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Sin derecho al desaliento

Isabel Allende Karam envió esta foto como homenaje al Comandante del ALBA, al Comandante invencible, al que vivirá eternamente. De la FEU del ISRI.
Isabel Allende Karam envió esta foto como homenaje al Comandante del ALBA, al Comandante invencible, al que vivirá eternamente. De la FEU del ISRI.

Data: 

29/11/2016

Fonte: 

Periódico Granma

Autore: 

«Es Fidel, yo no estuve allí, pero lo sé, murió con las botas puestas», afirma en nuestra web una forista. Y en esas botas sabe, sabemos, va, se yergue, la entereza de una nación cuya historia está indisolublemente unida a su figura; al hombre que llevó a cabo la mayor revolución social de Latinoamérica. Hijos de esta Isla, como de otras tierras tienen algún relato, un encuentro, un anhelo, una impresión que contar, vinculada a la vida del líder de la Re­volución Cubana.
 

Ingeniera Lídice Sánchez Roque, asistente de dirección.
Empresa Comercializadora de Combustibles
de Camagüey, junto a Fidel.

Para compartir ese mundo de historias diluidas en la cotidianidad y en la oralidad del pueblo, nuestro periódico dispuso el correo electrónico tuhistoria@granma.cu, y la plataforma de comentarios en su página web.
 
A continuación les dejamos algunas de ellas.
 
Vivian Rodríguez Chamizo. (Censora de Sistemas Bancarios del Banco de Crédito y Comercio)
 
Una noche, mientras estudiaba Licenciatura en Ciencias de la Computación en el curso para trabajadores, en la Facultad de Mate­mática de la Universidad de La Habana, después de concluir un examen y estando a la espera de que mis compañeros salieran para cotejar los resultados, vi un grupo de personas de verde olivo que atravesaban la Plaza Cadenas y, cuando levanté la vista, me encontré prácticamente de frente al Comandante. Fue tanta la impresión, que las palabras no me salían de los labios; más aún cuando vi que se me aproximaba y me pasaba el brazo por los hombros. Ya habían salido otros estudiantes y se hizo un cerco alrededor de Fidel. Los escoltas se aproximaron para alejarnos, pero él lo impidió al decirle: «Nunca he estado más cuidado que entre los jóvenes universitarios y estos no serán la excepción». Inmediatamente se produjo el diálogo, todos querían preguntarle algo, y él a todos respondía con jovialidad. En esos días nos habían anunciado que probablemente nuestra carrera se extendiera a seis años, porque en el horario nocturno el tiempo no alcanzaba para vencer todo el programa del curso normal. Uno de los estudiantes le trató el tema, a fin de que interviniera para impedirlo y él, con su genialidad característica, le respondió con otra pregunta «¿y qué apuro tú tienes por terminar la Universidad? Mis mejores años los pasé en este recinto, donde me hice revolucionario y te aseguro que después he sentido la nostalgia de mi vida de estudiante, y la mayor prueba de ello es que hoy estoy aquí, a donde vengo cada vez que puedo». Por supuesto, el que había hecho la pregunta se quedó mudo, yo diría que hasta con vergüenza de su planteamiento.
 
Nunca olvidaré ese encuentro y por eso, varios años después, cuando tuve mi primera hija y le leía cuentos, escribí para ella este que ahora le remito, como un modestísimo homenaje a mi eterno Comandante. Hasta siempre, Fidel.
 
Javier Narváez Herrero (ciudadano español)
 
En la escuela decidieron que el viaje de fin de curso fuese muy especial. El padre de un alumno consiguió la invitación oficial de Cuba; el resto estuvo en nuestras manos para movilizarnos en conseguir los fondos económicos para pagar los pasajes de avión a Cuba. El viaje se realizó en julio de 1986, donde participaron cien españoles/as de Sevilla, incluyendo a una representación oficial de la Junta de Andalucía. Durante la estancia en la escuela Salvador Allende, de La Habana, nos visitó asiduamente el vicepresidente José Ramón Fernández y le pedimos visitar a Fidel. Una noche nos montamos, acompañados por las guías, en el autocar ruso que nos desplazaba a todos los sitios, para trasladarnos al Palacio de la Revolución. En fila íbamos entrando a un salón. Ahí estaba Fidel vestido de verde olivo, saludando y preguntando el nombre a cada persona. Todo el mundo quería estar lo más cercano a él durante toda la velada, atraídos desde un primer momento por su humanidad y magnetismo personal. Cuando volvíamos a la escuela, la gente estaba encantada y se escuchaba el espontáneo: ¡Viva Fidel! Al final nos hizo una petición, que el mismo número de estudiantes y profesores cubanos/as visitaran Sevilla, lo cual se realizó dos años después. Gracias por todo, Comandante en Jefe; seguiremos defendiendo tu extraordinario legado heredado por toda la humanidad progresista. ¡Hasta la victoria siempre!
 
Doctor Jesús Virgilio Lafargue (Miembro de la Coordinación Nacional de la Brigada Médica en Brasil)
 
Trascurría 1984 cuando yo estudiaba el quinto año de la carrera de Medicina; aún sentía pasión por la especialidad de Medicina Interna, de la que fui alumno ayudante toda la carrera. Mis compañeros de la brigada me seleccionaron para que los representara en el Primer Encuentro Nacional de Estudiantes de Ciencias Médicas, efectuado en el Palacio de las Convenciones y el cual presidió nuestro Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz. Fuimos recibidos en el Círculo Social del Mi­nisterio de Salud Pública, en el municipio de Playa, y allí nos sorprendió Fidel en horas de la noche, cuando todos bailábamos con el conjunto Sierra Maestra. Se detuvo la fiesta y nuestro Comandante saludó dando la mano y abrazando a muchos de los que allí estábamos y preguntando las provincias de origen.
 
Fuimos invitados a conocer la joven experiencia del Médico de la Familia, que iniciaba como idea suya en Lawton con diez médicos, y allí cambió mi decisión de ser clínico. Me enamoré y escogí para siempre convertirme en Médico General Integral; por ello fui muy criticado y no comprendido por amigos y profesores, ya que había invertido cuatro años de mi carrera como alumno ayudante, y ya tenía la categoría de Instructor no Graduado de la Especialidad. Pero lo solicité y me otorgaron ser MGI; nunca me arrepentiré de ello. Gracias, Fidel, por tan brillante idea. Durante su intervención en la sesión plenaria de dicho evento expresó que, en el futuro, Cuba sería capaz de convertirse en una verdadera potencia médica, que produciría avanzados medicamentos, tecnología y, además, formaríamos los médicos que el mundo necesitaba para enfrentar los males de la salud cada vez más complejos. Confieso que mi juventud y miopía política en ese momento no me permitió creer que eso fuera posible, lo veía muy lejano. Él lo explicaba con el entusiasmo que siempre lo caracterizó, yo dudaba de aquello. Hoy ese sueño es realidad cotidiana para todos los cubanos.
 
En el año 2000 mientras cursaba el Diplo­mado para cuadros de la Escuela Superior del PCC Ñico López, los alumnos fuimos invitados al acto por el Primero de Mayo, en la Plaza de la Revolución José Martí. Allí nuevamente estuve en primera fila y muy cerca de él, escuchaba atento su discurso, cuando me percaté que estaba refiriéndose a algo muy profundo y nuevo. Se trataba del Concepto Revolución que para siempre entraría a formar parte de nuestra forma de ver la vida y de actuar. Cuánto placer haber estado presente en tan histórico momento. Luego, en mayo del 2006, formé parte del equipo de cuadros del PCC que atendieron el trabajo político en la Misión de Cuba en Venezuela, y allí sufrimos todos al conocer la noticia de su repentina y grave enfermedad; grande fue el dolor que compartimos en nuestro recorrido por los estados de Carabobo, Lara, Yaracuy, Cojedes y Falcón, explicando a nuestros colaboradores la realidad y decisión de ser mejores aún en esas circunstancias. Las muestras de fidelidad de los nuestros fueron excelentes. Ahora se repite la historia, pero esta vez en Brasil, como cuadro de la Coordinación Nacional de la Brigada Médica en este país, responsable del trabajo político en la misma. A todos nos despertó la triste noticia a las tres de la madrugada, hora de Brasilia, y de inmediato la informamos a los integrantes de la Brigada. Se interrumpió el sueño y frente a la televisión lloramos en la soledad de nuestra habitación. Una vez más nos tocó estar fuera de la patria en circunstancias como esta, relacionada con Fidel, pero una vez más nos permitió trabajar junto a nuestros compañeros para reforzar la unidad y la fe en la victoria, que siempre nos inculcó nuestro Comandante en Jefe, y que nos ha hecho invencibles ante el poder descomunal y desigual de nuestros enemigos de siempre.

El pueblo de Cuba recuerda, especialmente, la preocupación del líder de la Revolución ante los fenómenos
meteorológicos. En la foto, Fidel durante el ciclón Flora. Foto: Archivo

 
Ahora que nos preparamos para regresar a la Patria con el deber cumplido, nuestra primera aspiración es poder llegar a rendir tributo en Santiago de Cuba, a su memoria, y así lo haré junto a mi familia, sobre todo, a mis hijos, que serán seguidores de su ejemplo. ¡Hasta la victoria siempre, Fidel!
 
Pablo Andrés González (Estudiante de Letras y asistente de Bibliotecario en la Biblioteca Ricardo Güiraldes. Buenos Aires, Argentina)
 
Los que mueren por la vida, no pueden llamarse muertos. Fidel ha sido el máximo exponente político para el pueblo latinoamericano; como humanista e internacionalista nos ha guiado y orientado, frente a quienes imponen las políticas de dominación y opresión. A través de él y de su voz ha sido escuchada, y seguirá vigente, la voz de los pobres del mundo que no la tienen. Fidel, como político, fue el maestro de los revolucionarios y su lucha no solo ha sido para su pueblo, sino, que ha luchado junto a los pueblos del mundo que pelean para lograr su liberación. Con sus ideas ha sido sembrada la semilla socialista alrededor del mundo, estará en nosotros saber regarla para poder cosechar los frutos de ese mundo mejor que él nos demostró es posible y que el pueblo cubano también nos ha de­mostrado. Fidel ha sido la persona más solidaria en la historia del mundo entero. Nuestra admiración, la del pueblo argentino, porque nos ha enseñado a luchar por la soberanía de estado y la dignidad de los pueblos del mundo. Y como él dijo aquel día sobre el Che, hoy decimos; queremos que sean como Fidel. Será su ejemplo el que deberemos seguir para perfeccionar su victoria. Viva la Revolución. ¡Vivan los pueblos antimperialistas! ¡Hasta TU victoria, siempre! ¡Venceremos!
 
Rafael Álvarez Martín (En representación del colectivo de trabajadores del Parque Botánico de Camagüey)
 
Himenaea courbaril (Caguairán o Quiebra Hacha): Árbol cubano de madera valiosa, dura y resistente. Ideal para fabricar obras duraderas, incorruptible, compacto, de una dureza extraordinaria, según escribió el sabio cubano Tomás Roig en su diccionario botánico. Nuestro parque lleva sembrado el símbolo más representativo de nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro, líder de nuestra Revolución. Según las características y cualidades de este árbol antes mencionado al inicio, creo que es el mejor legado simbólico para la Botánica camagüeyana y toda la nación en general ¿y por qué no parte del mundo? Fue cimiento que sostuvo en pie la morada de Fidel en su infancia y parte de su juventud, la resistencia de este árbol y la del Fidel soldado, en cada rincón de la Sierra, y nuestro pueblo, ante amenazas hostiles imperialistas, desastres naturales casi de envergadura apocalíptica. Su profecía tan precisa, casi la de un alquimista milenario, preocupado so­bre el peligro amenazante que corre la raza humana en desaparecer del planeta. Culti­var nuestra cultura nos ha hecho libres, inspirados por Fidel y Martí, el amor a la naturaleza al motivarnos a navegar por los umbrales de la ciencia, en 58 años de Revolución. Nuestro líder partió, pero sus ideas quedan sembradas en nuestro jardín, para continuar dando pasos de siete leguas en el infinito camino de las ciencias botánicas. Para que sus ideas no sean en vano, y sea el parque una obra duradera, conservemos las especies biológicas y el ser humano.
 
Carlos Rafael Fernández Olmos
 
El 6 de enero de 1959, junto a mi padre, estuve presente en el acto con el que el pueblo espirituano recibió a la Caravana de la Libertad en el parque Serafín Sánchez Valdi­via. Esa madrugada, Fidel reconoció el aporte de los espirituanos a la lucha contra la tiranía batistiana y nos convocó a continuar hasta la victoria por un camino aún más largo y difícil. Desde ese día me sentí más identificado con la Revolución. Hoy me siento feliz de haber participado muy próximo al Comandante en tareas de la defensa, la educación y la producción. Al oír la triste noticia de su desaparición física, sentí el impacto del que pierde a un familiar entrañable; pienso que eso es para todos los cubanos: el hombre que forjó una Revolución para Cuba y para todos los pueblos del mundo.
 
Dr. Guillermo Esteban Ramírez, Holguín
 
Conocí a Fidel una noche, casi madrugada, en G y 25 (edificio de becas) en octubre o noviembre de 1960 e, inquisitivo total, por cada respuesta a sus preguntas, venían diez más. Ahí fue cuando me sentí como caña de azúcar en el trapiche. Su avidez de conocerlo todo, lo explica. ¡Qué orgullo de ser su contemporáneo, pues ya llegué a los 80 años!
 
Jorge González Pérez (presidente de la Comisión de Salud y Deporte de la Asam­blea Nacional del Poder Popular).
 
Fidel te preguntaba sobre todo, incluso sabiéndolo. Lo hacía para confirmar que uno estaba preparado. Recuerdo que cuando estaba en Bolivia, dirigiendo la búsqueda de los restos del Che, vine a Cuba en una ocasión y conversé con Fidel. Me hizo muchas preguntas. Yo pensé que serían técnicas, pero no. Su interés estaba en función de las condiciones de trabajo, de la atención al hombre; la cosa humana de la búsqueda, los peligros que podíamos enfrentar. Le dije que, entre otras cosas, había tigres (como le dicen los bolivianos al jaguar).
 
Entonces siguió haciendo muchas preguntas y las respondí todas, hasta que me preguntó: ¿cuánto pesa un tigre? Eso no lo sabía. Me había preparado para todas las interrogantes posibles, pero Fidel siempre te sorprendía. Cuando volví a Bolivia, busqué todo lo relacionado con el tema. Fui hasta un zoológico. Estaba listo ya para hacerle al Comandante un ensayo sobre los tigres. Pero al volver, nunca más hablamos sobre ese tema, y me quedé con las ganas de decirle que pesan alrededor de 70 kilogramos.
 
Elsy Zaldívar Marrero (desde Cueto)
 
Acabo de firmar mi compromiso con la Patria, ese concepto de Revolución que nos diera el hombre que supo siempre predecir en sus palabras cada momento y cada hecho por acontecer. El concepto de Revolución es más que eso, pues recoge los valores que nunca pueden olvidar cada revolucionario, cada hombre que piensa con el corazón. Así nos lo legó nuestro Fidel, así lo cumpliremos todos los que soñamos con ver a nuestros hijos, nuestros niños, sonriendo siempre. Gracias, Comandante. Seguiremos su ejemplo. No lo despedimos, no, solo le decimos hasta siempre, porque nunca saldrá de nuestros corazones; como me dijera hace un momento una viejecita al dar su firma con ojos llenos de lágrimas. Para mí siempre ha sido Papá Fidel y no puedo parar de llorar desde que supe la noticia, es tanto el dolor que siento que he perdido una parte de mí. Gracias.
 
Juan Ramón Medina
 
Invicto entra en la Historia, en esa que se escribe con mayúsculas. Seguros estemos en que vencerá desde allí en nuevas batallas que nos quedan pendientes. Hasta siempre, Comandante. Patria o muerte. Socialismo o muerte. ¡VENCEREMOS!
 
Reinaldo Álvarez García
 
Recordando las palabras del Che sobre Fidel: Fidel está ahí porque fue el primero en el Moncada, porque fue el primero en el Granma, porque fue el primero en la Sierra. Y cuando hubo un ciclón por Oriente, hubo hasta bronca, porque no lo dejaban ir a rescatar gente. Por eso, Fidel tiene todas las cualidades morales para pedirle al pueblo de Cuba cualquier sacrificio en nombre de la Revolución. Fidel es único. Gracias, Comandante, por la oportunidad de ser profesional, siendo negro y pobre.
 
Mabel Agüero
 
Lo que no pueden perdonarse los imperialistas es que hasta Dios estuvo de tu lado. Te dio larga vida para estar junto a tu pueblo y ver el regreso de Elián, y de los Cinco. Los hombres como tú no mueren, pasan a la historia. Gloria eterna a nuestro invicto Comandante en Jefe. Hasta siempre, FIDEL.
 
Arisleidy Noriega Cisneros
 
Fidel estamos siempre contigo. Eres lo más grande (en pasado, presente y futuro). TÚ, TÚ NO TE FUISTE, PAPÁ.
 
Tamara
 
Hoy lunes mi hijo de 15 años, sin que nadie lo despertara, se levantó solo a las 5:00 a.m., algo que nunca había hecho. Asustada le pregunté adónde iba y me dijo: a la Plaza de la Revolución, a rendirle homenaje a Fidel. Entonces pensé, la Revolución está salvada. Hoy me siento la madre más orgullosa del mundo.
 
Yohana
 
«A mi Comandante»
 
Has partido Comandante/ a reunirte con Martí/ pero de ahora en adelante/ tú jamás te irás de aquí.
 
Todos los niños del mundo/ lo llevan en el corazón/ con firmeza y emoción/ su legado han de cumplir.
 
Es preciso recordar, lo que por nosotros hizo/ con su empeño y su heroísmo/ logró al tirano impactar.
 
Es necesario luchar/ para seguir adelante/ todos bajo la consigna/ «Hasta siempre Comandante»/.

 
Yirina Toranzo Utra
 
Es Fidel, yo no estuve allí, pero lo sé, murió con las botas puestas. Otro volvería a casa, a la tranquilidad del hogar. Pero no, prefirió regresar a donde se hizo Comandante, allá, al Santiago heroico, entre el murmullo de la Sierra y el calor de la batalla. La tristeza parece detenerse en el tiempo, la angustia rompe el alma, las palabras se desgastan. Entonces, cómo llamarlo compañero, si es Fidel, si es el Co­mandante, si es el Caballo ¡¡¡¡¡¡¡Hasta la victoria siempre, Comandante!!!!!!