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Apoteósico recibimiento en la sede de la UNESCO

Data: 

14/03/1995

Fonte: 

Periódico Granma

Autore: 

Viajó desde Copenhague para cumplimentar una invitación especial de Federico Mayor. Se entrevistó con el presidente Francois Mitterrand.

PARIS, 13 de marzo.-Un apoteósico acto en la sede de la UNESCO, un encuentro con el primer mandatario francés, Francois Mitterrand y varios de sus colaboradores, otro con la esposa del mandatario galo, Danielle Mitterrand, una reunión con Philippe Seguin, presidente de la Asamblea Nacional y varios diputados y una visita a la casa de Georges Marchais, antiguo secretario general del Partido Comunista Francés, caracterizaron el primer día de la estancia del Presidente cubano, Fidel Castro, en esta capital. El cariño y la admiración por Cuba y Fidel rompieron con la formalidad en la sede de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), adonde el Presidente cubano acudió esta tarde para cumplir con la invitación oficial que le hiciera su director general Federico Mayor. El Comandante en Jefe Fidel Castro -quien se aloja en el Hotel Marigny, residencia oficial para jefes de Estado- había llegado a las 7:35 de la mañana a esta capital, para su primera visita a Francia, en vuelo procedente de Copenhague donde asistió el fin de semana a las jornadas finales de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social y participó en un emocionante acto de solidaridad con nuestro país. En la ceremonia de recibimiento, en la cual participaron el General Jefe de la Guarnición de París y el Embajador de Francia en Cuba, Fidel pasó revista a las tropas y la banda militar tocó los himnos de ambos países. Desde muy temprano en los amplios pasillos que conducen a la Sala X del Comité Ejecutivo en el edificio de la UNESCO, donde el líder cubano pronunció su discurso, la presencia de parisinos y la comunidad latina aquí, muchos portando la bandera cubana y flores, era multitudinaria, mientras comenzaban a llegar al local los integrantes de dicho comité, embajadores y otros invitados, estos últimos también para ocupar salones adicionales donde se hizo una trasmisión de circuito cerrado de televisión. La entrada de Fidel a la UNESCO produjo un apoteósico desborde de calor humano cuando los congregados allí comenzaron a pronunciar repetidamente su nombre y el de nuestra querida Isla.

Tal fue el recibimiento, que Federico Mayor y el Jefe de Estado cubano tuvieron que recorrer el edificio en medio de la espontánea y ferviente muestra de solidaridad. El distinguido huésped firmó allí el Libro de Oro y entregó a la Organización, en manos de su anfitrión, la escultura Danza de los Güijes, tallada en ácana por el artista cubano Ramón Haití. Fidel, quien como antes en la capital de Dinamarca vestía nuevamente un traje de color azul oscuro, junto a Mayor fue recibido ya en la Sala X con ovaciones y muestras de cariño. Acompañado por Ricardo Alarcón, presidente de la Asamblea Nacional; Roberto Robaina, ministro de Relaciones Exteriores; el Historiador Eusebio Leal y los embajadores ante la UNESCO y en Francia, Soledad Cruz y Raúl Roa Kourí, respectivamente, fueron a la presidencia e inmediatamente Federico Mayor pronunció el discurso de bienvenida en el que destacó la coincidencia de este encuentro en el año en que la Organización rinde homenaje a José Martí en el centenario de su caída. Y tras referirse a los proyectos en que ha colaborado con Cuba, expuso que más allá de ello cabe destacar la relevante contribución de la Isla al acervo cultural e intelectual de Hispanoamérica, contribución que en diversas épocas ha trascendido con creces las constricciones políticas, económicas o geográficas para ocupar lugar destacado entre las más valiosas creaciones del espíritu humano. A continuación el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros se dirigió al ilustre auditorio. Con hablar pausado, y muchas veces ampliando sobre el texto que había elaborado previamente, trató sobre la realidad de nuestra Isla, las dificultades que enfrenta, el criminal cerco económico, comercial y financiero que Estados Unidos mantiene contra el pueblo cubano y los logros sociales alcanzados a pesar de ello. Asimismo se refirió a la recién finalizada Cumbre de Dinamarca y recomendó a los allí presentes que usaran como bandera los acuerdos de dicha cita para reclamar que éstos se tengan en cuenta. Con satisfacción agradeció las estrechas relaciones de Cuba con la UNESCO y la preocupación que siente la Organización por los problemas del país para finalizar diciendo: "José Martí, a quien la UNESCO está rindiendo homenaje en el centenario de su caída en combate, Apóstol de la independencia cubana e inspirador de la generación que construye hoy un país soberano, de mujeres y hombres cultos, dignos e irrenunciablemente libres, decía con absoluta convicción, ser cultos es el único modo de ser libres. Eso no lo olvidaremos. Y proclamamos ante ustedes que nuestro pueblo no se rendirá jamás, porque prefiere perder la vida a perder la Patria, y porque pensamos como aquel gran educador cubano, José de la Luz y Caballero, cuando expresó que antes quisiera que se desplomaran los astros mismos del firmamento que ver caer del pecho humano el sentimiento de la justicia, ese sol del mundo moral". El líder cubano había confirmado públicamente esta visita el domingo durante un encuentro informal con los periodistas cubanos que cubrimos la Cumbre sobre Desarrollo Social, en el que entre los numerosos temas de conversación se refirió al hecho de que la invitación a París ratifica cómo Cuba, a pesar de los intentos por aislarla y presentarla de tal forma por sus enemigos, cuenta con el apoyo de la comunidad internacional y tiene amigos en todo el mundo, de lo cual eran también una muestra los contactos informales que sostuvo con varios jefes de Estado y de Gobierno allí presentes. Aprovechó también dicha oportunidad para hablar de Mitterrand, quien tiene posiciones cada vez más favorables hacia la Isla y de rechazo al bloqueo norteamericano, por lo que "crece el aprecio que uno siente por su persona".

OTROS DETALLES DE LA PRIMERA JORNADA.

La jornada de este primer día de estancia en Francia había incluido un encuentro con el presidente Francois Mitterrand, con quien almorzó, y varios de sus colaboradores. En el Elíseo, donde tuvo lugar el encuentro, se efectuó una ceremonia militar que se ofrece tradicionalmente a jefes de Estado y numerosos periodistas franceses estaban presentes. Otra de sus actividades en la mañana fue un desayuno con Danielle, la esposa del mandatario galo en la sede de la fundación France-Liberté. Danielle Mitterrand realizó el pasado febrero su más reciente visita a nuestro país. Al salir de la UNESCO se reunió con Philippe Seguin, importante personalidad política que preside la Asamblea Nacional francesa y otros parlamentarios locales que integran el grupo Francia-Cuba. En este encuentro en la sede del Parlamento, donde visitó la biblioteca, la sala de sesiones y otras de valor cultural e histórico, también empresarios y diversas personalidades acudieron a saludarlo. Finalmente visitó en su casa a Georges Marchais, antiguo secretario general del Partido Comunista Francés y actual miembro de su Buró Político.

Imaginábamos la sede de la UNESCO como un recinto en el que habría un importante acto por la presencia del Presidente cubano, escenario donde las destacadas personalidades de todo el mundo que se preocupan por la educación y la cultura habrían de encontrarse con el líder de uno de los países que más ha hecho por su desarrollo integral, que quiere decir también por los propósitos de esa Organización. Más tarde cuando comentaba con Elsys, de Prensa Latina, quien lo calificó como un terremoto que no mide escala alguna, me vi compelido a escribir esta crónica. Y es que si en el marco oficial donde la voz de Cuba, su aprecio por la independencia y soberanía de las naciones, su ejemplo, causa una admiración inobjetable, cuando a esta se añade la presencia popular, entonces adquiere matices que se desbordan a lo inimaginable de la solidaridad. Hoy aquí en París me decido con este nuevo gesto de calor humano a compartir otras notas que tomé en la capital de Dinamarca: No voy a exagerar. No obstante la elevada latitud de estas tierras nórdicas, hubo calor tropical. Era el climax de los sentimientos solidarios que convirtieron hogares daneses en propios de los cubanos, con desprendimiento y fraternidad, que sólo se pueden dar por la nobleza de los pueblos, el corazón de los pueblos. En pleno centro de la capital danesa (en la tarde del día 11), un teatro colmado de público que vitoreaba sin cesar a Fidel -así como le decimos allá- se encargaba de coronar con su presencia tantas muestras de amor por Cuba, tanto cariño excepcional por el líder presente entre ellos, que le hicieron exclamar que un acto como tal le parecía algo difícil de soñar. Era, como hizo notar el Comandante, la demostración de que hay un mundo mejor, que puede haber un mundo mejor y que Cuba no está sola ni aislada.

Allí, entusiastas y alegres, levantando nuestra bandera, hombres y mujeres que como en muchas otras partes del mundo acompañan a los cubanos en su inclaudicable defensa de la dignidad corroboraban junto a nosotros por qué Cuba resiste, que no hay distancias que separen a los pueblos cuando sienten una causa. Allí estaban repitiendo una y otra vez "¡Fidel!", "¡Cuba!", "¡Viva la Revolución!", "¡Cúba sí, bloqueo no!". "Felicidades, compañeros queridos, gracias", me decía un amigo danés con quien varias veces me encontré en estos días donde los periodistas sentimos que la familia creció porque como verdadera familia nos acogieron. Gracias, gracias a ustedes, me atreví a contestarles entonces en nombre de todos los cubanos. Allá hay una pequeña sirenita que sentada en una piedra junto al mar es símbolo; ahora desde donde escribo puedo observar cerca la imponente torre de Eiffel. Estamos más al sur, pero los sentimientos solidarios se repiten. Y es que sin duda se demuestra que quienes sí están solos son los que pretenden aislarnos; la vida se encarga de demostrarlo.