  Si hubiéramos tenido relaciones con la mafia esa, habríamos resuelto los problemas de la deuda externa.
Y no lo hemos hecho porque tengamos obligación alguna con Estados Unidos.  Nosotros no tenemos obligación alguna con Estados Unidos.  Estados Unidos es el mercado de la droga, Estados Unidos tiene mucha responsabilidad en la droga.  Nosotros lo hemos hecho por principio, por ética, por respeto a nuestras leyes.  Cuanta gente ha caído aquí con drogas ha sido capturada, sancionada severamente, y aquí tenemos los datos, todos los datos.

Periodista.-  Pero en respuesta a mi pregunta:  ¿no hay relación entre...?

Fidel Castro.-  Mire:  yo creo que sería rebajarme realmente responder esa pregunta.  Es una calumnia miserable, completa.  No tengo ni siquiera que rebajarme a desmentir eso.  Y digo algo más: no me importa.
Yo creo que nuestra dignidad incluso nos impide rebajarnos a desmentir tales tipos de cosas.  Nuestra historia, nuestra vida, nuestra consagración a la Revolución, nos lo impide.  Y no es un problema moral:  son nuestros principios, no una obligación con Estados Unidos.  Porque nosotros no tenemos obligación de cooperar con un país que nos bloquea y con un país que nos agrede.  No tenemos ninguna obligación moral con ese país.  Lo hacemos por nuestros principios, exclusivamente.

Periodista.-  Usted dijo algo interesante sobre querer ir a Estados Unidos a hablar sobre la acusación de Blandón, pero también discutir otros...

Fidel Castro.-  Yo discuto todos los temas, pero el último tema lo de Blandón.  La base de Guantánamo, el bloqueo, la política egoísta de Estados Unidos con el Tercer Mundo, el intercambio desigual.  Yo puedo hablar todo lo que quieran los senadores, todo lo que quieran.  Me ponen lo de Blandón en último término, y lo incluimos también.

Periodista.-  ¿Ese es un cambio en la forma que usted ve a Estados Unidos?

Fidel Castro. -  Nunca me han invitado a Estados Unidos.  Nunca me han invitado a discutir.  Se dedican a hacer declaraciones de todas clases, pero nunca han hablado de conversar.  Yo quisiera ver si ellos resisten una discusión conmigo; yo me atrevo a discutir con el Senado completo muchos temas de interés que valgan la pena.  Si les interesa, puedo considerarlo y consultar.

Periodista.-  Entonces usted solo está esperando una invitación.

Fidel Castro.-  No, yo no he estado esperando nada.  Yo estoy respondiendo a una pregunta.  No me estoy autoinvitando ni me estoy proponiendo.  Estoy respondiendo a tu pregunta.

Periodista.-  ¿Cree usted que Estados Unidos tuvo razón en acusar al General Noriega?

Fidel Castro.-  Creo que no.  Porque Estados Unidos no está persiguiendo otra cosa que un propósito político.  Porque realmente Estados Unidos ha tenido excelentes relaciones con Noriega.  El Pentágono, la CIA, el Departa¬mento de Estado, todo el mundo, han tenido excelentes relaciones, mejores relaciones que nosotros con Noriega.  Entonces, ¿por qué surge ahora toda esta campaña?  Porque quieren liquidar los Tratados Carter-Torrijos, porque quieren quedarse con el Canal, porque quieren separar a la Guardia Nacional del rol político que juega en Panamá.

Periodista.-  Usted no cree que esto tenga nada que ver con drogas, sino que todo está motivado políticamente.

Fidel Castro.¬-  Bueno, yo digo que las motivaciones de Estados Unidos no son la lucha contra las drogas, son políticas; quieren liquidar el proceso torrijista, quieren apartar la Guardia Nacional de un rol político en el país, porque la Guardia Nacional tiene un papel patriótico y nacionalista en ese país.  Lo que quieren es eso.  Lo de la droga es un pretexto para todo esto, una gran campaña para liquidar a la Guardia Nacional, no a Noriega.  Lo que quieren realmente es apartar la Guardia Nacional de la política, porque la Guardia Nacional tiene el mérito, bajo la dirección de Torrijos, de haber llevado al país hacia una negociación con Estados Unidos.

Periodista.-  ¿Por qué usted apoya ahora tanto a Noriega?

Fidel Castro.-  Sencillamente no estoy apoyando a Noriega, estoy apoyando al movimiento torrijista, estoy apoyando el Tratado Torrijos-Carter, estoy apoyando la soberanía y la independencia de Panamá.  No es la persona de Noriega lo que importa, sino lo que importa es la independencia, la soberanía, los derechos de Panamá sobre el Canal, el movimiento torrijista, que a nuestro juicio es un movimiento progresista, patriótico, naciona¬lista.  No es un movimiento socialista ni es un movimiento comunista, pero es un movimiento patriótico y nacionalista.  Eso es lo que nosotros apoyamos, independientemente de la persona de Noriega.
Yo lo que veo es que están utilizando toda esta campaña contra Noriega para liquidar las otras cosas, no a Noriega.  No es a Noriega.  Y entonces todas estas denuncias ahora no son más que una campaña organizada.
Yo me acuerdo cuando se organizó la primera —esta no es la primera—:  estaba Poindexter todavía en su cargo, y organizaron la campaña contra Noriega porque se opuso a los planes contra Nicaragua. Esa es la realidad.  Yo lo recuerdo porque conocí, tuve noticias confidenciales, muy creíbles, absolutamente verídicas, del plan que organizó Poindexter para liquidar a Noriega por los problemas de Centroamérica.

Periodista.-  ¿Asesinarlo?

Fidel Castro.-  No, yo no pienso que asesinarlo, sino una campaña de descrédito para derrocarlo.
Yo no estoy defendiendo a Noriega:  estoy defendiendo la soberanía y la independencia de Panamá, el proceso político torrijista y los derechos de Panamá al Canal.

Periodista.-  Cuando usted dice que tiene información de que Poindexter quería eliminar a Noriega...

Fidel Castro.-  Estoy hablando de eliminarlo política¬mente, sacarlo a él y a la Guardia.  En eso tiene razón Noriega cuando dice que la causa del conflicto es que se negó a obedecer las órdenes de Poindexter.  Y lo creo, porque nosotros recibimos información en aquel tiempo, absolutamente verídica, de los planes de esta campaña contra Noriega. Tomaron a Noriega de instrumento para eso.  Fue la primera ola de denuncias, cuando lo acusaron de que era agente doble de Cuba, le hicieron una serie de acusaciones.  Ahora estas acusaciones se repiten con mucha más fuerza.

Periodista.-  ¿Cree usted que debe irse Noriega?

Fidel Castro.-  ¿Por qué?  ¿Para complacer a los enemigos de la soberanía de Panamá?  ¿Para qué?  Él debe hacer lo que él considere conveniente hacer.  En definitiva lo que importa no es una personalidad, lo que importa no es un hombre; lo que importa es una causa, lo que importa son los derechos de un país.
El problema no es que quieran liquidar a Noriega, ellos quieren apartar la Guardia Nacional del proceso político en Panamá, porque la Guardia Nacional es la garantía de la soberanía y de la independencia del país, es la garantía del Canal.

Periodista.-  ¿Cuál es su opinión del General Noriega?  ¿Cree usted que es un hombre honorable?

Fidel Castro.-  Yo creo que al menos es un hombre valiente, porque se ha enfrentado a la más terrible campaña contra su persona.  Admiro la firmeza con que se ha mantenido allí, y sé que es un hombre que siente con espíritu nacionalista, con espíritu patriótico, y que fue seguidor del movimiento torrijista.  Es lo que digo sobre Noriega.

Periodista.-  ¿Usted no cree que sea un doble agente?

Fidel Castro.-  Para ser doble agente tendría que ser agente nuestro, y nuestro no lo es.  Luego, no puede ser un doble agente, porque nuestro no lo es.  Si alguna vez trabajó con Estados Unidos, no puedo asegurarlo ni puedo negarlo.  Pero digo que es mentira que haya sido un doble agente, porque agente nuestro no fue nunca.

Periodista.-  Pero cuando se oye alegar que pudo haber sido doble agente, ¿lo preocupa a usted, lo hace a usted pensar que quizás haya estado diciendo a Estados Unidos cosas. . . ?

Fidel Castro.-  Bueno, ya la otra vez cuando hicieron esta imputación, yo hablé y dije:  esto es mentira, esto es una calumnia.  No creí que debía quedarme callado.  Ahora también yo pensé que no debía quedarme callado frente a estas afirmaciones.  No porque traten de imputarnos a nosotros.  ¡Me importa un bledo!  Desde hace 30 años se han dicho muchas calumnias contra Cuba y contra la Revolución.  Eso no me importa.  Pero a mí me parecía que no se podía quedar cruzado de brazos, cuando yo tengo información y pruebas que demuestran que lo que está diciendo Blandón allí es mentira.  Así que yo la otra vez también declaré que era mentira que Noriega fuera un doble agente.  Hice una declaración y se publicó internacionalmente, en Panamá.  Y siempre que vea una calumnia, una mentira —de la cual conozco que es mentira—, una conspiración no contra Noriega sino contra el pueblo de Panamá, contra los derechos de Panamá al Canal, contra la soberanía y la independencia de Panamá, siempre hablaré y siempre lo defenderé; porque, en definitiva, lo que me interesa es la causa del pueblo panameño.  No nos interesan personalidades ni individuos; nos interesan las instituciones.  La Guardia Nacional nos interesa, porgue es una institución que, bajo la dirección de Torrijos, adoptó una posición patriótica y nacionalista.  Y la defenderé.  Defiendo a las instituciones, no defiendo a las personas.  

Periodista.-  Pasemos ahora a otro tema.  Quiero hablarle sobre América Central.  ¿Apoya usted el plan de paz de Arias?

Fidel Castro.-  Nosotros apoyamos el plan de paz y la idea de una solución política desde antes del plan de Arias, porque antes del plan de Arias está el plan de Cantadora.  Los países de Contadora trabajaron muy duro; los países, de Contadora empezaron cuatro, después cuatro más, cuando estaban Perú, Uruguay, Brasil y Argentina buscando una solución política.  Nosotros hemos apoyado siempre esa solución política.  Entonces, el plan de Arias marcha en esa dirección, y en ese sentido nos parece correcto su trabajo y nosotros apoyamos ese plan.  

Periodista.-  ¿Cree usted que funcionará el plan de paz de Arias?

Fidel Castro.-  Bueno, el plan de Arias ha jugado un papel ya, puesto que ha dado lugar a pasos importantes de conversaciones, de negociaciones, y ha tenido su influencia en el desarrollo de los acontecimientos.  

Periodista.-  ¿Cuál ha sido la influencia más importante que ha tenido?

Fidel Castro.-  Puso a conversar a los gobiernos centroamericanos, y creo que despertó el sentido de la independencia de los gobiernos centroamericanos en mayor grado o en menor grado; en un grado alto en Guatemala.  Creo que el gobierno de Guatemala ha tenido una actitud independiente.  Y también en un grado alto la actitud de Costa Pica, porque Costa Rica, hasta el gobierno de Arias, había colaborado con la contrarrevolución, y en la frontera de Nicaragua y Costa Rica se movían las bandas contrarrevolucionarias, y la CIA suministraba y ayudó a las bandas desde Costa Rica.  Arias tuvo una actitud más digna, una actitud independiente, comprendió los intereses de Centroamérica y cambió la política que seguían los gobiernos anteriores.  Entonces, se reunieron tres gobiernos con una política constructiva:  Costa Rica, Guatemala y Nicaragua.  En cierta forma Salvador, puesto que tiene una revolución dentro, un fuerte movimiento revolucionario dentro del país, estaba interesado también en ver qué ventajas particulares sacaba.  El gobierno de Honduras, muy sometido al gobierno de Estados Unidos y muy interesado en el dinero que recibe por su papel de base contrarrevolucionaria, fue el que más tibiamente apoyó este plan.  
De modo que, en este sentido, la iniciativa de Arias jugó un importante papel.  Creo que el jurado del Premio Nobel comprendió la importancia de esa tarea y quiso apoyar ese movimiento otorgándole a Arias el Premio Nobel de la Paz; aunque la paz no se alcanzara, el esfuerzo ha sido positivo.  Creo que el país que ha hecho una contribución más grande a este esfuerzo de paz, el que ha hecho los mayores esfuerzos, es Nicaragua.  De eso soy testigo.  

Periodista.-  ¿Por qué?

Fidel Castro.-  Porque es el país agredido, es víctima de una guerra sucia que ha costado decenas de miles de vidas, tanto como si una guerra sucia le hubiera costado a Estados Unidos tres millones de vidas.  Cincuenta mil nicaragüenses equivalen a tres millones de norteamericanos, de acuerdo con la población de cada país.  Imagínese que alguien le hubiera hecho una guerra sucia a Estados Unidos que le hubiera costado tres millones de vidas, o que le hubiera costado cientos de miles de millones de destrucción que es lo que ha costado esa guerra sucia a Nicaragua.  Está envuelta en esa guerra, está siendo agredida; es una especie de Girón sostenido, que ha costado muchas vidas y mucho sacrificio.  Y, sin embargo, Nicaragua hizo concesiones en medio de esa situación de guerra, permitió que se abrieran periódicos que están al servicio de la contrarrevolución y al servicio de los intereses de Estados Unidos, que defienden la causa que está contra los intereses de la nación.  Hizo concesiones de todas clases para expresar su buena fe y su buena voluntad.  

Periodista.-  Dos cosas.  ¿Usted equipara la guerra de Nicaragua con Bahía de Cochinos?

Fidel Castro.-  Es peor la guerra sucia, mucho peor.

Periodista.-  ¿Pero es similar?

Fidel Castro.-  Desde el punto de vista político tiene el mismo objetivo.  Aquí también hubo guerra sucia, pero nosotros somos una isla, no tenemos frontera por el norte ni por el sur, las armas tenían que llegar por mar o por aire.  Y nosotros rápidamente movilizamos a todo el pueblo y lo armamos, en las montañas, en el llano, en todas partes.  Pero a pesar de eso tuvimos que luchar cinco años para liquidar las bandas contrarrevolucionarias.  No es fácil.  Basta con que encuentren el apoyo de una minoría de la población para que se puedan sostener indefinidamente, sobre todo cuando los apoya Estados Unidos, y cuando ellos creen que más tarde o más temprano se va a producir una intervención o una invasión de Estados Unidos.  Pero a nosotros nos costó cinco años de lucha.  No fue solo Girón.  Nosotros tuvimos Girón y tuvimos la guerra sucia:  sabotajes, bandas armadas en todas las provincias del país.  En ese sentido son similares.  Pero Nicaragua es un país más pequeño en población, más territorio, más montañas, fronteras en el norte, fronteras en el sur; es más difícil de defender ese territorio que defender la isla de Cuba.  

Periodista.-  Usted menciona una prensa de oposición en Nicaragua, que permitieron eso.  

Fidel Castro.-  Una prensa contrarrevolucionaria al servicio de la política de Estados Unidos.  

Periodista.-  Eso es algo que no existe aquí.  ¿Cree usted que fue un error?

Fidel Castro.-  No existe ni existirá.  Le advierto que no existe ni existirá.  Eso que ni lo sueñe nadie.  Aquí desapareció la propiedad privada sobre los medios de difusión.  Los medios de difusión los tiene el pueblo, los tiene el Partido, la juventud tiene el suyo, los trabajadores tienen su periódico, los campesinos tienen el suyo, las mujeres.

Periodista.-  ¿No habrá prensa de oposición aquí?

Fidel Castro.-  Aquí no habrá esa llamada prensa de oposición.  Una prensa al servicio de los intereses de los enemigos de Cuba, de los enemigos de la Revolución, una prensa al servicio de la política de Estados Unidos, no hay ni habrá aquí jamás.  Debo decírselo con toda franqueza.  

Periodista.-  Volveré a ese tema.  ¿Cree usted que fue un error de Daniel Ortega permitir que saliera La Prensa?

Fidel Castro.-  No, no creo que es un mistake, como dice usted, no creo que es un error.  Yo pienso que la situa¬ción de Nicaragua es diferente.

Periodista.-  Usted no lo hubiera hecho.  

Fidel Castro.-  No sé.  No debo emitir un juicio sobre eso.  Nunca lo hemos hecho, es lo que puedo decir.  Ahora, en las condiciones de Nicaragua, dentro de todo este movimiento latinoamericano, de este esfuerzo de América Latina por resolver un problema latinoamericano, dentro de todo este esfuerzo de paz, yo creo que aunque implique un sacrificio grande, no puedo criticar lo que hicieron los nicaragüenses.  Es más, después de la reunión de Esquipulas I, Daniel visitó nuestro país, explicó las discusiones, los acuerdos, la política, y nosotros lo apoyamos.  Nosotros por principio, apoyamos lo que hagan los nicaragüenses, lo que hagan los sandinistas.  Si quieren abrir un periódico, los apoyamos; y si quieren abrir diez, los apoyamos.  Lo que hagan ellos.  Si quieren hacer unas elecciones de tipo occidental igual que la de Estados Unidos, los apoyamos.  Lo que los sandinistas hagan, nosotros lo apoyamos.  

Periodista.-  Independientemente de lo que hagan.  

Fidel Castro.-  Sí.  Creo que ese es el deber del amigo y es el deber del hermano.  Admiramos lo que han hecho.  Han demostrado valentía y dentro de una concepción de economía mixta y de pluripartidismo, que fueron las banderas de la Revolución sandinista, concibo perfectamente a los partidos estos llamados de oposición, que son partidos que están contra la Revolución, y la prensa esta contrarrevolucio¬naria pagada por Estados Unidos    porque el papel y el dinero de La prensa lo paga Estados Unidos.  Entonces, es posible, cabe.  Pero nosotros no tenemos ni vamos a tener economía mixta, y no tenemos ni vamos a tener pluripartidismo.  Nosotros tenemos un pueblo muy unido.  Igual que hizo Martí en su guerra de independencia, que organizó el Partido de la revolución, de todos los revolucionarios, nosotros tenemos el Partido de todos los revolucionarios, y no pensamos, lo digo categóricamente en ningún tipo de pluripartidismo, ni pensamos en ningún tipo de economía mixta en el futuro de nuestro país.  Nuestra Revolución profundizó mucho más que la nicaragüense, y llegó a un punto que no tiene marcha atrás, es irreversible, y estamos totalmente satisfechos con lo que hacemos.  

Periodista.-  Volvamos un momentico a Nicaragua.  
¿Cómo describiría usted sus relaciones con Daniel Ortega?

Fidel Castro -  Son relaciones muy amistosas.  No solo con Daniel, porque ustedes tienden a personificar los procesos políticos.  Dicen la Cuba de Castro, la Nicaragua de Daniel Ortega.  Ni Cuba es de Castro, ni Nicaragua es de Daniel, pero los norteamericanos tienen la tendencia a identificar los procesos con un individuo.  Yo tengo relaciones excelentes con Daniel, tengo muy buen concepto de él; es un compañero inteligente.  Tengo excelentes relaciones con toda la dirección, y tengo en general excelentes relaciones con todos los revolucionarios nicaragüenses, de amigo y de hermano.  

Periodista.-  Mucha gente dice que él es un protegido suyo.  

Fidel Castro.-  Yo creo que no hay ninguna revolución protegida de otra, porque uno de los sentimientos más fuertes en cualquier país, grande o pequeño —pero en los pequeños más que en los grandes—, es el sentido de la independencia, de la dignidad nacional.  Es muy fuerte en ellos, en nosotros, en todos nuestros países.  Y nuestras excelentes relaciones con los revolucionarios en todo el mundo, y con los países progresistas, es que nunca hemos tratado a esos países con hegemonismo, nunca los hemos tratado como dependientes de nosotros; siempre hemos respetado sus criterios.  Le voy a decir el secreto de nuestras relaciones con los revolucionarios a lo largo de todos los años de la Revolución:  el respeto a las ideas, los criterios, los puntos de vista y la indepen¬dencia de cada organización revolucionaria.  Ese es el secreto de nuestras excelentes relaciones.  

Periodista.-  Hay quienes dicen que usted aconseja a Daniel y que una parte de los consejos que usted le da es que trate con Estados Unidos moderadamente.  

Fidel Castro.-  No sé de dónde salió eso.  Yo le puedo decir lo siguiente.  Mire, como una práctica que yo sigo, nunca le doy ningún consejo a nadie, excepto que alguien me pida; ni siquiera les doy opiniones de lo que están haciendo, excepto que me pidan opiniones.  

Periodista.-  ¿Y se las ha pedido?

Fidel Castro.-  En ocasiones.  Muchas veces entre los revolucionarios nos pedimos opiniones.  Muchos revoluciona¬rios por años, por experiencia, nos pueden pedir opiniones.  Panameños nos han pedido opiniones sobre los problemas polí¬ticos, nicaragüenses nos han pedido opinión.  Opinión, no consejo.  

Periodista.-  ¿Daniel Ortega le ha pedido a usted su opinión sobre cómo debe tratar con Estados Unidos?

Fidel Castro.-  No, no recuerdo.  Y las relaciones son ya de muchos años; desde que ellos estaban luchando en las montañas, desde mucho antes del triunfo, eran relaciones muy estrechas.  Pero sería erróneo que yo le fuera a decir que no cometiera los errores..., porque nosotros no hemos cometido ningún error en nuestras relaciones con Estados Unidos.  Yo no creo que nosotros hayamos cometido ningún error, ni estoy arrepentido absolutamente de nada en lo que se refiere a nuestras relaciones con Estados Unidos.  Creo que difícilmente puedo ir allá a decirle a Ortega que no haga lo que hicimos nosotros, porque lo que hicimos nosotros era lo necesario para que la Revolución Cubana sobreviviera.  Sin lo que hicimos, no habría podido sobrevivir la Revolución frente a un país tan poderoso como Estados Unidos.  Si no es por la firmeza de la Revolución, la decisión de luchar por nuestro país, de seguir adelante, nuestra Revolución no habría sobrevivido.  

Periodista.-  ¿Usted nunca piensa, en los casi 30 años que lleva en el poder, que haya cometido algún error con respecto a Estados Unidos?

Fidel Castro.-  Errores estratégicos, no.  Detalles tácticos, es cierto.  Yo puedo decir que si nosotros hu¬biéramos tenido al principio de la Revolución la madurez que tenemos ahora, quizás hubiéramos manejado con un poqui¬to más de sangre fría, un poquito más de sabiduría las relaciones con Estados Unidos; es decir, más experiencia, lógicamente, nos habría ayudado.  Pero nosotros no teníamos experiencia; y si nosotros no teníamos, menos tenía Estados Unidos, porque Estados Unidos no estaba preparado para resig¬narse a la idea de un país independiente en América Latina, de un país revolucionario en América Latina, de un país so¬cialista en América Latina; no estaba mentalmente preparado pa¬ra eso, tenía mucho menor experiencia.  Si aquí ha habido errores, Estados Unidos ha cometido muchos más errores que nosotros.  
Yo sí creo que si volviéramos ahora a empezar la Revo¬lución, en las cosas básicas haríamos lo mismo; quizás un poco más de diplomacia, un poco más de serenidad; hubiéramos tratado a un país tan inexperto con un poquito más de expe¬riencia, un poquito más de sabiduría, ¿comprende?  Hoy Es¬tados Unidos tiene más experiencia también; en aquella épo¬ca no quería saber nada de China, China era el peligro rojo, el peligro amarillo, el peligro de todos los colores, y ni hablaban con China, en los años 1959, 1960; la URSS era el imperio del mal y no sé cuántas cosas.  Hoy las relaciones de Estados Unidos con China son excelentes, las relaciones con la URSS son excelentes, y nos va quedando a nosotros el honor de ser uno de los pocos adversarios que quedan de Estados Unidos.  Estados Unidos nos honra al convertirnos...

Periodista.-  ¿Es un honor?

Fidel Castro.-  Claro que es un honor, porque, siendo un país tan pequeño como Cuba, que un gigante como Estados Unidos viva tan obsesionado con este pequeño país, y que ya no se considere adversario de la URSS ni adversario de China y se considere adversario de Cuba, no deja de ser un honor.  

Periodista.-  ¿La Unión soviética ya no tiene ese honor?

Fidel Castro.-  Bueno, parece que tiene el honor de ser amigo, o de tener buenas relaciones con Estados Unidos, de lo cual nosotros nos alegramos.  

Periodista.-  Es un honor diferente.  

Fidel Castro.-  Es un honor diferente.  Algún día quizás nos toque también el honor de tener buenas relaciones con Estados Unidos; por ahora tenemos el honor de ser un gran adversario de Estados Unidos, por lo menos un adversario firme, un adversario que no se rinde, un adversario que no claudica y un adversario moralmente muy fuerte.  

Periodista.-  Y eso lo hace sentirse orgulloso.  

Fidel Castro.-  No nos queda más remedio que sentirnos orgullosos de eso.  

Periodista.-  Pasemos ahora al plan de paz, porque este es un tema importante en Estados Unidos en este momento.  ¿Qué pudiera hacer Estados Unidos para garantizar que fun¬cione el Plan de Paz de Arias?

Fidel Castro.-  Bueno, habría que persuadir a la Admi¬nistración de que el camino de la guerra sucia no conduce a ninguna solución.  Conozco a los sandinistas, son muy patriotas, son muy nacionalistas y son muy valientes, son gente muy valiente.  No los van a poder liquidar mediante la guerra sucia; de proseguir esa guerra sucia, puede lle¬gar a costar decenas y decenas de nuevos muertos; y si se produce una intervención de Estados Unidos, entonces se¬rían cientos de miles.  De modo que habría que convencer a la Administración de que realmente se resigne a una política de paz, porque la política de la Administración Reagan es la de destruir a Nicaragua.  
Creo que la actitud que ha tenido el Congreso es positiva, es constructiva.  Me parece que lo que ha hecho el Congreso al rechazar la proposición de nuevos fondos es una de las cosas más constructivas que se ha podido hacer por la paz en Centroamérica.  
Creo que el pueblo norteamericano mantiene una buena actitud, tengo entendido que la mayoría del pueblo norteamericano se opone a la guerra sucia contra Nicaragua y que hay mucha gente en Estados Unidos que se opone a esa política errónea, inadecuada y, digamos, obsoleta, que sigue Reagan con relación a Nicaragua.  
Ahora, creo que los norteamericanos están haciendo lo que pueden, cuando una mayoría del pueblo se opone a esa guerra.  Creo que la gente que piensa en Estados Unidos debe luchar por mantener una opinión opuesta a esa aventura guerrerista, a esa guerra sucia.  

Periodista.-  ¿Si el plan de paz de Arias pidiera que se pusiera fin a todo apoyo militar extranjero, retirarían ustedes su apoyo a Nicaragua y a El Salvador?

Fidel Castro.-  Nosotros les damos ayuda de distinto tipo a los nicaragüenses, les damos ayuda política...  

Periodista.-  Estoy hablando de la parte militar, exclusivamente.  ¿Estaría usted dispuesto a retirar su apoyo militar?

Fidel Castro.-  Nosotros tenemos un número de asesores e instructores allí, que jugaron un papel más importante al principio cuando los nicaragüenses no tenían ejército ni tenían cuadros para organizar las fuerzas armadas.  Creo que en ese período nuestra ayuda fue importante.  Hoy no es tan importante, más bien es un tipo de solidaridad moral.  
Ahora, nosotros no podemos unilateralmente retirar nuestro personal militar allí; no son tropas, son instructores y asesores, no tenemos tropas, ninguna unidad militar realmente en Nicaragua, y unilateralmente nosotros no podemos.  Pero nosotros aceptamos y apoyamos lo que los nicaragüenses hagan en este sentido.  

Periodista.-  ¿Bajo qué condiciones lo haría?

Fidel Castro.-  Bueno, las condiciones que establezcan los nicaragüenses.  
Cuando vino Daniel Ortega después del acuerdo de Esquipulas, el primero, hicimos una declaración conjunta y expresamos la disposición de retirar el persona militar extranjero, en la misma medida en que Estados Unidos retire el suyo.  
Ahora, si Esquipulas acuerda la retirada de todo el personal militar, nosotros lo aplaudiríamos con las dos manos, realmente nosotros estaríamos de acuerdo; pero lo haremos únicamente si los nicaragüenses están de acuerdo, unilateralmente no lo haremos.  Pero la retirada de todo el personal militar extranjero de Centroamérica sería una excelente idea y nosotros la apoyaríamos, y estoy seguro de que los nicaragüenses la apoyarían; pero la última palabra en esto la tienen los nicaragüenses.  Nosotros no podemos por nuestra cuenta decir te retiro el personal, si ellos consideran que fuera necesario.  

Periodista.  ¬¿Y en El Salvador igual?

Fidel Castro.-  Pero en El Salvador nosotros no tenemos asesores militares, ni instructores en absoluto.  

Periodista.  ¬¿Ni apoyo ninguno?

Fidel Castro-  ¬Bueno, apoyo sí hay, por qué lo voy a negar.  Todo el apoyo que les podamos dar a los patriotas salvadoreños se lo damos; ahora, si hay paz, nosotros apoyamos la paz; si discuten los revolucionarios salvadoreños con el gobierno de El Salvador y llegan a un acuerdo de paz, nosotros lo apoyamos, incluso, nosotros lo aplaudimos; pero mientras no haya una solución de paz, y mientras luchen los patriotas salvadoreños, entonces tendrán nuestra simpatía y tendrán nuestro apoyo, en la medida de nuestras posibilidades.  

Periodista.-  ¿Cómo describiría usted su apoyo a El Salvador?

Fidel Castro-  ¬Bueno, depende.  Nosotros les damos un apoyo político y moral, fundamentalmente.  Es el apoyo fundamental que les damos a los revolucionarios salvadoreños, porque los revolucionarios salvadoreños se las han arreglado para autosuministrarse las armas, y para resistir el torrente de recursos económicos y militares que le ha dado Estados Unidos al gobierno de Duarte.  ¡Son admirables!  
¬Es que los revolucionarios que yo más admiro en el mundo son los salvadoreños, por su valentía, por su capacidad de resistir, por su heroísmo, por su inteligencia, son gente admirable.  Es poco lo que les podemos enseñar, porque hoy todos podemos aprender de los salvadoreños.  Nosotros mismos hemos aprendido mucho.  Cómo un país tan pequeño, de 20 000 kilómetros cuadrados, ha sido capaz de mantener durante casi ocho años la resistencia frente a los ejércitos genocidas apoyados por Estados Unidos.  Nosotros hemos aprendido tácticas militares.  Al principio les enseñamos a ellos, hoy aprendemos de ellos, hoy aprendemos de su experiencia.  

Periodista.-  ¿Qué están aprendiendo?

Fidel Castro.-  ¬Bueno, las tácticas, cómo se las han arreglado?

Periodista.- ¿Qué tipo de tácticas?

Fidel Castro.-  ¬Tácticas militares:  su capacidad de dispersarse, su capacidad de agruparse, su capacidad de resistir; han demostrado las posibilidades infinitas del pueblo luchando.  Es decir que si al principio, en    los primeros años, nosotros podíamos enseñar los a ellos, ellos hoy nos enseñan a nosotros y nos pueden enseñar a nosotros en la guerra irregular, no le voy a decir que en materia de guerra regular sepan más que nosotros.  

Periodista.-  Volviendo a la pregunta original.  Si el plan de Arias pidiera que se pusiera fin a todo apoyo militar extranjero, incluyendo a Estados Unidos, a todo el mundo, ¿usted estaría dispuesto a retirar su apoyo?

Fidel Castro.-  Yo creo que si cesa todo apoyo militar y toda participación directa o indirecta en Centroamérica, nosotros estamos totalmente de acuerdo, sin discusión, con que cese todo tipo de actividad militar, de asesores, o de ayuda militar.  Pero Estados Unidos, mientras ayuda en cantidades fabulosas al gobierno genocida de Duarte, no le puede exigir a nadie que deje de ayudar a los revolucionarios salvadoreños; si el gobierno de Estados Unidos se considera con el derecho de ayudar a los contrarrevolucionarios en Angola, de ayudar a los contrarrevolucionarios en Nicaragua y en otros países, qué derecho moral tiene para pedir que los países revolucionarios no ayudemos a los revolucionarios en El Salvador.  Cuando Estados Unidos dé el ejemplo de no hacer guerra sucia y no ayudar a los contrarrevolucionarios en ningún país contra gobiernos constituidos, podrá exigir de los demás que no ayuden al movimiento revolucionario...

Periodista.-  O sea, ¿entonces usted está ayudando a todos estos lugares, sencillamente, porque Estados Unidos hace lo opuesto?

Fidel Castro. -  ¬No, nosotros ayudamos a los revolucionarios salvadoreños porque es una causa justa, por razones de principio; pero como usted me pregunta si estaríamos dispuestos a atenernos a la regla de que nadie ayudara a nadie, yo estaría de acuerdo con atenernos a esa regla; que los revolucionarios no ayudemos a los revolucionarios y que Estados Unidos no ayude a los contrarrevolucionarios en ninguna parte.  Estamos de acuerdo con esa regla.  
Esa no fue la causa, pero si se planteara ese principio y Estados Unidos se comprometiera a eso, nosotros también nos comprometeríamos.  ¿Está claro?  La causa de una cosa no fue la otra, pero la pregunta es si nosotros estaríamos dispuestos a atenernos a ese principio, y digo que sí.  

Periodista.-  ¿Cree usted que el plan de Arias debe pedir eso?

Fidel Castro.-  Sí, sería excelente que el plan de Arias pidiera eso:  cese de todo envío de ayuda militar a Centroamérica.  

Periodista.-  ¿Para todos?

Fidel Castro.-  Para todo el mundo; y nosotros acatamos ese principio.  

Periodista.-  ¿Usted habló de Angola?

Fidel Castro.-  Sí.  

Periodista.-  ¿Cuántas tropas tiene usted en Angola?

Fidel Castro.-  La suficiente para enfrentar los problemas allí, la necesaria.  

Periodista.-  ¿Cuarenta mil?

Fidel Castro.-  No, no le voy a dar datos, lo siento pero no tengo por qué dar esa información militar.  Lo conozco muy bien, con exactitud, hombre por hombre, arma por arma, pero realmente no la puedo complacer; pero sí le digo que hay lo suficiente para enfrentar la aventura sudafricana allí.  

Periodista.-  Se estima que hay aproximadamente 40 000 cubanos; usted lo sabe, pero no lo quiere decir.  

Fidel Castro.-  Los cálculos pueden ser aproximados, más o menos.  A veces los cálculos son muy distantes.  

Periodista.-  Durante mucho tiempo, usted quiso ser parte de las conversaciones continuadas, en enero fue parte de eso.  ¿Cómo va usted a utilizar la posición de Cuba en la mesa de negociaciones para llegar a un acuerdo en una negociación en Angola?

Fidel Castro.-  El tema de Angola es claro, para nosotros es muy claro.  Nosotros estamos en Angola porque hemos ayudado a los angolanos frente a los sudafricanos.  Muchos países y mucha gente hablan del apartheid y del racismo y del fascismo, pero el único país que realmente le ha dado su ayuda en hombres para luchar contra la agresión del apartheid, del racismo es Cuba.  Por lo tanto, pienso que una de las mas honrosas y más nobles misiones que ha hecho ningún país es la que ha hecho nuestro país allí en Angola; a pesar de ser un país pequeño, nos hemos mantenido firmemente allí durante casi 13 años.  

Periodista.-  Con grandes gastos.  

Fidel Castro.-  Bueno, eso es posible porque tenemos gente dispuesta a hacer eso.  Quizás mucha gente en Estados Unidos no entienda cómo Cuba, un país tan pequeño, pueda hacer eso, si no tiene divisas, si no tiene una economía fuerte, no es rico, no es un país rico.  No somos ricos en dinero, pero somos ricos en conciencia, en espíritu internacionalista.  Es un pueblo muy rico, muy generoso, muy solidario.  
Le puedo decir, ya que me pidió un dato, que por Angola han pasado alrededor de 300 000 cubanos voluntarios en estos 13 años.  Yo me pregunto si hay otro país con esa calidad política, con esa calidad revolucionaria; un país tan pequeño donde 300 000 ciudadanos han ido allí a cumplir misión internacionalista militar o civil.  

Periodista.-  Señor Presidente, ¿cómo va a utilizar usted su posición ahora, como parte de estas conversaciones continuadas, para ponerle fin a esto?

Fidel Castro.-  Yo le voy a contestar, le estaba explicando.  Nosotros en Angola no tenemos ningún interés estratégico, no somos una gran potencia, no tenemos ningún interés económico, no tenemos una sola propiedad en Angola; de modo que nuestra ayuda es absolutamente leal, desinteresada, por solidaridad, por espíritu internacionalista.

De manera que cuando haya paz en Angola, los que más ganamos somos nosotros.  Es decir, nunca nos hemos opuesto a una solución política en Angola.  Siempre hemos sido partidarios de la decisión que tome el gobierno de Angola, y si quiere el gobierno de Angola llegar a una solución política negociada, nosotros lo apoyamos.  De modo que en este sentido la iniciativa la toma el gobierno angolano y nosotros lo apoyamos.

Ahora, nosotros observábamos las negociaciones entre Angola y Estados Unidos, se dilataban y se dilataban, porque, a nuestro juicio, Estados Unidos siguió un camino que no era equitativo.  Llegaba la delegación de los angolanos y les pedían concesiones, entonces los angolanos hacían concesiones; pero los representantes de Estados Unidos no ofrecían nada, decían que iban a hablar con los sudafricanos para ver si estaban de acuerdo, entonces pedían más concesiones y nuevas concesiones.  Eran concesiones unilaterales las que se exigían a Angola, mientras Sudáfrica continuaba con su intervención en Angola.  

Nosotros comprendimos, como parte de ese conflicto, que nuestra participación podía ayudar a los angolanos y podía ayudar a las negociaciones.  

Periodista.-  ¿Cómo ayudaba?

Fidel Castro.-  Podíamos ayudar a encontrar una fórmula que no fuera un engaño para nadie, porque a veces la fórmula que les proponían a los angolanos era un engaño para los angolanos.

Periodista.-  ¿Cuál es la fórmula ahora, que usted está ahí, que es parte de las conversaciones?

Fidel Castro.-  ¬Nosotros, de común acuerdo con los angolanos porque no tenemos política unilateral allí, ni podemos tener política unilateral—, estuvimos dispuestos a plantear, para salir del estancamiento de las negociaciones, una solución global del problema, y a cambio de una solución global estábamos dispuestos a aceptar la idea de la retirada total de las tropas cubanas.  Es decir, ese fue un paso importante.  

Periodista.-  Usted hablaba de que ahora hay un acuerdo en principio de la retirada total de las tropas en Angola.  Estados Unidos dice que ahora necesita un calendario.  

Fidel Castro. -  Le voy a explicar.  Siempre se discutía la Agrupación de Tropas del Sur, no se discutía la Agrupa¬ción de Tropas del Norte, esas estarían indefinidamente; pero las negociaciones estaban estancadas.  Entonces, Angola y Cuba dieron los pasos para desestancar las negociaciones:  que nosotros estábamos dispuestos, frente a una solución global, a aceptar la idea de una retirada total en un tiempo prudencial.  Ahora, ¿cuáles eran los requisitos indispensa¬bles de una solución global desde nuestro punto de vista?  Primero, cese de toda injerencia en los asuntos internos de Angola en dos palabras, cese de toda guerra sucia contra el gobierno legítimo de Angola por parte de los responsables de esa guerra sucia, que son Sudáfrica y Estados Unidos—; aplicación de la Resolución 435 de las Naciones Unidas; garantías internacionales de seguridad para Angola.  En ese caso, nosotros procederíamos de común acuerdo, Angola y Cuba, a la retirada gradual y global de todo el personal militar de todas las tropas cubanas en Angola.  

Periodista.-  ¿Cuál es la programación?

Fidel Castro. ¿La programación?  Ya en este momento hay ciertas cosas que están por aclarar.  Lo que se acordó es lo siguiente:   los norteamericanos les piden un calendario a los angolanos, pero los angolanos dicen que el calendario es el último punto, que ese calendario será el resultado de las negociaciones y que implique la solución de los puntos planteados por ellos:  cese de la guerra sucia —yo creo que es muy legítimo eso—, aplicación de la 435...

Periodista.-  ¿Por qué no pueden ocurrir simultáneamente las dos cosas?

Fidel Castro. -  Pudieran ocurrir incluso simultáneamente, pudieran ocurrir.  Pero estoy diciendo el malentendido que hay.  Los angolanos están esperando una cosa y los norteamericanos están esperando otra.  

Periodista.-  Entonces, ¿cómo usted va a ayudar a resolver esa situación?

Fidel Castro. -  Bueno, nosotros somos parte de la dele¬gación angolana, y hemos trabajado de común acuerdo, vamos a seguir trabajando de común acuerdo y seguiremos trabajando para buscar un entendimiento.  Claro, que los angolanos han dicho:  ¿Por qué me piden a mí la concesión de hacer un ca¬lendario si todavía no me han dado la seguridad de que no habrá injerencia en los asuntos internos de Angola, de que no habrá guerra sucia contra Angola?  Entonces, ellos plantean eso, que es una cosa muy justa lo que ellos plantean.  En¬tonces, ahora hay esa especie de mal entendido, que cada uno está esperando una cosa del otro.  Y yo pienso, de to¬das maneras, que se den algunos pasos en un futuro próximo para superar este malentendido que existe.  

Periodista.-  Entonces, si se les diera garantías, ¿cuál sería entonces su programación de tiempo?

Fidel Castro. -  Bueno, eso tenemos que discutirlo con los angolanos, y además tenemos que discutirlo con los norteamericanos, que están actuando como intermediarios.  Porque aquí el problema es que Estados Unidos es en parte intermediario y es en parte beligerante en ese conflicto.  Como padrino de la guerra sucia, como participante en la guerra sucia contra Angola, es parte del problema.  Y como está interesado en realizar un papel que llaman de media¬dor, entonces ejerce el papel de mediador.  Entonces, Esta¬dos Unidos está ejerciendo un doble papel:  por un lado, como mediador y, por otro, como parte del conflicto.  ¿Se da cuenta?

Periodista.-  O sea, no hay calendario y las cosas es¬tán estancadas.  

Fidel Castro. -  En este momento hay un cierto malenten¬dido, no es que estén estancadas; no creo que estén estancadas, porque en la reunión de Luanda se avanzó bastante, se avanzó, pero quedaron estos puntos.  Los angolanos pregun¬tándoles a los norteamericanos si se podía establecer el principio de la no injerencia en los asuntos internos de Angola, es decir, no practicar la guerra sucia contra Ango¬la; y los norteamericanos se quedaron esperando de parte de Angola y de Cuba un calendario.  En ese punto estamos.  No es un malentendido insuperable, y creo que ambas partes pueden avanzar.  Estados Unidos puede avanzar en la concesión a Angola de garantías de no injerencia en los asuntos internos, y Angola puede avanzar, en unión de Cuba, en la elaboración de un calendario más o menos simultáneamente.  

Periodista.-  El Secretario General, Gorbachov, reciente¬mente habló sobre la necesidad de que los países del bloque comunista desarrollen un enfoque más fresco sobre los con¬flictos en el mundo:  Afganistán, Angola.  ¿Usted comparte esa opinión o está usted fuera de tal opinión?

Fidel Castro. -  Yo creo que es correcto, sí, yo compar¬to esa opinión.  No creo que hay dos problemas iguales.  El problema de Afganistán no es igual al problema de Nicaragua, ni es igual al problema de Kampuchea, ni es igual al problema de Angola.  Hay muchos problemas en el mundo.  

Periodista.-  ¿Cuál sería el enfoque fresco suyo?

Fidel Castro. -  Bueno, yo comparto la política de paz soviética, y su preocupación por la paz me parece que es una de las cosas más constructivas que ha ocurrido en los últimos tiempos.  Yo creo que ha destruido mitos, ha destruido barreras, y en cierta medida ha dado lugar a una apertura muy importante en un terreno donde se han dado solo los primeros pasos.  

Periodista.-  ¿Pero usted comparte su deseo, su opinión de que debemos salir de los conflictos en todo el mundo?

Fidel Castro. -  Sin ninguna duda.  Estamos de acuerdo en buscar una distensión a nivel internacional y trabajar en la búsqueda de solución a los problemas regionales.  Estamos de acuerdo.  Ahora, todo depende de cómo se interprete eso.  Si Estados Unidos entiende la distensión como la paz entre Estados Unidos y la URSS, Estados Unidos y China, y guerra contra los países pequeños, entonces no habrá ninguna solución a ningún problema regional.  Si Estados Unidos comparte el deseo de buscar solución a los problemas regionales, entonces habrá solución a los problemas regionales.  Depende del enfoq¬ue que le dé Estados Unidos a este problema.  Si Estados Unidos lo que quiere es liquidar los gobiernos revolucionar¬ios como el de Nicaragua, los nicaragüenses no se van a rendir jamás; si Estados Unidos lo que quiere es liquidar el ré¬gimen revolucionario en Angola, los angolanos no se van a rendir.  ¿Se da cuenta?  Es decir que no basta sólo el enfoque del lado de acá, sino el enfoque del lado de allá.  No basta solo el enfoque de la URSS y los países socialis¬tas, sino que es muy importante el enfoque de Estados Unidos.

¿Es acaso un enfoque oportunista?  ¿Quiere Estados Unidos hacer la paz con las grandes potencias socialistas y la guerra contra los pequeños países socialistas; seguir la guerra contra Cuba, contra Nicaragua, contra Angola?  Seguiremos luchando.  No hay la menor duda de que seguiremos luchando todo el tiempo que sea necesario.  

Periodista.-  Si Estados Unidos mejora sus relaciones con la Unión Soviética, ¿usted se considera que lo están dejando a un lado?

Fidel Castro..-  ¡En absoluto!  Nos alegraríamos infini¬tamente.  Porque todo lo que beneficie la paz internacional, indirectamente nos beneficia a nosotros; todo lo que bene¬ficie el desarrollo de la Unión Soviética y del campo socia¬lista, nos beneficia a nosotros indirectamente, es muy útil para nosotros, aparte de nuestro sentido de la responsabi¬lidad, que nos lleva a tener conciencia de la gravedad, de los riesgos de una guerra nuclear, que han existido y que existen todavía en el mundo.  Aparte de todo eso, en todo sentido yo creo que es útil para la humanidad la política de paz soviética.  

Periodista.-  Pero cuando usted ve...

Fidel Castro. -  Si lo que la URSS y los países socialistas tienen que invertir en armas se ahorra, pueden invertir esos gastos en su propio desarrollo y en la colaboración con los países del Tercer Mundo.  De modo que todos los países del Tercer Mundo ganamos.  Si esto acelera el desarrollo tecnológico de la Unión Soviética, los países que tenemos buenas relaciones y de colaboración con la Unión Soviética nos beneficiamos también.  De modo que eso es altamente beneficioso para todo el mundo y aun para nosotros.  Pero yo desconfío de las concepciones de la actual administra¬ción por lo menos.  ¡Desconfío!  Desconfío del oportunismo que pueda tener la administración norteamericana, que quizás su enfoque sea de paz con las grandes potencias socia¬listas, y de guerra con los países progresistas y socialistas del Tercer Mundo.  Eso puede ser.  Porque por ahí anda un informe de un grupo de asesores del Pentágono, que están hablando del desarrollo de las armas convencionales, de las guerras de baja intensidad, con el objetivo de promover guerras sucias contra los gobiernos progresistas.  

Periodista.-  ¿Aquí?

Fidel Castro.-  Sí, Cuba, Nicaragua, Angola, Etiopia y otros países.  

Periodista.-  ¿Usted cree que Estados Unidos piensa invadir a Cuba?

Fidel Castro. -  Después hablamos de eso.  
A la vez, ayudar a los gobiernos reaccionarios contra el movimiento revolucionario.  Yo no tengo el informe ese completo, espero conseguirlo.  Quizás Kissinger, alguno que ha trabajado en eso, tenga la amabilidad de enviárnoslo.  No creo que sea un documento secreto, puesto que ya la pren¬sa ha hablado de ese documento.  
Así que desconfío y sospecho que en la mente de algu¬nos en Estados Unidos esté la idea oportunista de hacer la paz con las grandes potencias socialistas y la guerra contra los pequeños países progresistas y socialistas del Tercer Mundo.  

Periodista.-  ¿Usted habla en particular del Presidente Reagan?

Fidel Castro.-  Hablo de esta administración y de laque pueda venir.  Nadie sabe la que pueda venir.  Esos son asesores del Pentágono los que están planteando esta teoría.  

Periodista.-  ¿Usted cree que Estados Unidos piensa invadir a Cuba?

Fidel Castro. -  No pienso.  ¿Sabe por qué?  Porque no puede, porque si Estados Unidos invade Cuba, se va a romper los dientes.  No es que nosotros vayamos a hundir la escua¬dra norteamericana y a destruir la aviación norteamericana.  Este país se ha organizado de tal manera, se ha unido de tal manera y se ha preparado de tal manera, que si Estados Unidos tratara de invadir a Cuba se va a romper los dientes, porque va a tener que luchar contra millones de hombres y mujeres, incluso contra los niños va a tener que luchar.  Y eso, por poderoso que sea, no puede hacerlo.  Necesitaría millones de soldados, tendría que pagar un precio tan alto, que creo que ustedes no le permitirían eso.  
De modo que no tengo temor.  Puede haber un loco, cualquier gobierno se puede volver loco, por lo tanto no podemos confiar en la lógica; la lógica indica que no puede hacer eso.  Pero temor no tenemos, porque nos sentimos muy seguros.  Tenemos un pueblo organizado y armado, y somos un hueso imposible de tragar.  Así es que en ese sentido estamos tranquilos.  Y vamos a seguir siempre alerta, siempre preparados, y siempre con la suficiente capacidad de resistencia para que nos respeten.  Preferimos que nos respeten.  

Periodista.-  Parecería que usted estuviera tanteando a Estados Unidos, que lo estuviera motivando:  pruébame, pruébame.  

Fidel Castro.-  ¿Para qué?  No tenemos ningún interés particular.  No los estamos tanteando, no.  Estoy contestando a una pregunta de si tenemos temor, y decimos que no, porque nos sentimos capaces de resistir una intervención de Estados Unidos.  Más ahora que han pasado treinta años.  Tenemos millones de hombres y mujeres organizados y  entrenados en todo el país de un extremo a otro, así es que por muy poderosos que sean, se pueden romper los dientes contra la resistencia.  
No lo tiento, no lo invito.  No queremos conflictos, al contrario, queremos gente sabia, pacífica, inteligente, que no haga locuras.  
Yo estoy respondiendo a su pregunta.  No me diga que yo estoy desafiando a los norteamericanos.  

Periodista.-  Okey.  Usted sabe que el Secretario General Gorbachov ha introducido muchos cambios en la Unión Soviética:  “glasnost”, una sociedad más abierta.  ¿Qué efecto ha tenido eso en Cuba?

Fidel Castro. -  Bueno, pues yo quiero decirle lo siguiente:  todo lo que hace la Unión Soviética tiene influencia en todas partes.  Es un gran país.  Tiene influencia en Europa, tiene influencia en Estados Unidos
—tiene mucha influencia—, y tiene influencia también en el Tercer Mundo, en los países socialistas, y también en Cuba, ¿comprende?  Ahora, nosotros somos un país que hicimos la Revolución por nuestra propia cuenta; nadie nos hizo la Revolución a nosotros:  la hicimos nosotros.  Incluso, cuando esta Revolución comenzó, no conocíamos a un solo soviético; cuando esta Revolución triunfó, no conocíamos a un solo soviético.  Y siempre nuestro país ha tenido un criterio muy independiente, y ha seguido la política de aprovechar todas las experiencias útiles de los demás países revolucionarios.  Pero no podemos responsabilizar a nadie de nuestros errores; nuestros errores son nuestros errores, igual que los errores soviéticos son los errores de los soviéticos.  Y cada país revolucionario tiene derecho a tener sus propios errores y la rectificación de los errores.  
Nosotros respetamos los criterios de todos los demás partidos revolucionarios, de todos los partidos marxista-leninistas.  
Los chinos hicieron muchas cosas durante un número de años, y un día consideraron que tenían que hacer nuevas políticas y nuevos cambios, que habían cometido errores.  Nosotros observamos y respetamos.  No quiere decir que tengamos que ponernos a hacer inmediatamente lo que hacían antes los chinos y lo que hicieron después los chinos.  
Lo mismo ocurre con la Unión Soviética:  nosotros no teníamos que cometer los errores de ellos, y al mismo tiempo, cuando ellos decidieran rectificar esos errores, nosotros no teníamos por qué copiar mecánicamente todo lo que hicieran los soviéticos.  

Periodista.-  ¿A qué errores usted se refiere?

Fidel Castro.-  Bueno, a los errores de que está hablando Gorbachov.  

Periodista.-  Pero él está abriendo la sociedad.  

Fidel Castro.-  Él dice que hubo problemas de estanca¬miento tecnológico, de burocratismo; dice que en otros tiempos hubo culto a la personalidad.  Nosotros no hemos tenido ese tipo de problemas aquí.  Esos son problemas soviéticos, y los soviéticos están tratando de resolver sus propios problemas y rectificar sus propios errores.  Los errores soviéticos son diferentes a los errores nuestros; la historia soviética es diferente a la historia nuestra; la idiosincrasia del soviético es diferente a la idiosincrasia nuestra; las instituciones soviéticas son diferentes a las instituciones nuestras, aunque nosotros partimos de los mismos principios.  Ellos rectifican sus errores, y nosotros rectificamos nuestros errores.  Hace rato que venimos rectificando nuestros errores.  Sobre eso le estuve hablando hoy, de muchas de las cosas que estamos haciendo, y estamos muy contentos.  
Yo creo que toda revolución tiene que rectificar errores:  porque todas las revoluciones socialistas son muy nuevas, han cometido errores...

Periodista.-  Entonces, aquí no hay “glasnost”.  

Fidel Castro.-  Sí, aquí hay “glasnost”, siempre lo hubo.  No hubo ningún partido en el mundo más autocrítico que el Partido Comunista de Cuba.  No lo hay.  Busque en los récords históricos y verá que hubo ese “glasnost” en gran escala.  

Periodista.-  Pero “glasnost” es apertura.  

Fidel Castro.-  Sí, eso mismo:  apertura, crítica, autocrítica.  

Periodista.-  Pero una sociedad abierta.  

Fidel Castro.¿Qué es una sociedad abierta? ¿Una sociedad corno la norteamericana?

Periodista.-  ¿Cuba es una sociedad abierta?

Fidel Castro.-  Cuba es una sociedad revolucionaria, unida, y en ciertos aspectos es más abierta que las sociedades occidentales, realmente en muchos aspectos, porque nosotros hacemos posible y hacemos realidad muchas de las aspiraciones de los pueblos, que no se han hecho posibles en los países occidentales.  
Lo que hacen los soviéticos es aplicar fórmulas soviéticas a los problemas soviéticos, y lo que hacemos los cubanos es aplicar fórmulas cubanas a los problemas cubanos.  ¿Tú quieres saber algo más sobre eso?

Periodista.-  Ciertamente, usted sabe que mucha gente dice que esto no es una sociedad abierta, que no hay libertad de prensa, que no hay un partido de oposición, que la gente no tiene libertad para criticar al gobierno.  

Fidel Castro.-  Bueno, ¿y ustedes creen que los soviéticos van a crear partidos de oposición dentro de la Unión Soviética?  Es una ilusión creer eso.  

Periodista.-  ¿Y Cuba?

Fidel Castro.-  Cuba no piensa hacerlo, francamente.  Pero creo que los soviéticos tampoco lo van a hacer.  Yo nunca he oído a Gorbachov hablar de que se van a crear nuevos partidos en la Unión Soviética.  Nunca he oído a Gorbachov hablar de pluripartidismo, nunca he oído a Gorbachov hablar de establecer en la Unión Soviética una sociedad similar a la estadounidense.  Son muy diferentes.  
Ustedes llaman sociedades abiertas a la sociedad norteamericana, porque ustedes tienen la mitomanía de un esquema llamado democrático, y creen que lo único democrático que hay en el mundo es eso.  Y nosotros tenemos otro esquema.  Pero yo no creo que en la URSS va a haber pluripartidismo.  Si para que ustedes llamen a una sociedad abierta tiene que haber pluripartidismo, tiene que haber economía mixta y tienen que tener eso, nunca he oído a Gorbachov hablar de eso; esa es una interpretación incorrecta del pensamiento de Gorbachov.  Gorbachov quiere democratizar más, quiere que haya más participación del pueblo en los problemas, en las decisiones, quiere que haya más información, quiere que haya...  

Periodista.-  Sobre eso, sobre una mayor información para el pueblo cubano, sobre la posibilidad de leer, por ejemplo, los periódicos de la oposición, sobre la posibilidad de tener libros que están prohibidos aquí.

Fidel Castro.-  Pero aquí no tenemos la oposición, senci¬llamente.  Cuatro gatos instigados por la Oficina de Intereses de Estados Unidos no es una oposición.  No me vayan a hacer cuentos.  ¡Cuatro gatos instigados por la Oficina de Intereses no es una oposición.

Periodista.-  Pero, señor Presidente, hay personas que están en desacuerdo.  

Fidel Castro.-  Sí, y usted puede preguntar sobre nues¬tros periódicos.  Nuestros periódicos pueden ser críticos.

Periodista.-  No hay periódicos de oposición.  

Fidel Castro..-  Bueno, porque no hay propiedad privada de los medios de difusión.  Aquí la oposición se hace dentro del Partido y dentro de las organizaciones de masas.  Ahí están los periódicos de cada una, y son críticos, y cada vez más críticos.  Nosotros queremos que nuestros periódicos sean cada vez más críticos; pero son críticas dentro de la Revolución, no críticas contra la Revolución.  

Periodista.-  ¿Por qué?

Fidel Castro.-  Sencillamente porque el pueblo tiene el poder, y no aceptamos las ideas de la contrarrevolución.  La contrarrevolución pertenece a la Administración de Estados Unidos, y no aceptamos las ideas de Estados Unidos.  La Revolución puede ser perfeccionada, aceptamos la oposición dentro de la Revolución; no aceptamos la oposición contra la Revolución.  

Periodista.-  Pero los cubanos siguen siendo cubanos y pueden estar en desacuerdo con el gobierno, ¿por qué no pueden ofrecer una visión opositora...?

Fidel Castro.-  Bueno, pueden estar en desacuerdo con muchas de las cosas que haga el gobierno o un funcionario del gobierno, pero no quiere decir que esté en desacuerdo con la Revolución.  Nosotros partimos del concepto de que nuestro pueblo es revolucionario.  

Periodista.-  Pero si ellos en efecto están en desacuerdo con la Revolución y son cubanos, ¿por qué no podrían quedarse aquí y expresar su opinión?    

Fidel Castro.-  ¿Y estar contra la Revolución?  Nadie les prohíbe que se queden, no, no.

Periodista.-  Pero quieren quedarse, son cubanos.  

Fidel Castro. -  Sí, ¿y quieren el capitalismo?

Periodista.-  ¬No, quieren quizás algunos cambios en la sociedad, quieren la oportunidad de ser libres, de expresarse.  

Fidel Castro..-  ¿Cuál es la libertad para ustedes aquí dentro de Cuba? ¿Servir los intereses de Estados Unidos?

Periodista.-  ¿Qué es la libertad para usted?

Fidel Castro. -  Lo que nuestro pueblo tiene hoy:  la dignidad que tiene, los derechos que tiene nuestro pueblo, la independencia que tiene, el honor, los principios, los valores morales; las ideas de la unidad, de la solidaridad, de la fraternidad, de la verdadera libertad.  ¿Me van a decir que tiene la misma libertad el millonario que el pordiosero, los que tienen millones en los bancos o los que duermen en un portal allí en Nueva York?  ¿Dónde está la libertad de los negros, de los chicanos, de los pobres, de los explotados dentro de Estados Unidos?

Periodista.-  En Estados Unidos tienen la misma libertad de expresar sus opiniones, de criticar a la administración.  

Fidel Castro.-  Eso es lo que dice la Constitución de la República, pero hay una desigualdad espantosa; es la desigualdad entre el millonario y el pordiosero, entre el rico y el pobre, entre el que tiene mucho dinero y el que tiene muy poco.  La sociedad de ustedes es la sociedad de la desigualdad.  Entonces, cuando no hay igualdad no puede haber libertad, donde no hay igualdad no puede haber democracia.  Ese es el concepto, la mitomanía que tienen ustedes con la democracia occidental y norteamericana.  

Periodista.-  Pero el millonario y el pobre tienen la misma libertad de expresar sus opiniones y críticas.

Fidel Castro.-  ¿Sí?  ¿Dónde?  Yo nunca he visto a un pordiosero hablar en las grandes cadenas de televisión de Estados Unidos, nunca lo he visto.  Mire, no hay que confundir.  

Periodista.-  Hay informes de personas que pasan hambre que hacen críticas al gobierno.  

Fidel Castro..-  Fíjense, ustedes confunden la libertad de prensa con la libertad de propiedad sobre los medios de divulgación masiva.  Si los dueños de tu estación, NBC, no quieren, tú no haces el programa, buscan a otra y no te ponen a ti a hacer el programa.


Periodista.-  Pero soy libre en la NBC.  

Fidel Castro.-  Sí, pero los dueños de los periódicos son los que deciden quiénes escriben en el periódico, y, si no están de acuerdo, los sacan.  El dueño del periódico, el dueño de la estación, tiene el derecho a admitir o a separar a los que escriben en sus periódicos.  Es una propiedad privada sobre los medios de difusión.  Yo creo que el verdadero derecho es que la propiedad de los medios de divulgación masivos pertenezcan a todo el pueblo y no a los propietarios privados, así que esa es una diferencia de criterio que tenemos nosotros.  Llaman libertad de prensa a la libertad de propiedad sobre los medios de divulgación; pero el director decide lo que se publica o lo que no se publica.  Si el director quiere, tú haces el programa este; si el director no quiere, tú no lo haces.  Esa es la verdad.  Si el director quiere, tú tienes un programa ahí; y si no quiere, tú no tienes un programa.  Ahora tú tienes un programa.  Pero mucha gente pobre, puertorriqueños, chicanos y todo eso, no tienen ningún programa; si tú no eres ni dueño de tu programa, tú trabajas ahí mientras la compañía permita que tú trabajes y tú llamas a eso libertad, ¿dónde está la libertad?

Periodista.-  Ahora quiero hablarle de otra cosa distinta a la libertad de prensa:  sobre la historia de los derechos humanos en Cuba.  El Departamento de Estado ha dicho que hay indicios de que aquí las cosas están cambiando, pero que aún queda mucho por hacer.  Ahora ustedes toleran algunas orga¬nizaciones de los derechos humanos en Cuba, pero ellos quie¬ren que se les legalice.  ¿Por qué no las legalizan?

Fidel Castro.-  No, si aquí lo que hay es un grupito de contrarrevolucionarios, ex presos contrarrevolucionarios, ma¬nipulados por la Oficina de Intereses de Estados Unidos.  Aquí no hay ninguna organización de derechos humanos.  

Periodista.-  Sí, hay una organización cubana de derechos humanos.

Fidel Castro.-  Una organización de mentirosos y de calum-niadores es lo que hay aquí.  Y no llegarán a tener ninguna legalidad.  Es una ilusión eso.  Son un grupo de calumniado¬res al servicio de la Oficina de Intereses de Estados Unidos, es lo que hay aquí.  Así es que aquí no ha habido cambios.  
Agradecemos mucho al Departamento de Estado sus declara-ciones de que haya habido cambio, pero aquí no ha habido ta¬les cambios.  

Periodista.-  ¿Entonces no ha habido cambios con respec¬to a los derechos humanos?

Fidel Castro.-  No, aquí lo que se mantiene el respeto más absoluto a los derechos humanos de los ciudadanos.  Y yo creo que ningún país del mundo...  Espérate, que esto choca con  tus esquemas y choca con tus ideas sobre los derechos humanos, pero no hay país en que se hayan respetado más es¬crupulosamente los derechos humanos, ¡no hay revolución en el mundo, no hay país en el mundo que haya sido más estricto en el respeto a los derechos humanos que nuestro país!  Todas esas campañas de abuso, de violencia, todo eso es mentira; una miserable calumnia, de la cual se ha hecho eco la maquinaria publicitaria de Estados Unidos y de Oc¬cidente.  Pero esa es una calumnia miserable.  Habla con el pueblo, ¡habla con el pueblo!  Toda esa gente que tú viste hoy, conversa con ellos, y pregúntales si aquí alguna vez ha habido un asesinato, si aquí ha habido una violencia contra un prisionero, si aquí ha habido jamás una tortura.  Porque cuando se habla de torturas aquí, es un insulto a nuestro pueblo, puesto que nuestro pueblo no toleraría aquí a nadie semejante cosa.  Este es un pueblo educado, es un pueblo culto, un pueblo revolucionario.  Y todo eso es una miserable calumnia.  

Periodista.-  Señor Presidente, hay personas que han estado en la cárcel, que han salido, y todos han dicho que han sido torturados.

Fidel Castro.-  ¿Quién ha hablado de eso?  Pregúntale al pueblo, porque el mejor testigo son los millones de ciudada¬nos de este país.  Pregúntale al trabajador, pregúntale al campesino, pregúntale al estudiante universitario, pregún¬tale al intelectual, si aquí ha habido jamás algún asesinato, un desaparecido, un torturado en este país.  ¡Eso es mentira!  Si ustedes quieren creérselo, es asunto de ustedes; pero eso es una gran mentira.  Y la repetición de la mentira no se puede convertir en una verdad.  Porque ese fue un principio fascista, goebbeliano, que lo ha estado usando la propaganda de Estados Unidos contra nosotros, repitiendo, repitiendo y repitiendo mentiras infames.  
Entonces el pueblo es nuestro testigo, y es un insulto al pueblo de Cuba hablar aquí de torturas en este país, por¬que nuestro pueblo no toleraría eso.  

Periodista.-  O sea, ¿los que han estado tiempo en la cárcel, los prisioneros políticos que han estado en prisión mienten?

Fidel Castro.-  Sí, mienten.  

Periodista.-  Todos mienten.  

Fidel Castro.-  Todos no, son unos cuantos.  No son to¬dos, son unos cuantos, que tienen eco en la propaganda occi¬dental.  Aquí sí hubo presos, miles de presos, sí, y con toda razón, en virtud de leyes previas y en virtud de jui¬cios, y a causa de hechos muy graves, porque fueron gentes...  Los que desembarcaron en Girón, como mil trescientos; en unos días cayeron como mil trescientos presos.  Vinieron al servicio de una potencia extranjera a invadir el país.  ¿Te¬níamos que cruzarnos de brazos?  ¿Qué habrían hecho ustedes si diez mil norteamericanos al servicio de Cuba invaden a Estados Unidos?  ¿Los hubieran llamado “patriotas”, “lucha¬dores por la libertad”?  ¿A cuántos años de cárcel los habrían condenado?  Si ustedes incluso a un secuestrador de avión, por ejemplo, lo condenan a 40 años.  Hay dos cubanos que secuestraron un avión; nosotros, por ayudar a poner fin a ese desorden, enviamos a esos dos cubanos de regreso a Es¬tados Unidos para que los juzgaran, y los han condenado a 40 años.  Ni siquiera han dejado que una sola vez la fami¬lia los visite.  ¡Ah!, ustedes llaman terrorista a alguien y lo condenan a 40 años.  Si aquí alguien hace una bomba, si hace actos de terrorismo en Cuba, si hace sabotajes, si es es¬pía al servicio de Estados Unidos, entonces no podemos san¬cionarlo.  ¿Por qué ustedes sancionan y consideran traidor, espía, enemigo de Estados Unidos, y ustedes no conciben que nosotros castiguemos aquí a los que han sido traidores, a los que han sido espías, a los que han sido saboteadores, a los que han sido terroristas, secuestradores de aviones? ¿Por qué no?  ¿Por qué la ley tiene que ser allí de una ma¬nera y aquí de otra?  ¿Por qué en España sancionan a la ETA, que lucha contra el Estado español?  ¿Y en Alemania, en Francia, en Italia, sancionan a las Brigadas Rojas de los que luchan contra el Estado?  ¿Por qué en Inglaterra sancionan a los irlandeses que luchan contra el dominio británico?  
Ustedes pueden sancionar, Occidente; y nosotros, un país del Tercer Mundo, un país revolucionario, no puede sancionar.  ¿Por qué? ¿Por qué en el caso de ustedes son “terroristas”, horribles, y cuando ese terrorismo lo hacen contra un país revolucionario son “patriotas”, son “luchadores de la liber¬tad”? ¿Dónde está la lógica de eso?

Periodista.-  Señor Presidente, los que critican al go¬bierno, los que escriben contra el gobierno, ¿son contrarre¬volucionarios? ¿Van a prisión?

Fidel Castro.-  No.  Aquí yo mismo hablo contra el go¬bierno y mucha gente habla contra el gobierno y hace crí¬ticas del gobierno.  Aquí nadie está preso por hacer criti¬cas al gobierno.  Eso es una mentira, eso es sencillamente una mentira.  No es lo mismo una crítica contra el gobierno, que actividades contrarrevolucionarias, sabotajes, sabotajes a la economía, sabotajes a la agricultura.  
Tú no puedes olvidar que hemos tenido frente a noso¬tros al país más poderoso del mundo alentando a la contra¬rrevolución aquí.  ¿Por qué nosotros tenemos que garantizarla impunidad de los que al servicio de una política extran¬jera atacan a nuestro país?

Periodista.-  Pero estas no son personas alentadas por los Estados Unidos.  Son cubanos normales que fueron a pri¬sión por expresar oposición al gobierno.  

Fidel Castro.-  ¿Dónde están?  Eso es una mentira.  Bús¬camelos.  Busca a los que están en prisión por tener crite¬rios, por tener opiniones.  Eso es una mentira.  La gente que está presa está por actividades y delitos contrarrevolu¬cionarios, y no por tener opiniones o criterios críticos.  Porque nuestro pueblo se caracteriza por ser un pueblo de espíritu crítico, fuertemente critico; uno de los pueblos que más libremente se expresa y que es más crítico, es el pueblo cubano.  Entonces todo eso es una mentira, un anda¬miaje, un mito construido por la propaganda reaccionaria y la propaganda de Estados Unidos contra Cuba.  Es eso.  Yo no lo acepto sencillamente, no lo acepto.  Es una de las más miserables calumnias de todos esos mitos que se han armado de la propaganda interesada y mentirosa contra Cuba, que nosotros no aceptamos.  
Ningún gobierno ha hecho más por su pueblo que lo que ha hecho el gobierno cubano; ningún gobierno ha hecho mayores aportes a los derechos humanos de los ciudadanos que los que ha hecho nuestro país.  Solamente al haber reducido, demás de 60 niños que morían cada año por mil nacidos vivos, haberlo reducido a 13,2, en nuestro país se ha salvado la vida a más de 300 000 niños.  Las perspectivas de vida, que eran de 55 años, subieron a casi 75 años, las perspectivas de vida de nuestro país.  Nuestro país es un país sin anal¬fabetos, no hay un niño sin escuela, no hay un joven adoles¬cente sin escuela; no hay un ciudadano sin asistencia médica; no hay un individuo que no tenga iguales oportunidades que todos los demás, de estudiar, de desarrollarse.  
No solo hemos ayudado a nuestro pueblo.  Más de 2 000 trabajadores de la salud en Cuba prestan servicios en 30 países del Tercer Mundo.  Tenemos 24 mil becados de más de 80 países del Tercer Mundo.  Es decir que no solo hemos trabajado para nosotros.  
Es un país donde usted no se encuentra pordioseros, ni niños descalzos, ni gente abandonada, ni gente desamparada.  Es un país donde tú no encuentras ni juego, ni prostitución ni drogas.  
Cuando los países occidentales hayan liberado a sus sociedades de todas esas lacras y de todas esas cosas que ultrajan a la mujer, cuando se hayan liberado de la discriminación racial, cuando se hayan liberado de la discriminación de la mujer, cuando se hayan liberado de eso, hablen de derechos humanos.  
Ahora yo digo:  en Cuba, jamás, la policía, la fuerza pública, ha disuelto una manifestación.  Todos los días lo que ustedes ven en Estados Unidos, en Inglaterra, en España, en Francia, en Italia, en RFA, son represiones de obreros que están en huelga, de pacifistas, de gente que hace manifestaciones.  No hay una sola vez, en casi 30 años, que se haya lanzado un gas lacrimógeno al pueblo; ni una sola vez en 30 años se le ha lanzado contra el pueblo una bala, un golpe, una bala de goma, un perro. Y eso lo vemos todos los días en  España, en Francia, en Italia, en Inglaterra, en RFA, en Estados Unidos.  
Cuando ustedes acaben con los gases lacrimógenos, los golpes, los perros, cuando acaben con las mangueras de agua, cuando acaben con esas represiones, hablen de los derechos humanos.  Porque en Cuba eso no ha ocurrido jamás, ni una sola vez.  Yo creo que aquí se respetan mucho más los derechos humanos que lo que los respetan las llamadas “sociedades democráticas”.  
Cuando ustedes cesen de saquear al Tercer Mundo, de vender cada vez más caro y comprar cada vez más barato; cuando dejen de morir 120 000 niños de hambre y de falta de medicinas en el Tercer Mundo, 120 000 cada tres días, ¡que vengan los países occidentales a hablar de los derechos humanos!  Porque ahora creo que no tienen ninguna moral para hablar de los derechos humanos.  

Periodista.-  ¬Ustedes han llevado a individuos de distintas organizaciones de derechos humanos a sus prisiones, pero la Cruz Roja Internacional, que es una organización reconocida internacionalmente que monitorea las condiciones de los derechos humanos en las prisiones, desearía venir a las prisiones cubanas.  ¿Usted la dejaría venir?

Fidel Castro.-  ¬Nosotros no tendríamos ninguna objeción.  Es más: nosotros no tendríamos objeción a abrir nuestras puertas para que vengan y vean nuestras prisiones.  Realmente, nosotros no tendríamos objeción.  Lo que nosotros no lo haríamos bajo presión, nosotros no lo haríamos por exigencia de nadie.  Pero nosotros no tenemos absolutamente nada que ocultar, y nosotros no tendríamos objeción a mostrar nuestras prisiones a los que vengan aquí de buena fe.  Muchos norteamericanos han venido, distintas organizaciones, nosotros les hemos mostrado nuestras prisiones y les hemos mostrado todo lo que quieran, porque nosotros no tenemos nada que ocultar.  
Aquí hay una categoría de presos que les llaman ”plantados”.  ¿En qué país del mundo existen esos presos?  Únicamente en Cuba.  En Estados Unidos no existen esos ”plantados”, porque cuando algún preso en Estados Unidos no se quiere vestir, lo visten.  En Francia, en RFA, en Italia, en España, en Estados Unidos y en todas partes del mundo, cuando alguien no se quiere poner el uniforme, se lo ponen a la fuerza.  Y, sin embargo, ni siquiera hemos hecho eso nunca jamás.  La mera existencia de los llamados “plantados” es el mentís más rotundo de toda esa campaña contra Cuba porque solo en un país que no le ha puesto nunca el dedo encima a un preso puede haber existido tal categoría de ”plantados”.  

Periodista.-  Es una buena noticia saber que usted permitirá que la Cruz Roja Internacional venga.  

Fidel Castro.-  ¬Nosotros no tenemos objeción, porque no tenemos nada que ocultar.  Lo que no aceptamos es que alguien se tome el derecho de inspeccionarnos a nosotros, que no es lo mismo a que nosotros estemos dispuestos a abrir nuestras prisiones para mostrar lo que hay allí, y verán que el sistema penitenciario más humano del mundo es este.  Lo verán, lo podrán comprobar:  que en este país se educa a los presos, en este país se les paga a los presos por su trabajo —presos comunes, presos generales, comunes.  En este país se ayuda a la familia de los presos.  ¿En qué otro país se ha hecho eso?  Y esto lo hicimos desde el principio de la Revolución, que nosotros ayudábamos incluso a los hijos de los bandidos que estaban alzados en armas al servicio de Estados Unidos.  

Periodista.-  Hablando de los “plantados”, ¿usted piensa liberarlos a todos?

Fidel Castro.-  ¬A casi todos los hemos liberado ya.  Pueden quedar algunas decenas.  

Periodista.-  ¬Pero, ¿todos?

Fidel Castro.-  ¬Bueno, no tenemos por qué liberarlos a todos.  Hay algunos que son más peligrosos.  No queremos poner en libertad a gente que va después a El Salvador y mata a un obispo; no queremos poner en libertad a gente que después va a destruir un avión en el aire; no queremos liberar a gente que va allí a matar nicaragüenses.  No estamos obligados si no han cumplido su sentencia.  Pero a la inmensa mayoría  los hemos puesto en libertad.  Quedan algunas decenas, la inmensa mayoría están puestos en libertad por gestiones de la Iglesia Católica de Estados Unidos, por gestiones humanitarias de distintas instituciones.  No porque tuviéramos obligación.  
Creo que el día que cese la hostilidad de Estados Unidos hacia Cuba, el día que deje de conspirar contra Cuba, será para nosotros muy fácil decir:  vamos a soltar a todos los que queden presos.  
Es decir, no se olviden.  Ustedes creen que Estados Unidos es amigo de nosotros, que existen relaciones normales entre Estados Unidos y Cuba, pero hay hostilidad, campañas incesantes, aliento a la subversión.  Porque todavía de un montón de estaciones de radio desde Estados Unidos se alienta el sabotaje, la subversión, las actividades contrarre¬volucionarias, y nosotros lo que no vamos a hacer nunca es desarmarnos.  Ni nos vamos a desarmar, ni nos vamos a cruzar de brazos.  Siempre estaremos en disposición de defender la Revolución al precio que sea necesario, pero dentro de los principios, como lo hemos hecho hasta ahora, dentro de los principios.  
Ahora, fíjese:  Ustedes, ¿qué?  Han convertido a un policía de Batista, un terrorista como Valladares, ¡terrorista!,un individuo capturado con petacas de dinamita entregadas por la Embajada de Estados Unidos, lo han convertido en jefe de la delegación ante la Comisión de Derechos Humanos.  ¡Jamás en la historia se vio una desvergüenza semejante!  ¡Jamás se vio una locura semejante!  Estados Unidos, el país que habla de la democracia y que habla de los derechos humanos, ha puesto en Ginebra, al frente de su delegación, a un policía de Batista.  Tenemos todas las pruebas.  A un terrorista lo han puesto de jefe.  ¿Puede ser seria la actitud de un país que haga eso?
Periodista.-  ¬¿Usted cree que Estados Unidos tendrá éxito en presionar a otros países para que auspicien reso¬luciones para investigar los derechos humanos en Cuba?

Fidel Castro.-  ¬Nunca vi a Estados Unidos hacer tan monstruosas presiones sobre los países.  Y lo sabemos, porque los países nos lo cuentan, hay mucha gente que nos lo cuentan.  
Estados Unidos está haciendo una...

Periodista.-  ¬¿Usted cree que ellos...?

Fidel Castro.-  ¬Déjame explicarte.  No tengo que darte una respuesta así,  yo no soy adivino.  Yo digo que Estados Unidos está ejerciendo toda su influencia, empleando todos sus recursos, para presionar no a sus aliados de la OTAN; los aliados de la OTAN se portan como una mafia junto a estas políticas calumniosas de Estados Unidos.  Pero están haciendo terribles presiones sobre los países de América Latina y sobre otros países del Tercer Mundo:  presiones económicas, presiones políticas, de todo tipo.  Exigiéndoles que tienen que votar con ellos.  Bueno, se va a poner a prueba el poder de Estados Unidos.  
Yo sé que hay muchos países que están irritados, están indignados, humillados.  
Ahora, fíjese:  Shultz y el Departamento de Estado han tomado conciencia de su estupidez, porque saben que han nombrado a un terrorista y a un policía de Batista al frente de la Comisión.  Entonces, Shultz envió una carta —la tenemos aquí— a numerosas embajadas de Estados Unidos, explicando que Valladares no es un policía y que eso es falso; que Valladares nunca fue condenado por terrorismo.   ¡Quince mentiras!  Y aquí están:  “Quince mentiras del Departamento de Estado sobre Valladares.”  

Periodista.-  ¬No discutamos sobre política.  Déjeme hacerle una pregunta.  

Fidel Castro.-  ¬Ahora, vea este documento, vea esta carta de Shultz.  ¿Qué trata de demostrar Shultz?  Que es mentira que Valladares sea policía de Batista.

Periodista.-  ¬No discutamos sobre eso.  Déjeme preguntarle algo constructivo.  ¿Cuándo se le permitirá a la Cruz Roja Internacional venir?

Fidel Castro.-  ¬Bueno, yo le dije que no teníamos objeciones, pero no quiere decir que de esta entrevista vaya a salir una decisión.


Periodista.-  ¬¿Pudiera venir la semana que viene?

Fidel Castro.-  ¬Esta es una declaración de principios.  No va a salir un compromiso de que mañana vamos a recibir a la Cruz Roja.  Nosotros no manejamos las cosas así, no decidimos los problemas en una entrevista de prensa.  Noso¬tros podemos, en una entrevista de prensa, expresar una declaración de principios.  Nosotros no nos dejaremos inspeccionar por nadie, pero nosotros no tenemos objeción en mostrar a toda la gente de buena fe, y si es necesario, a la Cruz Roja, que vea nuestras prisiones.  Lo que no puedo admitir que de una entrevista de prensa salga la noticia de que pasado mañana vamos a tomar esa decisión.  Lo siento mucho, pero no te puedo dar una respuesta así.  

Periodista.-  ¬Usted les dará un tiempo para que vengan.  

Fidel Castro.-  ¬Ya yo hice la declaración de princi¬pios, que a mi juicio es suficiente.  

Periodista.-  ¬Está bien.  Pasemos a las Olimpiadas.  Ustedes decidieron no asistir a las Olimpiadas de Seúl.

Fidel Castro.-  ¬Sí.  

Periodista.-  ¬¿Lamenta esa decisión?

Fidel Castro.-  ¬No, en absoluto.  Es una cuestión de principios.  Unas Olimpiadas en Seúl pienso que sería como unas Olimpiadas en la Base Naval de Guantánamo ocupada por Estados Unidos.  Y yo me pregunto que si los países socialistas no fueron a Los Ángeles por cuestiones de seguridad, si realmente hay más seguridad en Seúl que en Los Ángeles.  No creo que haya más seguridad en Seúl que en Los Ángeles.  
Nosotros no fuimos a Los Ángeles por solidaridad con los países socialistas, y nosotros no pensamos ir a Seúl, primero, por una cuestión de principios.  Nosotros creemos que unas Olimpiadas manipuladas no contribuyen a la paz ni contribuyen a la unidad del pueblo coreano.  Nosotros éramos partidarios de que se compartieran las Olimpiadas, y de esa forma pudiéramos asistir honorablemente todos a las Olimpiadas.  Hemos trabajado muchísimo en esa dirección.  Trabajamos con Corea del Norte, hicimos esfuerzos con el Comité Olímpico para buscar una solución del problema, de modo que se pusieran de acuerdo las dos Coreas, compartieran las Olimpiadas como una sola nación, y todo el mundo trabajáramos por el éxito de las Olimpiadas.  Hicimos un gran esfuerzo en ese sentido, pero no arrojó frutos.  Le ofrecieron unos pocos eventos, ridículos, a la República Popular Democrática de Corea.  Tuvimos la esperanza de una apertura democrática en Corea del Sur después de las grandes manifestaciones y de las grandes represiones de la policía contra los trabajadores, contra los estudiantes, contra el pueblo.  Tuvimos la esperanza de una apertura democrática, pero la apertura democrática no se produjo.  Ni se produjo, ni hubo un coauspicio, y en esas condiciones a nosotros no nos parece honorable asistir a esas Olimpiadas.  Y sencillamente decimos:  no nos inscribimos y no asistimos.  
Esa fue la decisión nuestra.

Periodista.  ¿Y no hay nada que los lleve a recon¬siderarlo, ya que los soviéticos van a asistir y que otros países del bloque comunista asistirán?

Fidel Castro.-  ¬Nosotros somos un país independiente, muy celosos de nuestra independencia y muy orgullosos de nuestra independencia.  Y si los países socialistas consideraran que deben ir a esas Olimpiadas, no por ello debemos asistir nosotros.  
Todo esto yo lo discutí con los países socialistas, ellos conocen mi criterio sobre esto, ellos conocen mis puntos de vista sobre esto, porque en una reunión de Secre¬tarios de Partidos planteé este problema y ellos conocen cómo yo pienso, no es una sorpresa para ellos.  Si ellos creen que deben ir, respeto su criterio; pero para Cuba no es honroso asistir.  Y yo creo que sería una falta de solidaridad con el pueblo de la República Popular Democrática de Corea.  Nosotros los principios no los cambiamos por unas cuantas medallas de oro.  
Entonces, si por cuestiones de seguridad se dice que los países socialistas no fueron a Los Ángeles, yo me pregunto si en Seúl hay más seguridad que en Los Ángeles para asistir.  Yo veo una contradicción en eso, pero respeto la decisión.  Nosotros somos un país soberano, independiente, con criterio propio.  Lo fuimos, lo somos y lo seremos siempre.  De manera que es una ilusión la de aquellos, que creen que porque la URSS y otros países socialistas decidieron ir a Seúl, nosotros teníamos que ir a Seúl.  Yo creo que los que tales cosas piensan, no tienen idea de la dignidad y la soberanía de un país.  

Periodista.-  ¿Le preocupa que esa decisión le pudie¬ra costar a ustedes los Juegos Panamericanos de 1991?

Fidel Castro.-  Solamente a base de una gran injusticia se podría hacer eso, porque nosotros no hemos violado ninguna regla olímpica; nosotros no nos hemos inscrito simplemente.  Y nadie ha sido sancionado.  Ya una vez nos quitaron el derecho prioritario que teníamos; se lo dieron a Indianá¬polis, y Estados Unidos había boicoteado la Olimpiada de Moscú.  Si boicoteó la Olimpiada de Moscú, ¿cómo pudo haber una Olimpiada en Los Ángeles?  Si boicoteó la Olimpiada de Moscú, ¿cómo pudo haber unos panamericanos en Indianápolis?  Nos los pueden quitar, pero cometiendo una gran injusticia y ocasionándole un daño grande al deporte latinoamericano.  Pero no nos importa, realmente no nos importa.  A nosotros nadie nos va a presionar, ni nos va a doblegar amenazándonos con que nos quitan los Panamericanos.  
Ningún país del hemisferio ha hecho más por el deporte que Cuba, ningún país lo ha desarrollado más, ningún país de América Latina.  Nosotros ganamos en los Panamericanos más medallas que todos los demás países latinoamericanos juntos.   ¿No merece un país que ha hecho eso por el deporte realizar unos Panamericanos?  Creemos que sí.  Nos los pueden quitar, pero no tenemos preocupaciones.  

Periodista.-  ¿Nada haría que ustedes reconsideren su decisión y asistieran a las Olimpiadas de Verano en Seúl?

Fidel Castro.-  Bueno, Samaranch me escribió, dice que va a seguir luchando por buscar una solución.  Nos alegramos.  Si busca una solución que sea satisfactoria para la República Popular Democrática de Corea, nosotros la apoyamos y participamos.  Lo que yo no veo muchas posibilidades.  Se ha luchado tanto por buscar una solución, y no ha dado resultado, que no sé si a estas horas pueda aparecer una fórmula milagrosa.  Pero de todas maneras, Samaranch insiste y a mí me parece positivo eso.  Si él tiene éxito, nos alegramos.  Y entonces sería en ese caso, muy poco probable que asistiéramos.

Periodista.-  ¬En el supuesto de que Corea del Norte coauspiciara los Juegos, ¿ustedes irían?

Fidel Castro-  Sí, iríamos, seguro.  Y ojalá existiera una solución de ese tipo.   Eso es lo que nosotros queríamos, y por eso hemos estado luchando.  

Periodista.-  Usted conoce esto, pero quiero preguntarlo.  Pat Robertson, quien aspira a la Presidencia de Estados Unidos, ha dicho que hay misiles soviéticos en Cuba.  Si él estuviera sentado ahí, ¿qué usted le diría?

Fidel Castro.-  ¿A quién, a Pat Robertson?  Yo no creo que él lo diría, si estuviera sentado ahí.  Porque esa mentira la puede decir allí, en una polémica política, pero delante de mí, un hombre que se respete a sí mismo, no habla así.  Y entonces yo le diría que fuera al médico.  Si él viene aquí y me dice a mí que aquí tenemos proyectiles nucleares de alcance intermedio, en Cuba —ni nucleares ni convencionales—, yo le recomendaría que fuera al médico, realmente, a un siquiatra o algo de eso, porque eso es una locura.  Como le dije a un periodista de USA Today, que eso era una fantasía de Walt Disney.  A ustedes les dicen cada cosa y ustedes a veces creen cada cosa, que yo me asombro de las cosas que ustedes creen.  Es increíble cómo el país que tiene más medios de comunica¬ción, es el país peor informado del mundo.  Pero, bueno...  

Periodista.-  ¿Podría usted, en el contexto de un acuerdo de armamentos entre la Unión Soviética y Estados Unidos, permitir que Estados Unidos inspeccionara las bases aquí?

Fidel Castro.-  ¿Qué bases?

Periodista.-  ¿Que viniera a inspeccionar para compro¬bar que no hay misiles aquí?

Fidel Castro.-  No, señor.  Si Estados Unidos nos permite que lo inspeccionemos a él, nosotros permitimos que Estados Unidos nos inspeccione a nosotros.  Pero derecho unilateral de Estados Unidos a inspeccionar a Cuba, eso es absoluta¬mente imposible.  

Periodista.-  Sabemos qué es lo que quisiera Estados Unidos que Cuba hiciera para mejorar las relaciones.  Ahora, ¿qué quisiera Cuba que hiciera Estados Unidos para mejorar las relaciones?

Fidel Castro.-  Me hace una pregunta difícil, porque tendría que convertirme en asesor de Reagan, o asesor de algún futuro Presidente de Estados Unidos.  Bueno, si quieren, yo lo asesoro, yo estoy dispuesto a asesorarlo.  Me dejan pensar, y no le voy a cobrar absolutamente nada por asesorarlo en lo que deben hacer no solo para mejorar las relaciones con Cuba sino con América Latina y con el Tercer Mundo.  

Periodista.-  Cuba en particular.  

Fidel Castro.-  Yo diría:  resignarse a la existencia de un país independiente y soberano, resignarse a la existencia de un país socialista, y olvidarse de toda idea de imponernos condiciones a nosotros, porque por ese camino no mejorarán jamás las relaciones entre Estados Unidos y Cuba.  

Periodista.-  Jamás usted cambiará nada para lograr relaciones con Estados Unidos.  

Fidel Castro.-  ¿Cambiar, por ejemplo, qué?

Periodista.-  Su dependencia, sus relaciones con la Unión Soviética.  

Fidel Castro.-  No.  Nuestras relaciones con la Unión Soviética no las sacrificaremos bajo ningún concepto, porque sería, en primer lugar, una ingratitud, sería un oportunismo y sería además una estupidez.  Jamás las relaciones entre Estados Unidos y Cuba podrán tener el carácter de las relaciones entre URSS y Cuba, porque son relaciones que se basan en los principios y en la solidaridad.   Y jamás podremos esperar nosotros de un país capitalista ese tipo de relaciones.  Por lo tanto, no lo haremos.  Sería una ingratitud, y además una estupidez.      
No sé quién fue, allá cuando la Revolución Francesa, que habían asesinado a un líder de estos contrarrevolucio¬narios, y alguien —creo que fue Talleyrand— dijo:   más que un crimen es una estupidez.  De modo que para nosotros, sacrificar nuestras relaciones con nuestros amigos soviéticos por mejorar las relaciones con nuestros enemigos, Estados Unidos, más que un crimen sería una estupidez.  

Periodista.-  O sea, usted nunca dejará de ver a Estados Unidos como un enemigo.

Fidel Castro.-  No.  Es Estados Unidos quien nos ve a nosotros como un enemigo.  Nosotros no nos hemos constituido en enemigos de Estados Unidos, pero Estados Unidos se ha constituido en un enemigo nuestro.  No el pueblo de Estados Unidos; el gobierno de Estados Unidos.  

Periodista.-  Sin embargo, usted habla de Estados Unidos como su enemigo.  ¿Hay algo que pueda hacerse para cambiar esas relaciones?

Fidel Castro.-  Bueno, yo puedo decir que es el gobierno que se ha constituido en nuestro enemigo.  Y no confundo al gobierno con el pueblo de Estados Unidos.  

Periodista.-  ¿Hay algo que pudiera cambiar las relaciones del gobierno y de Cuba de forma que los dos países dejaran de ser enemigos?

Fidel Castro.-  Yo creo que sería necesario que ambas partes experimentaran el deseo de mejorar las relaciones.  Nosotros, por nuestra parte, estamos dispuestos a hacerlo.  Ahora, habría que preguntarle al actual gobierno de Estados Unidos si quiere.  Algunos pasos se han dado.  No se puede decir que no se hayan dado algunos pasos, a pesar de que esta Administración es muy contradictoria.  Una vez se dio un paso:  la Oficina de Intereses se creó en la época de Carter.  Claro, desgraciadamente, esto fue acompañado de una intensa actividad de espionaje de la CIA.  En este caso, nosotros fuimos más sabios: prohibimos terminante¬mente toda actividad de espionaje desde nuestra Oficina de Intereses en Washington.  Nunca, ni una sola vez.  En cambio, cuando vino aquí la Oficina de Intereses, desde el primer día empezaron a realizar actividades de espionaje.  
Nosotros hicimos como el pescador:  les dimos cordel durante años, y reunimos todas las pruebas; y cuando teníamos todas las pruebas, les advertimos dos o tres veces:  están haciendo actividades de espionaje.  Se lo advertimos dos o tres veces.  Entonces, al final, no nos quedó más remedio que presentar todas las pruebas.  
Claro, Estados Unidos es un país de “libertad de prensa”.  Pero no me explico por qué fenómeno no se publicó una palabra de las denuncias de Cuba, y Cuba tenía todas las pruebas.  Uno de los más grandes escándalos en la historia del espionaje se dio hace menos de medio año, con todas las pruebas, y en Estados Unidos no se publicó una palabra de eso.   ¿Qué le parece?  ¿Ese es el país de la libertad de prensa?  
También, por ejemplo, hay algunas cosas muy paradójicas, no solo con la libertad de prensa.  Hace un rato estábamos hablando de los derechos humanos.  Estados Unidos habla de los derechos humanos; en cambio, prohíbe que venga un solo medicamento a Cuba.  Si un medicamento norteamericano puede salvar una vida, ese medicamento no puede venir a Cuba; si puede curar un cáncer, esa persona no se cura de cáncer; si puede aliviar el dolor de la gente, ese dolor no se alivia.  Porque ese país “tan defensor” de los derechos humanos, prohíbe incluso que se exporten equipos médicos y medicamentos a este país.  
Dígame si eso le da alguna moral a Estados Unidos para hablar sobre los derechos humanos.  

Periodista.-  Eso es por el embargo comercial.  

Fidel Castro.-  Por el embargo.  ¿Y un país que hace eso puede hablar de derechos humanos?  ¿Y puede estarle exigiendo al pequeño país al que bloquea, al que le prohíbe incluso la exportación de tecnología y medicamentos, puede hablarle de derechos humanos?  ¡Óigame!

Periodista.-  Cambiemos de velocidad por un momento. A principios de los años 60 hubo informaciones sobre muchos intentos de asesinato contra usted.  ¿Quién usted considera que es el responsable de eso?

Fidel Castro.-  Esa es una pregunta difícil.  Yo pienso que los malos asesores de Kennedy.  Alguien asesoró muy mal a Kennedy, pienso.  O gente que interpretó alguna frase de Kennedy.  No sé si Kennedy pudo haber dicho alguna vez una frase “hay que acabar con Castro”, y Kennedy lo dijo en términos políticos:   “hay que acabar con Castro políticamente”, pero algunos creyeron que esa frase significaba acabar con Castro físicamente.  Esas fueron las primeras noticias que nosotros tuvimos.  
Pero los planes de atentado empezaron antes del gobierno de Kennedy, desde la época de Eisenhower la CIA empezó la guerra sucia.  La guerra sucia contra Cuba no la empezó Kennedy; la empezó Eisenhower, la CIA, el Pentágono, mucho tiempo antes de que Kennedy estuviera en el gobierno.  Los planes de asesinato empezaron antes de que Kennedy estuviera en el poder.  Lo que históricamente se ha probado es que durante el gobierno de Kennedy hubo planes de eliminación física de dirigentes cubanos, entre ellos la mía.  Eso se comprobó.  Lo que no está comprobado es que Kennedy haya dado esa orden.  Lo que no está comprobado es que Kennedy haya tenido esa intención.  Lo que se habla es de interpretaciones.  

Periodista.-  ¿Qué piensa usted?

Fidel Castro.-  A mí se me hace difícil pensar que Kennedy haya asumido esa responsabilidad.  No se me ajusta a la idea que tengo del carácter de Kennedy, no se me ajusta a esa idea, no se me concilia con esa idea.  Pienso que pudo haber habido interpretaciones y pudo haber habido acciones de gente que quería resolver el problema por esa vía.  
De todas formas, hay que pensar lo siguiente, como te decía esta tarde:  Kennedy recibe una herencia, que fue la invasión de Girón; no fue idea suya, no fue organizada por él.  Después se produce mucha irritación, después que ocu¬rre lo de Bahía de Cochinos él se sintió muy irritado, en cierta forma se sintió humillado, y nosotros no teníamos culpa de eso; nosotros lo que hicimos fue defendernos.  Entonces todo ese estado de irritación puede haber creado una atmós¬fera propicia, en que hayan surgido planes de esta naturaleza.  Pero independientemente de lo que haya ocurrido, eso no cam¬bia mi opinión sobre Kennedy; yo tengo una opinión positiva de Kennedy, como hombre inteligente, hombre realmente bri¬lIante.  Después de Roosevelt, fue el único Presidente de Estados Unidos que tuvo una política para América Latina, que fue la política de la Alianza para el Progreso, una po¬lítica inteligente, que estuvo inspirada en la idea de fre¬nar la Revolución.  A partir del trauma que produce la Re¬volución Cubana, el hecho de que se produjera una revolución y tan próxima a Estados Unidos, despertó el temor de que pudieran existir condiciones objetivas para la Revolución en América Latina, y Kennedy no concibió una estrategia de re¬presión, sino de reformas sociales para frenar la Revolución en América Latina.  Entonces habló de reforma agraria, de reforma fiscal, planes de educación, planes de salud, muchas de las cosas que nosotros hemos hecho; ofreció ayuda econó¬mica, 20 mil millones de dólares.  En esa época la América Latina no debía un centavo.  
Ahora los problemas de América Latina son mayores:  tiene el doble de población, 400 000 millones de deuda, es un volcán donde se acumulan problemas, y no existe una política para la América Latina.  Kennedy fue el último Presidente que tuvo una política para América Latina.  
Yo no tengo una mala opinión personal de él.  No te lo digo a ti, que estás relacionada familiarmente con Kennedy, si tú has leído otras entrevistas, si tú has leído mis declaraciones, verás que siempre me he expresado con respeto con relación a Kennedy.  Como te decía esta tarde, tengo que reconocerle que no cometió el peor de los errores, que habría sido enviar los marines a Cuba, tras la invasión mercenaria de Girón; tengo que reconocerle que fue ecuánime, que fue sereno y que no cometió ese gran error.  Pudo haber cometido el error de no frenar la invasión aquella, porque no tenía todavía suficiente autoridad, porque no tenía suficiente experiencia; no frenó, ese puede haber sido su error, pero evitó un error mucho más grave, que hubiera sido haber enviado a los marines.  

Periodista.-  Hay teorías, que han existido durante años, de que usted sabía de planes de asesinato, a principios de los años 60, y que usted responsabilizó al presidente Kennedy, y que al mismo tiempo usted tuvo que ver con el asesinato de Kennedy.  ¿Tuvo usted algo que ver con eso?

Fidel Castro.-  Yo no puedo responder esa pregunta, porque yo no la acepto; tal acusación no la acepto y tal duda no la acepto.  Por lo tanto, no me rebajo absolutamente a eso.  Pero lo que te puedo decir es lo siguiente:  aquí llegaban todos los días noticias de planes de la CIA para asesinarme, desde antes de que estuviera Kennedy y también después que estaba Kennedy.  Incluso, te puedo decir lo siguiente, que es esto: primero, ponerse a planear una acción contra el Presidente de Estados Unidos era una acción irresponsa¬ble, una acción loca.  Yo creo que a un dirigente respon¬sable, a un revolucionario que está consciente de sus responsabilidades, no se le ocurriría ni remotamente ese disparate, porque ese sería un disparate político.  No solo es una cuestión de implicaciones éticas, morales, sino, además, una grave implicación política; porque sería irresponsable el dirigente de un país pequeño que se pusiera a planificar una acción de ese tipo como es eliminar al Presidente de Estados Unidos.  Y no se puede decir jamás que los dirigen¬tes de la Revolución han sido irresponsables.  Han sido firmes, han sido valientes, han sido decididos, pero nunca han sido irresponsables; se puede decir eso.  
Segundo:  el día que asesinan a Kennedy estaba yo reunido con un enviado de Kennedy, un periodista francés, Jean Daniel, que había conversado largamente con Kennedy.  Eso fue meses después de la Crisis de Octubre.  Kennedy todavía estaba bajo el trauma del gran peligro que se había vivido en aquellos días, quiso tener una comunicación conmigo, y me envió un mensaje con ese periodista.  El periodista me in¬forma que tiene un mensaje de Kennedy, y yo esa misma noche me lo llevé para Varadero para conversar al otro día, con calma, allí.  Estamos conversando y él me está contando toda la conversación de Kennedy, cuando escuchamos por la radio la noticia del asesinato de Kennedy.  Y lo que te puedo de¬cir es que me sentí amargado, me dolió la muerte de Kennedy, porque yo veía en Kennedy un adversario, un adversario inteligente, capaz; sentí un vacío el día que se produce el asesinato, realmente me dolió, te lo debo decir con toda honestidad; me pareció una muerte indigna, una muerte injusta.  
Después pasaron los tiempos y suceden cosas extrañas, raras:  el asesinato de Oswald; Oswald preso, Oswald asesinado.  Yo después me leí creo que el libro de Sorensen sobre la muerte del Presidente.  Fue de Sorensen, ¿no?

Periodista.-  Sí.

Fidel Castro.-  Las mil páginas me las leí, porque yo quería una explicación de ese fenómeno.
Ahora, cuando sale a relucir el nombre de Oswald, alguien informa que un individuo con el mismo nombre trató de visitar a Cuba y pidió visa en la Embajada de México.  De la Embajada de México rutinariamente
—yo no supe nada de eso— informan a Relaciones Exteriores, y de oficio nosotros negábamos todas esas visas, porque estábamos desconfiados.  ¿Viene un norteamericano?  ¿A qué viene?  ¿Por qué viene?  Y excepto que fuera una persona conocida, no le dábamos visa.  De modo que este individuo fue allí y pide visa y no le dan visa.  Nadie se acordó de eso más, pero cuando sale a relucir el nombre...
Entonces, para más casualidad, este hombre estaba casado con una soviética.  Ahora, imagínese que este hombre hubiera venido a Cuba de visita rutinaria, después hubiera regresado a Estados Unidos  y asesinado a Kennedy:   habrían tratado de implicarnos a nosotros.  Yo a veces me pregunto si al¬guien, diabólicamente, planificó eso:   un tipo que estuviera medio loco, medio enfermo mental, y lo hubieran manipulado.  Nadie sabe, nadie sabe si fue una reacción individual, por-que parece ser que él fue el que le disparó, parece ser, si fue una reacción individual o qué.  Pero hay gente de esta que puede ser manipulada, hay gente que actúa por su cuenta.  Este muchacho que quiso asesinar a Reagan parece que actuó por su cuenta, incluso dice que estaba enamorado de una actriz y por un problema de amor o de despecho quiso destacarse, y por poco mata a Reagan.  Dicen que ese tipo de locos puede haber en cualquier parte.  
Ahora, lo más probable es que si a nosotros nos llega la noticia de que alguien pensaba asesinar a Kennedy, nosotros le hubiéramos avisado al Gobierno de Estados Unidos, le hubiéramos advertido del peligro; es lo más probable.  Eso no ocurrió porque nunca tuvimos semejante noticia.
Pero yo no quiero contar cosas.  ¿Cual es nuestra con¬ducta en relación con eso?  ¿Cómo interpretamos nosotros nuestras obligaciones?  Y si a oídos nuestros llega la noticia de que alguien intenta asesinar a Reagan, puede tener la seguridad de que nosotros le advertimos a Reagan, puede tener la seguridad de que nosotros le advertimos a Reagan, porque me parece que un gobierno responsable no puede escuchar una noticia, conocer una noticia como esa, y no advertirla.   Puede tener la seguridad.   Y yo creo que el Gobierno de Estados Unidos lo sabe, y pienso que no haya ninguna gente cuerda en Estados Unidos, seria en Estados Unidos, que piense que Cuba puede haber tenido algo que ver con la muerte de Kennedy.  Ni siquiera a Batista, porque nosotros éramos enemigos de Batista, y nosotros podíamos haber matado a Batista; pero noso¬tros tenemos una concepción política:  estábamos contra el tiranicidio, nunca practicamos el tiranicidio, porque nunca creíamos que la muerte de un hombre cambiaba una sociedad.  De manera que nosotros teníamos fuerzas para atacar el Cuartel Moncada con 160 hombres, para hacer la guerra.  Nosotros hubiéramos podido hacer una emboscada a Batista y liquidar-lo, y en toda la historia de la Revolución no hay un solo indicio de que el Movimiento 26 de Julio, que nosotros or¬ganizamos y dirigimos, haya planificado un atentado contra Batista, y Batista había asesinado a miles de nuestros com¬pañeros.  De manera que por filosofía nosotros nunca hemos practicado la idea del tiranicidio, ¡nunca! y si no lo hi¬cimos con Batista aquí, que era fácil hacerlo, ¿por qué lo íbamos a hacer con un Presidente de Estados Unidos?  Los hombres tienen sus ideas, sus convicciones, su historia, y no se puede ignorar eso.  

Periodista.-  Una pregunta final:  su buen amigo, el escritor García Márquez, dice que usted es un ejemplo de la soledad del poder.  

Fidel Castro.-  Esas son las teorías de García Márquez.  Son teorías de él, yo las respeto.  El incluso ha hecho un prólogo a un libro de un periodista italiano, que hizo después de una entrevista conmigo, y entonces elabora esa teoría:  que yo siento la soledad del poder, y dice que él siente la soledad de la fama.  Yo no la siento, yo no la siento, porque yo no me siento en el poder; yo me siento en el pueblo.  Y usted pudo ir con nosotros hoy a todas partes:  yo tengo mucha relación con el pueblo, yo hablo con miles de personas del pueblo todos los meses, de modo que yo no puedo sentir de ninguna manera la soledad del poder.  Puedo sentir algunas de las amarguras del poder, de los sacrificios del poder; someterme a esta tortura...  Ustedes que hablan de los derechos humanos, miren cuántas luces han puesto aquí:  un calor tremendo, luces por todas partes.  Dicen que los torturadores hacen esas cosas, que ponen unas luces que no se pueden resistir.  Tengo que hacer algunos de esos sacrificios.  
Pero esa es una teoría de García Márquez, que yo res¬peto, pero que no comparto, porque yo tengo muchos contactos.  Y García Márquez lo sabe, aunque nunca ha hecho un recorrido así como el que tú hiciste.  

Periodista.-  Pero usted visita a esas personas, pero cuando termina de visitarlas está solo.  

Fidel Castro.-  Yo tengo muchas cosas que hacer cuando termino, lo que todas me las reservo, porque pertenecen a mi fuero interno; pero nunca estoy solo.  No sé lo que es la soledad del poder.  

Periodista.-  ¿Sabe lo que significa la soledad?  ¿El poder no es solitario?

Fidel Castro.-  Un día yo le dije a García Márquez, por¬que me dice:  ¿Qué tú querías hacer ahora?  Y le dije:  Sentarme en el Malecón, o pararme en una esquina.  Eso es verdad, y él lo escribe en ese prólogo, porque a veces uno siente deseos de hacer las cosas que hacen los demás, las normales, sencillas:  sentarme en el Malecón, ir a un lugar, cosas que no puedo hacer.  Pero yo hace mucho rato que estoy resignado a este modo de vida, lo que no me hace sentir infeliz.  

Yo conozco a mucha gente y magnífica gente, hay millones de gente excelente en el pueblo.  Yo me siento feliz en el contacto con toda esa gente, y usted fue testigo de eso, fuimos a lugares donde nadie sabía que íbamos a ir. 

Yo tengo mucho contacto con la gente; tengo el privilegio de conocer a mucha gente buena, gente que quiero y gente que admiro, porque no solo siento simpatía por nuestro pueblo, por nuestra gente, sino que admiro a nuestro pueblo.  

Nuestro pueblo es un pueblo de grandes virtudes, de grandes cualidades; noble, generoso, solidario, internacionalista.  Yo le hablé de lo que han hecho.  Cuando pidieron maestros para Nicaragua, se ofrecieron 30 000; y cuando la contrarrevolución mató algunos maestros, se ofrecieron 100 000, ¡todos los maestros!  Tenemos un pueblo que tiene realmente grandes cualidades.  

Usted me preguntaba en un momento que era  muy costoso la ayuda a Angola, y no es así.  Tenemos a la gente capaz; no tenemos el dinero, pero tenemos a la gente capaz de hacer las cosas, y la gente que está en Angola su salario lo pagamos nosotros aquí, ¡nosotros pagamos los salarios de la gente aquí!,  es decir, no gastamos divisas, que  es lo que a nosotros más nos escasea. 

A veces se ha dicho la infamia de que a nosotros nos pagan por tener nuestros soldados allí, y yo creo que todo el oro del mundo no vale una gota de sangre de un combatiente internacionalista nuestro; no ya los combatientes, ni siquiera los civiles son pagados en Angola.  
Lo podemos hacer porque tenemos un gran pueblo, un pueblo magnífico, que se ha ido formando en la Revolución.  Y yo sí siento orgullo de esas cualidades de nuestro pueblo.  

Periodista.-  Sin ninguna soledad en el poder.  

Fidel Castro.-  ¬Ninguna soledad en el poder.  

Periodista.-  ¬¿Puedo hacerle una pregunta más?

Fidel Castro.-  ¬Pregunte todo lo que quiera, puede gastar dos o tres rollos más para que no le quede nada en el tintero.  

Periodista.-  ¬Vuelvo y señalo:  ayer estábamos viendo el Museo de la Revolución, y había parte de un avión U-2.  Hay una teoría de que un segundo U-2 se derribó en la Crisis de Octubre y que fueron los cubanos los que lo tumbaron.  

Fidel Castro-  ¬Fue un solo avión derribado en los últimos días de la Crisis de Octubre.  No fuimos nosotros los que derribamos el avión.  Nosotros sosteníamos que no se debían permitir los vuelos rasantes, y un día les advertimos a los soviéticos y a todo el mundo que no admitiríamos los vuelos rasantes y que íbamos a disparar; movilizamos toda nuestra artillería antiaérea, y ese día por la mañana, cuando aparecieron los aviones en vuelo rasante, nuestras baterías antiaéreas abrieron fuego en todas partes contra los vuelos rasantes —eso fue por la mañana.  Pero nosotros no teníamos los cohetes, y, dentro de esa situación, una batería de cohetes soviéticos abrió fuego y disparó contra el avión.  ¿Qué puede haber motivado aquello?  El hecho de que realmente se había entrado en combate ya, porque nosotros desde por la mañana abrimos fuego.  Si nos quieren achacar la responsabilidad, nosotros aceptamos, porque dimos la orden a nuestras baterías antiaéreas de abrir fuego contra todos los vuelos rasantes; pero nosotros no teníamos los cohetes tierra-aire, esos estaban en manos de los soviéticos, y fue un oficial soviético el que ordenó el disparo.

Periodista.-  ¬No hubo ningún segundo avión derribado.  

Fidel Castro.-  ¬No hubo ningún segundo avión; pero si hubieran volado rasante hubieran podido haber muchos aviones derribados, porque nosotros sí dimos la orden a nuestras baterías antiaéreas de abrir fuego.  Dispararon y los aviones se retiraron rápido, pero no fue Cuba la que dio la orden al cohete tierra-aire porque no estaba bajo nuestro control.  Si hubiera estado bajo nuestro control tal vez hubiéramos ordenado tirarle, así que no estamos rehuyendo la responsabilidad; lo que no tenemos es ese mérito histórico de haber derribado el avión, no podemos usurpar ese mérito histórico.  

Periodista.-  ¬¿Se sintió usted traicionado por Jruschov en la Crisis de Octubre?

Fidel Castro.-  ¬No nos sentimos traicionados, pero estábamos muy irritados y muy disgustados, porque creemos que fue incorrecto por completo.  Hubo dos errores.  Un error fue hablar de los cohetes de Turquía, era absolutamente incorrecto cambiar los cohetes de Cuba por los de Turquía; eso era una cosa inmoral y, por lo tanto, inaceptable. 

Segundo, era incorrecto decidir la retirada de los cohetes sin discutirlo con nosotros previamente.  Comprendo que había una situación grande de tensión, de peligro, pero era inaceptable la idea de que se decidiera retirar los proyectiles sin consultar con Cuba.  Nosotros no nos habríamos opuesto, pero hubiéramos exigido condiciones, y creo que pudo haber dicho que estaba en disposición de retirar los proyectiles si había garantías aceptables por Cuba, hubiéramos discutido allí.  Pero esto no se hizo.   Se quedó la Base de Guantánamo ahí, los ataques piratas, la guerra sucia, los planes subversivos, todo permaneció.  

De modo que nosotros, con toda razón, nos irritamos, estuvimos en desacuerdo y no permitimos que se inspeccionaran las bases de cohetes, dijimos que aquí nadie podía inspeccionar.  

Los soviéticos se pusieron de acuerdo con los norteamericanos, inspeccionaron los barcos, pero nosotros no aceptamos la inspección dentro de nuestro territorio corno una cuestión de principio.  

Periodista.-  ¬¿Nikita Jruschov lo humilló?

Fidel Castro.-  ¬No.  Hay que decir la verdad, que Jruschov fue muy amigo de nosotros; Jruschov fue quien inició las relaciones políticas y las relaciones económicas con Cuba; fue extraordinariamente generoso y amistoso con nuestro país.  Yo diría que todo lo que hizo fue bueno para nuestro país.  El único punto con el que estuvimos en desacuerdo total fue con la forma en que manejó la crisis al final, ignorando a Cuba de una forma extraña, hablando de cohetes en Turquía y hablando de retirar los proyectiles sin consultar con Cuba.  Tenía que consultarnos, porque teníamos acuerdos concertados entre los dos países; y tenía obligación no solo política, sino legal de consultarnos, y no nos consultaron.

Periodista.-  Usted ha expresado preocupaciones sobre la economía cubana.  La pregunta es:   ¿Continúan ofreciendo estos servicios públicos gratis:  educación, salud pública?  ¿Pueden ustedes continuar haciéndolo?

Fidel Castro.-  ¬No solo podemos continuar haciéndolo, sino incrementándolo también, ¡lo estamos incrementando!  Ya le digo que incorporamos 3 000 nuevos médicos por año, 2 000 de ellos como médicos de la familia; construimos ya 2 000 casas-consulta de los médicos de la familia cada año; continúa nuestro programa educacional, nuestro programa deportivo, de construcción de viviendas.  

Periodista.-  ¬¿A qué costo?

Fidel Castro.-  ¬Con nuestro trabajo, al costo de nuestro entusiasmo y de nuestro esfuerzo, y sin sacrificar nuestro desarrollo.  

Periodista.-  ¬¿Con la ayuda de los soviéticos?

Fidel Castro.-  ¬Bueno, nosotros hemos logrado buenas relaciones de intercambio comercial, eso que ustedes llaman subsidio y que se trata, sencillamente, de relaciones justas entre países desarrollados y países en desarrollo.  
Nosotros tenemos con la Unión Soviética y los países socialistas, el tipo de relaciones que a mi juicio deben tenerse entre los países desarrollados y los países del Tercer Mundo.  El secreto está en que nosotros administramos esos recursos; los recursos no se malversan, no se roban, no se escapan del país y se invierten, porque al lado de esto están las inversiones económicas, ¡importantísimas inversiones económicas, importantísimas inversiones agrícolas!, al lado de estas inversiones en educación, salud, deporte, recreación.  Sencillamente, administramos y distribuimos bien nuestros recursos, por eso nos alcanzan.  

Periodista.-  ¬El sistema que ustedes han creado permite una tremenda cantidad de cosas para mucha gente, pero mucha gente lo critica porque no permite el desarrollo individual.  ¿Por qué no se puede avanzar en ese sentido?

Fidel Castro.-  ¬¿Cuál es el desarrollo individual que no se permite, cuál?  ¿Un negocio privado, una empresa privada?   No, no lo permitimos; si nosotros, precisamente, hemos llegado tan lejos porque hemos convertido las propiedades en propiedad de todo el pueblo.  Nosotros hemos logrado tanto entusiasmo en la gente, porque la gente sabe que trabaja para su propio beneficio; si la gente estuviera trabajando para otro, no haría eso que hace.  Lo que usted vio en la calle no puede ocurrir en el capitalismo, porque, qué vecino se va a poner a trabajar voluntario con una empresa que tiene un contrato y está construyendo.  Dentro del capitalismo usted no puede ver esa colaboración de todo el pueblo.  

Periodista.-  O sea, el individualismo.  

Fidel Castro.-  ¬Por eso nosotros propiedad privada no...; admitimos únicamente la propiedad personal, la vivienda, él automóvil, todo lo que quiera la gente de uso personal.  Pero en los medios de producción no aceptamos la propiedad privada sobre los medios de producción, son colectivos.  

Periodista.-  ¬¿El concepto del individualismo fuera del sistema no existe?

Fidel Castro.-  ¬Creo que debemos promover el desarrollo de la capacidad individual; creo que no son irreconciliables el espíritu social, de colaboración, y el desarrollo máximo de las facultades del individuo:  las facultades físicas, las facultades intelectuales de las personas; al contrario, nosotros las promovemos.  No el egoísmo individual, pero sí el desarrollo más pleno de la personalidad.  
¿Tú viste a esos niños allí?  Esos niños van a ser personalidades muy superiores a las de esta generación.  Pero nuestra juventud es excelente, mucho mejor que la vieja generación.  

Pienso que cada nueva generación tendrá más desarrollo intelectual y una personalidad más desarrollada al servicio de la sociedad.  Eso es muy difícil entenderlo para las personas que viven en un sistema capitalista, es muy difícil, en una sociedad que se caracteriza por su individualismo.  

No es lo mismo la individualidad que el individualismo.  Nuestra concepción no rinde culto al individualismo; puede rendir culto al individuo, a su capacidad, al desarrollo de su inteligencia, a sus cualidades morales e intelectuales; pero no rendimos culto al individualismo; pensamos más con un sentido de familia y de unión, de fraternidad.  

La Revolución Francesa habló de tres grandes cosas:  libertad, igualdad, fraternidad; pero nunca logró llevar a cabo la idea de la igualdad y nunca la idea de la fraternidad.  

La revolución socialista complementa las ideas de la libertad de la revolución liberal burguesa, porque al lado de la libertad promueve la idea de la igualdad y la hermandad entre los hombres.  Es decir que en la revolución socialista llegan más lejos los valores que se alcanzaron o pretendieron alcanzar en la sociedad capitalista.  

La sociedad capitalista significó un gran avance frente al feudalismo, y el feudalismo fue un avance frente al esclavismo.  Yo pienso que el socialismo es un avance frente al capitalismo, una sociedad más igualitaria, más humana y más hermana.  Ese es el concepto que nosotros tenemos de nuestro sistema.  

Creemos en el hombre.   Si usted no cree en el hombre debe ser capitalista; si usted cree en el hombre puede ser socialista.  Si cree que el hombre es un animal que se mueve solo por temor o porque le ponen una zanahoria delante, no puede ser jamás socialista.  

Periodista.-  Muchas gracias.

Lugar: 

Palacio de la Revolución, Ciudad de La Habana, Cuba

Fecha: 

24/02/1988