Discorsi

Discurso del Comandante en Jefe Fidel Castro en el acto por el 50 aniversario de los Comité de Defensa de la Revolución (CDR), en el antiguo Palacio Presidencial, 1era y 2da parte, La Habana, Cuba, 28 de septiembre de 2010

Data: 

28/09/2010

Queridos compatriotas:

Aquel 28 de septiembre de 1960 yo regresaba de la ciudad de New York, donde había participado durante 10 días, en la reunión más importante que se había convocado hasta entonces.

Allí tuve el honor de conocer a los más importantes líderes del campo socialista, entre ellos, el Primer Ministro de la URSS, Nikita Sergéyevich Jruschov, y a un grupo de los líderes más prestigiosos del Tercer Mundo.

A la República Popular China, no se le reconocía su derecho a representar a ese enorme y milenario país.

La Revolución Cubana, en nuestra pequeña e ignorada isla, estaba recién nacida, pero el hecho de venir al mundo, a sólo 90 millas del poderoso imperio, se convirtió en algo que ponía a prueba la soberbia de la superpotencia dominante en nuestro hemisferio y en gran parte del mundo.

Viví una singular experiencia en ese país que es sede de la Organización de las Naciones Unidas, lo cual determinó la decisión de hablarle a la Asamblea General con toda franqueza cuando me correspondió el turno, el 26 de septiembre. El discurso que les dirigí, fue para mí el complemento de las ideas que expresara en La Historia me Absolverá, después del juicio del Moncada. No se trataba de una acción premeditada, fue la respuesta de un revolucionario cubano al atroz vasallaje que se estaba evidenciando en el mundo.

Al cumplirse hace dos días el 50 aniversario, me habría gustado escribir sobre aquel episodio. No se comprenderían bien las ideas a las cuales dediqué mis modestos esfuerzos, a lo largo de tantos años, sin tomar en cuenta lo que ese día dije.

Lo menciono como antecedente del estado de ánimo con que participé en el acto que ustedes conmemoran hoy, y el privilegio que significa para mí, volver a reunirme con ustedes 50 años después.

La inmensa mayoría de los aquí reunidos no habían nacido todavía. Los demás, tenían entonces menos de 30 años, eran jóvenes, adolescentes o niños, y sólo muy pocos tenían mi edad actual

Recogí lo esencial, y utilizando frases y párrafos textuales, sinteticé las ideas más importantes del discurso que pronuncié aquella noche en que nació nuestra gloriosa organización. A ustedes les gustará más que yo reitere esas ideas a que yo hable de otra cosa.

Comencé aquella tarde quejándome de que me hicieran un recibimiento multitudinario en el aeropuerto; había además problemas aquí con los micrófonos. Nos faltaba experiencia en la organización de actos, y les conté en parte las impresiones que traía de New York, les dije: después de “haber vivido diez días en la entraña del monstruo imperialista, para saber que monopolio y publicidad es allí una sola cosa [...] los órganos de publicidad nos combaten, mas no nos combaten con razones, porque razones, de eso sí que carecen; nos combaten con mentiras [...] nos recuerdan [...] las historietas que nos hacían las agencias imperialistas de información, las revistas de los monopolios, [...] nos habían hecho creer que el atraco era bueno, que el robo era noble, que la explotación era justa y que la mentira era verdad…”

“Periódicos independientes, [...] periódico que diga la verdad se queda sin anuncios [...] Todo está movido por el afán de lucro, por el interés material, por el dinero, [...] qué distinto el resultado cuando el pueblo está bien orientado, cuando el pueblo conoce la verdad, cuando el pueblo lucha por algo y para algo, cuando la vida de los pueblos tiene un sentido, cuando un pueblo tiene un ideal, cuando un pueblo tiene algo por lo cual luchar! ¡Qué distinto el resultado!”

“Nosotros tenemos la más completa seguridad de que a pesar de todos los agravios que hemos sufrido, a pesar de todas las agresiones que ha soportado nuestro país, si aquí, por ejemplo, estuviera la sede de las Naciones Unidas, ningún ciudadano insultaría a un solo visitante, ningún acto de hostilidad se perpetraría contra ninguna delegación, porque en ese momento los cubanos sabríamos que había llegado la oportunidad de demostrar ¡que somos mil veces más decentes que los imperialistas!”

“Nosotros vimos vergüenza, nosotros vimos honor, nosotros vimos hospitalidad, nosotros vimos caballerosidad, nosotros vimos decencia en los negros humildes de Harlem.  (Se oye entonces explotar un petardo.)  ¿Una bomba? -Pregunto-   (EXCLAMACIONES DE: ‘¡Paredón!, ¡Paredón!  ¡Venceremos!, ¡Venceremos!’) (CANTAN EL HIMNO NACIONAL Y EXCLAMAN: ‘¡Viva Cuba!, ¡Viva la Revolución!’)  -Continúo- Ese petardito ya todo el mundo sabe quién lo pagó…”

“… ¡qué ingenuos son! Si cuando tiraban bombas de 500 [...]  y hasta de 1 000 libras que decían ‘Made in USA’ no pudieron hacer nada [...] a pesar de sus aviones, sus cañones y sus bombas, los casquitos se tuvieron que rendir [...] no pudieron tomar la Sierra Maestra, ni pudieron librarse de los cercos [...] Son los gajes de la impotencia y de la cobardía [...] si el pueblo está aquí en plan de resistir, no ya los petarditos [...] el pueblo está en plan de resistir lo que tiren o lo que caiga, aunque sean bombas atómicas…”

“¡…por cada petardito que pagan los imperialistas nosotros construimos quinientas casas! ¡Por cada petardito [...] nosotros hacemos tres veces más cooperativas! ¡Por cada petardito [...] nacionalizamos un central azucarero yanki! ¡Por cada petardito [...] nacionalizamos un banco yanki! ¡Por cada petardito [...] refinamos cientos de miles de barriles de petróleo! ¡Por cada petardito [...] construimos una fábrica…! ¡Por cada petardito [...] creamos cien escuelas en nuestros campos! ¡Por cada petardito [...] convertimos un cuartel en una escuela! ¡Por cada petardito [...] hacemos una ley revolucionaria! ¡Y por cada petardito [...] nosotros armamos, por lo menos, mil milicianos!”

(Recuerdo que cada párrafo, y a veces, cada frase, era apoyada por aplausos y exclamaciones entusiastas de las masas.)

“…parece -continué- que de verdad se han creído eso de que vienen los ‘marines’ [...] que ya está el café colado… Vamos a establecer un sistema de vigilancia colectiva, ¡vamos a establecer un sistema de vigilancia revolucionaria colectiva!” -repetí.

“…vamos a ver cómo se pueden mover aquí los lacayos del imperialismo, porque, en definitiva, nosotros vivimos en toda la ciudad, no hay un edificio de apartamentos de la ciudad, ni hay cuadra, ni hay manzana, ni hay barrio, que no esté ampliamente representado aquí. Vamos a implantar, frente a las campañas de agresiones del imperialismo, un sistema de vigilancia colectiva revolucionaria que todo el mundo sepa quién vive en la manzana, qué hace el que vive en la manzana y qué relaciones tuvo con la tiranía; y a qué se dedica; con quién se junta; en qué actividades anda.  Porque si creen que van a poder enfrentarse con el pueblo, ¡tremendo chasco se van a llevar!, porque les implantamos un comité de vigilancia revolucionaria en cada manzana… para que el pueblo vigile, para que el pueblo observe, y para que vean que cuando la masa del pueblo se organiza, no hay imperialista, ni lacayo de los imperialistas, ni vendido a los imperialistas, ni instrumento de los imperialistas que pueda moverse.”

“Están jugando con el pueblo y no saben todavía quién es el pueblo; están jugando con el pueblo, y no saben todavía la tremenda fuerza revolucionaria que hay en el pueblo. [...] hay que dar nuevos pasos en la organización de las milicias; hay que ir a la formación, ya, de los batallones de milicias, zona por zona, en todas las regiones de Cuba, ir seleccionando cada hombre para cada arma, e ir dándole estructura a toda la gran masa de milicianos, para que lo antes posible estén perfectamente formadas y entrenadas nuestras unidades de combatientes.”

(Alguien propone una medida drástica)

Le respondo:

“No hay que apretar antes de que llegue la hora; no hay que apurarse por eso, ¡no hay que apurarse…! -reiteré- Déjenlos que se apuren ellos; nosotros: conservar nuestra serenidad y nuestro paso, que es un paso firme y seguro.”

“Una de nuestras impresiones en este viaje, [...] es la cantidad de odio que hacia nuestro pueblo revolucionario siente el imperialismo; el grado de histeria contra la Revolución Cubana a que ha llegado [...] el grado de desmoralización con respecto a la Revolución [...] ya ustedes lo vieron: frente a las acusaciones de Cuba, todavía lo están pensando para responder, porque en realidad no tienen nada con qué responder.”

“…que todos sepamos perfectamente bien que es una lucha larga, larga y dura [...] nuestra Revolución se ha enfrentado al imperio más poderoso del mundo [...] el imperialismo yanki es el más poderoso, en recursos económicos, en influencias diplomáticas y en recursos militares [...] no es como el inglés más maduro, más experimentado; es un imperialismo soberbio, enceguecido por su poder [...] Es un imperialismo bárbaro, y muchos de sus dirigentes son bárbaros [...] que no tienen que envidiarles absolutamente nada a aquellos trogloditas de los primeros tiempos de la humanidad. Muchos de sus líderes, muchos de sus jefes, son hombres de colmillo largo. Es [...] el imperialismo más agresivo, más guerrerista y más torpe.”

“…estamos aquí en esta primera línea: un país pequeño, de recursos económicos escasos, librando, de frente, esa lucha digna, decidida, firme y heroica por su liberación, por su soberanía, por su destino.”

“…nuestra patria se enfrenta al imperio más feroz de los tiempos contemporáneos, y [...] que [...] no descansará en sus esfuerzos por tratar de destruir la Revolución [...] crearnos obstáculos [...] por tratar de impedir el progreso y el desarrollo de nuestra patria [...] ese imperialismo nos odia con el odio de los amos contra los esclavos que se rebelan. [...] a ello se unen las circunstancias de que ven sus intereses en peligro; no los de aquí, sino los de todo el mundo.”

“…nuestro caso era el caso del resto de los países subdesarrollados, era el caso de toda la América Latina, era el caso de todos los países de África, era el caso de todos los países del Medio Oriente, era el caso de los países de Asia y Oceanía [...] El resto del mundo subdesarrollado está siendo también explotado por los monopolios, y nosotros hemos dicho en Naciones Unidas, a todos los pueblos subdesarrollados:  ‘Hay que nacionalizar las inversiones de los monopolios, sin indemnización alguna’. Nosotros les hemos dicho a los demás pueblos subdesarrollados: ‘Hagan lo que hemos hecho nosotros, no continúen siendo victimas de la explotación, ¡hagan lo que hemos hecho nosotros!’ Y es lógico que el imperialismo quiera destruir nuestra Revolución, para poder decirles a los demás pueblos: ‘Si hacen lo que hicieron los cubanos, les hacemos como a los cubanos.’”

“…eso es preciso que lo sepamos; que sepamos bien lo que estamos haciendo, que sepamos bien los intereses que estamos afectando, y que esos intereses no se darán por vencidos fácilmente, esos intereses no levantarán bandera blanca fácilmente.”

“Esta es una lucha larga, larga como poderosos son los intereses que la Revolución ha afectado.”

“…la idea más clara que traemos es que debemos redoblar el esfuerzo…”

“…más que las palabras [...] valen los hechos [...] se admira a nuestro país, no por las palabras, sino por los hechos; no por lo que diga allí un cubano, sino por lo que hacen o puedan hacer todos los cubanos.”

“El mundo se está haciendo una idea de nosotros, una idea mejor de la que tuvo nunca si es que alguna vez el mundo tuvo una idea de que nosotros existíamos.  Y lo que hay detrás de esa opinión es un pueblo; [...] son los hechos de ese pueblo [...] nosotros pertenecemos a un minuto grande de la historia de la humanidad [...] nosotros pertenecemos a una hora decisiva del género humano [...] somos algo más que nosotros mismos [...] ¡somos pueblo, somos nación!; somos una idea; somos una esperanza; somos un ejemplo. Y cuando el Primer Ministro del Gobierno Revolucionario compareció en la ONU, no compareció un hombre, ¡compareció un pueblo! Allí estaba cada uno de ustedes…”

“… ¡nosotros [...] tenemos una gran responsabilidad ante el pueblo!, ¡así tiene que sentirse cada uno de ustedes!, y llevar esa idea en la mente.”

“(SE ESCUCHA UNA SEGUNDA EXPLOSION.  EXCLAMACIONES DE: ‘¡Paredón!, ¡Paredón!  ¡Venceremos!, ¡Venceremos!’  LOS ASISTENTES CANTAN A CORO EL HIMNO DEL 26 DE JULIO Y POSTERIORMENTE EL HIMNO NACIONAL.)”

“¡…déjenlas que suenen, con eso están entrenando al pueblo en toda clase de ruidos!”

“¡Por lo que veo, esta noche le va a salir cara a su señoría!”

“…estos hechos vienen simplemente a confirmar lo que veníamos diciendo, de que la Revolución tiene delante una lucha larga y dura [...] nosotros insistíamos en que cada uno tomara muy en cuenta su papel y su responsabilidad.”

“Las cosas fáciles no son las que dan, a la larga, los mejores frutos; para la vida de los pueblos las cosas  difíciles son las que vale la pena realizar.”

“…nadie piensa que los años venideros sean años de tranquilidad y de comodidad [...] eso es lo que nos libera de las tristezas y de las vergüenzas del pasado; lo que hace feliz a nuestro pueblo, es saber que el Primero de Enero no finalizaba la Revolución, sino que empezaba; [...] el futuro, la victoria de mañana, ¡será el fruto del esfuerzo de todo el pueblo! [...] en el futuro hay un puesto para cada uno de nosotros.”

“…no hemos hecho más que comenzar, [...] estamos en las primeras páginas del gran libro de la historia que el pueblo de Cuba está escribiendo.”

“…esa victoria la obtendremos con dos cosas: inteligencia y valor; con la cabeza y con el corazón.  Nunca dejar ni que nos arrastre el valor por encima de la inteligencia, ni tampoco que la inteligencia vaya delante del valor.  ¡Inteligencia y valor han de marchar juntos por el camino que conduce a la victoria!”

“No subestimar al enemigo imperialista [...] ¡El enemigo imperialista cometió el error de subestimarnos a nosotros!”

“…le pedimos al Presidente de la Asamblea (de la ONU) que tomara cuenta de nuestra preocupación por las campañas que estaban haciendo, preparando el campo, creando la histeria y propiciando condiciones públicas favorables para promover allí un pretexto, fabricar allí, a través de una autoagresión [...] debemos hacer lo que a nosotros nos convenga, no lo que a ellos les convenga.”

“…dejamos bien sentado que nosotros íbamos a reclamar nuestra soberanía sobre aquel pedazo de la base, por medio del derecho internacional, es decir, por vías legales y no por medio de las armas.  Nuestras armas no las tenemos para hacer con ellas lo que el enemigo quiera, sino lo que el enemigo no quiera; nuestras armas siempre han de estar listas  para defendernos, listas para resistir, listas para destruirlo cuando se lancen contra nosotros.”

“El enemigo imperialista es taimado, es bajo, es artero, es capaz de lo más inimaginable, acude a cualquier arma, desde el asesinato de dirigentes hasta invasiones militares, nosotros debemos ser no solo valientes, sino también inteligentes [...] al enemigo imperialista hay que desenmascararlo ante la opinión pública del mundo [...] ya nosotros hemos pasado del ABC en cuestiones revolucionarias y políticas, ya [...] hemos pasado el primer grado, el segundo grado, el tercer grado, estamos ya en el bachillerato sobre esos temas.”

“Cuba nunca opinaba, hacíamos lo que ellos ordenaban [...] ahora Cuba opina [...] estamos aprendiendo geografía política internacional.”

“…cada uno de ustedes tiene la obligación de saber y de instruirse [...] conocer los problemas políticos, sociales, económicos, de Cuba y de fuera de Cuba: porque si no nosotros no pasamos del bachillerato y tenemos ahora que llegar un día a ser doctores en revolución y en política.”

“¡Es muy hermoso ir allí y poder decirles a los demás pueblos que hemos creado diez mil nuevas aulas…! [...] Estamos creando tantas universidades, tantas ciudades escolares, están surgiendo tantos técnicos, [...]  hemos elevado el per cápita de producción nacional, hemos elevado el número de nuestras fábricas, hemos elevado nuestra producción agrícola, hemos elevado el rendimiento en nuestro trabajo…”

“…los que vienen aquí y ven el esfuerzo que está haciendo nuestro pueblo en medio del hostigamiento del imperialismo, se admiran y se asombran de lo que un pueblo pequeño frente a tantos obstáculos es capaz de hacer.”

“Ese es el orgullo que sostiene a nuestros delegados en cualquier parte del mundo y esa es la idea fundamental que queríamos exponer aquí esta noche.  ¡Y gracias por los petarditos, porque nos han valido de mucho con respecto a lo que estábamos explicando! ¡Y gracias porque ha servido para probar el temple que tiene nuestro pueblo, para probar el valor de nuestro pueblo; porque ni una mujer se ha movido de su puesto! ¡Ningún hombre se ha movido de su puesto, ni se moverá de su puesto ante ningún peligro, ante ningún ataque! ¡Cada uno de nosotros somos soldados de la patria, no nos pertenecemos a nosotros mismos, pertenecemos a la patria! ¡No importa que cualquiera de nosotros caiga, lo que importa es que esa bandera se mantenga en alto, que la idea siga adelante!, ¡que la patria viva!”

Hasta aquí, aquel discurso, expresadas las ideas esenciales con las propias palabras, como prometí.

Compatriotas:

Con el recuerdo de todos los caídos en defensa de nuestra Revolución y sus justas ideas, de la inolvidable imagen del pueblo heroico que hace 50 años fue capaz de abrazar el principio martiano de que “Patria es Humanidad”, no vacilo en proclamar que: ¡hemos cumplido y ustedes seguirán cumpliendo la promesa de aquella eterna noche!

El acto ha durado 1:12, no hay mucho sol. ¡Ah!, si ustedes desean podemos hablar un rato (Exclamaciones de: “¡Sí!”) Los estoy viendo de los primeros (Se refiere a un grupo de cederistas que estuvieron en 1960. Le dicen que hay Fidel para rato). Bueno, eso no importa, están ustedes, es más importante (Aplausos).

En realidad hay muchas cosas, yo prometí que iba escribir en cuanto tuviera algún tiempo sobre el discurso de la ONU, fue a raíz de una situación que hoy es más grave que nunca, le decía a Rabilero. Cuando escuchábamos la bella canción interpretada por Haila le añadía al Coordinador Nacional: “Es peor ahora, el mundo está más amenazado.” Han transcurrido 50 años de lucha, hemos sido testigos de una larga evolución, y por eso hablaba de la importancia de reconstruir aquel discurso, aunque tenga que dividir el análisis en tres o cuatro partes. Tiene 128 páginas, y fue como el que pronuncié aquí el día que se fundó la organización de los CDR, no algo preconcebido, había pensado mucho, había observado los acontecimientos, nos hicieron horrores: nos sacaron del hotel cercano a la ONU, trataron de confiscar nuestro avión, inventaron planes de todo tipo; nadie más nos hospedaba, entonces me fui para Harlem, allí me recibieron con calor, conocí y conversé con Malcom X y otros líderes de la comunidad. Nos alojamos en el hotel “Theresa”, que era de madera.

Allí me fueron a visitar muchos de los líderes, allí fue Jruschov, fue Nasser, fueron los más prestigiosos del Campo Socialista y del Tercer Mundo, en muestra de solidaridad. Del “Theresa”, íbamos a la reunión de la ONU. Calculen las cosas que uno había acumulado.

Entonces el 26, que era mi turno, comencé a hablar tranquilamente y tranquilamente estuve más de seis horas (Risas y aplausos), es así. Pero toqué, fui tocando uno a uno los puntos (Aplausos), y si hoy pudiéramos hablar de un pensamiento, habría que ir a La Historia me Absolverá, cuando el Moncada, después a la reunión mencionada de la ONU, y finalmente, la que tuve aquí con el pueblo el día en que se fundaron los Comités de Defensa de la Revolución; calculen 50 años de lucha. No es que uno tuviera planes de crear una doctrina. Cómo podía uno imaginar las atrocidades que era capaz de cometer el imperio, y los planes de atentado que elaborarían, pero fueron tan autosuficientes y estúpidos que ni siquiera tuvieron éxito (Risas y aplausos).

Miren, resulta que una vez estábamos hablando desde esa tribuna (Señala el balcón del antiguo Palacio), creo que fue en una ocasión posterior; en uno de esos apartamentos situados a la derecha, miren qué distancia, menos de 100 metros, había un grupo de hombres con fusiles de mira telescópica, calibre 30.06, ametralladoras, bazucas, no se cuántas armas, estábamos en ese balcón y no se atrevieron a disparar, ¡vean!, es así; ya ellos venían preparando los planes desde antes de aquel acto (Aplausos).
Después, para qué hablar de tantos planes (Le dicen algo), pero el tiro les salió por la culata (Risas y aplausos). Ah, cada una de esas cosas se convierten en instrumento, en armas, en argumentos, y por eso es muy importante en la batalla de ideas, que el pensamiento continúe desarrollándose, es esencial.

Les decía, realmente, y en estos días escribí algo que nos puede ayudar a comprender la calaña del imperio, y fue con motivo de la visita de los japoneses, un conocido grupo de la paz, japonés, Peace Boat; así se llama, un grupo que hace mucho tiempo que viene visitando Cuba. La señora que habló en nombre de los sobrevivientes tenía sólo dos años cuando el ataque atómico a Hiroshima; hizo una exposición extraordinaria que conmovió, realmente, a todos. Yo me quedé pensando en aquello, porque cuando se publicó la transmisión del encuentro en el Palacio de Convenciones por televisión, no había traducción simultánea, es decir, cuando hay traducción simultánea, el trabajo se hace desde una cabina, pero allí estábamos en una mesa, y las voces de las intérpretes, que estaban muy próximas al micrófono, se sobreponían a mis palabras, las cuales no podían escucharse bien. Deseaba que se conociera bien el diálogo, qué hice: publiqué tres Reflexiones con el contenido del mismo, que no fueran muy largas. Me asombró lo que ellas contaron, no es lo mismo leerlo que escuchar a una persona haciendo la historia de lo sufrido por los sobrevivientes.

Leyendo un artículo sobre Truman, publicado en el Global Research, me quedé asombrado ¿qué hizo Truman? Fue el que sustituyó a Roosevelt. Roosevelt era un hombre de otra ética, aunque representaba un sistema económico capitalista, convertido ya en un imperio, que iba desarrollándose, no había llegado todavía a la plenitud, aunque marchaba hacia allá con gran ritmo. Roosevelt muere y queda el Vice al frente del país.

Muchas veces en Estados Unidos los candidatos a la presidencia seleccionan un Vice de otras ideas, en busca de cierta unidad: va uno, que si es de cierta tendencia llamada de izquierda, escoge un candidato más de la llamada corriente derechista, más aún en caso de guerra. Así fue como Truman asume la presidencia, y es el que ordena usar las dos armas nucleares cuando ésta virtualmente había finalizado. Los soviéticos ya habían concluido su batalla en Berlín, corazón del Tercer Reich, y mediante enormes esfuerzos enviaron sus tropas a Manchuria. Ya antes combatieron allí. Los japoneses habían invadido aquella región de China, en vísperas de la Segunda Guerra Mundial. En ese territorio chocaron con las tropas soviéticas, bajo el mando, precisamente, de Zhukov, y sufrieron una derrota. Después de la invasión nazi a la URSS, cuando Japón entró en guerra con posterioridad al ataque a Pearl Harbor, ocuparon de nuevo el territorio de Manchuria y al final de la contienda, habían concentrado el grueso de sus fuerzas en esa región. Cuando las aguerridas tropas soviéticas lanzaron el ataque en incontenible ofensiva, el imperio japonés comenzó a desmoronarse por completo, solo y sin aliados no tenía la menor posibilidad de resistir. No había necesidad alguna de usar el arma atómica, era cuestión de días el fin de la guerra; pero el Gobierno de Estados Unidos quería usarlas, tenían sólo dos bombas en ese momento: una de uranio y otra de plutonio. Dos nada más, pero no las lanzaron sobre una instalación militar, sino sobre una ciudad civil indefensa. Mataron más de cien mil personas instantáneamente, y otras fueron gravemente afectadas. Durante 65 años han estado sufriendo y muriendo los que no murieron desde el primer instante.

¿Qué hace Truman? Él escribió un diario donde hacía constar su actividad diaria. Pronunció un discurso público, por radio, para informar el lanzamiento de la bomba, y afirma en el textualmente: “El mundo sabrá que la primera bomba atómica se dejó caer sobre una base militar de Hiroshima. Esto fue porque deseábamos en este primer ataque evitar, en la medida en que fuera posible, el asesinato de civiles…” Leyendo esos papeles, uno se queda frío cuando piensa que aquel hombre tuvo el descaro, la desvergüenza, el cinismo de publicar que habían utilizado aquella bomba contra una base militar en Hiroshima; pero eso no era todo, eso fue lo que dijo después que lanzó la bomba de uranio; tres días después lanzó la de plutonio sobre Nagasaki.

En cada uno de estos materiales -no aspiro a que se comprenda mucho más de inmediato-, se habla de la masa crítica. La masa crítica voy a definirla como la cantidad de material radiactivo que hay que acumular para que se produzca la explosión; una tiene tal cantidad, 52 kilogramos de uranio enriquecido. En la naturaleza nunca existen 50 kilogramos, es un material muy escaso y disperso en las minas. En las bombas se colocan dos cantidades de uranio enriquecido, separadas entre sí, que son unidas mediante mecanismos explosivos convencionales para crear la masa crítica requerida para una explosión atómica. Si en vez de uranio se utiliza plutonio, bastaría 10 kilogramos igualmente refinados para crear la masa crítica que produce la explosión. Eso es así, y expresa el increíble avance de la ciencia en los conocimientos de la naturaleza, del espacio, de la materia.

En lo que declaró, después que lanzó la bomba, pudiera todavía decirse: “Bueno, este bárbaro no sabía qué era esa arma”; pero él sabía mejor que nadie lo que era el arma, porque aparece en el diario que escribía el tipo lo que está en el periódico de hoy -hoy salió la tercera parte-, lo que él explica: “Se ha desarrollado el arma más terrible que jamás se concibió.” Habla de la era en que eso no era imaginable, en aquella época de los tiempos remotos cuando se hablaba de cosas horribles.
¿Alguno de ustedes tiene, por casualidad, un ejemplar del periódico Granma? Ya que estamos hablando del tema, se puede encontrar; yo tengo mis espejuelos, puedo leer todavía la letrica del periódico.

Ustedes verán lo qué escribió Truman sobre la bomba el 25 de julio, 12 días antes de lanzarla.

¿No aparece un periódico? ¿Pero tiene tan pocos lectores Granma?

(Le entregan el periódico). Me han traído uno viejo (Risas). (Le explican que hay uno de ayer y otro de hoy). Ah, era el de ayer. Yo era el que estaba equivocado (Risas).

Escuchen lo que dijo el señor Truman, que debe estar en algún lugar del infierno, me imagino (Risas).

“Hemos descubierto la bomba más terrible en la historia del mundo. Podría ser la destrucción de fuego predicha en la era del valle del Éufrates, después del Arca de Noé… Esta arma se va a usar contra Japón… [Nosotros] la usaremos con el propósito de que los objetivos militares y soldados y marineros sean la meta y no las mujeres y niños. Incluso si los japoneses son salvajes, despiadados y fanáticos, nosotros como líderes del mundo para la asistencia social común no podemos dejar caer esa terrible bomba sobre la vieja capital o la nueva… La meta será meramente militar… puede ser la cosa más terrible alguna vez descubierta, pero puede ser de hecho la más útil.”

Ahí ven el esqueleto del alma de un imperialista. El mundo tiene que saber eso, tiene que conocerlo; porque hoy -y por eso hablaba con Rabilero- si ustedes ven las teorías que tienen, los planes que tienen y las doctrinas militares que aplican, realmente se quedan fríos. Por eso es que yo, no es que exagere, no es que magnifique, es que la única posibilidad sería denunciar y denunciar. Únicamente si se logra que haya una opinión en el mundo suficientemente fuerte, se podía impedir realmente el fin de la especie; es algo matemáticamente exacto.

A mí me parece que sería bueno, tal vez, que se conocieran algunas de estas ideas sobre qué es el arma nuclear. Yo he visto algunas imágenes sobre lo que es la masa crítica, lo que significa su empleo como arma: bueno, tomar la energía que mueve al universo para la guerra. Uno habla de que a 100 grados hierve el agua, no se puede meter la mano; a 660 se funde el aluminio; a un poco más de 1 500, el hierro; y a 3 000, prácticamente todos los metales y materiales. ¿Qué será a los 10 000? ¿Qué será a los 100 000? ¿Qué será al 1 000 000 de grados? Pues bien, a través de la explosión atómica producto de la masa crítica, se puede alcanzar millones de grados de calor, -veo que algunos de ustedes usan espejuelos oscuros, creo que estos mismos que yo uso se pueden poner oscuros; con estos los veo, hasta puedo leer-, fue sin duda alguna el mayor y más cínico asesinato de la historia (Aplausos).

Me los quito (Se refiere a los espejuelos suyos). Esta es la primera vez que los uso. ¿Ustedes se los quitaron? Yo recordaba que, los mismos que realizaron los experimentos iniciales en territorio desértico de Estados Unidos, y a bastante distancia, usaban los espejuelos negros para evitar que el rayo de luz les dañara la vista, porque son fenómenos inimaginables para los conceptos que tenemos de lo que es el calor, de lo que es la luz. Entonces, yo creo que no le haría daño a nuestro país, al contrario, le daría cultura; le daría una cultura que no tienen, desgraciadamente, los pueblos. Debemos hacer que los pueblos conozcan, porque los motivaría a luchar, qué es la masa crítica, en qué consiste, cuánta energía es capaz de crear, qué hace el imperio con ella, cuál es su doctrina militar.

No quiero extenderme y abordar más temas, porque serían unos cuantos, a partir de las cosas que uno ve.
¿Qué dijo hace unos días el caballerito que está allí en la presidencia de Estados Unidos? De repente uno se asombra, porque puede pensar que va a haber un poquitico de decencia, pero usted descubre desgraciadamente que esa palabra no existe, casi asusta. Bueno, no queda más que la esperanza de que por lo menos sea inteligente.

Se supone que no quieran sacrificar al pueblo de Estados Unidos, porque los únicos que lo amenazan son ellos, los únicos que pueden desatar una guerra, y todo lo que hacen conduce a la guerra. No es Rusia, aunque se trate actualmente de un país capitalista, no es China, ambos han desarrollado esas armas como un instinto defensivo, pero no para conquistar otros países. Los yankis las desarrollan para mantener un dominio sobre el planeta. Es imposible que el sistema capitalista pueda perdurar, su etapa ya pasó, no es compatible, con la existencia de miles de millones de seres humanos, sus necesidades vitales, la contaminación del medio ambiente, el agotamiento de los recursos materiales, los avances de la ciencia por un lado y la productividad asombrosa del trabajo por otro, esta puede llegar a ser cien o doscientas veces mayor que hace 200 años.

Les puedo citar un ejemplo: cuando la compañera Haila cantaba, la estábamos escuchando todos. Si no existieran los altoparlantes, no podían oírla allá. Pero, bueno, antes de la radio, había que ir a un teatro para escuchar a una bella voz, y las expresiones de una persona que acompañara su canto, o el espectáculo extraordinario de un ballet como el nuestro, que pronto cumplirá un importante aniversario más (Aplausos). Cuando decenios atrás surgió la radio, cientos de miles de personas, incluso millones, podían escuchar una noticia cientos de miles de veces. En cierta ocasión, un programa de radio que transmitía la narración de un famoso escritor, estuvo a punto de producir una catástrofe entre personas que creyeron que lo narrado se estaba produciendo.

Ahora con la televisión, si ella canta, en una hora pueden verla y escucharla 3 millones de cubanos; o 100 millones pueden ver un partido de fútbol. De un partido de fútbol se enteraban unos pocos, a veces cuando llegaba un cable y salía un periódico y el periódico llegaba al lector si sabía leer. Si tiene hoy un televisor, usted se encuentra con que el esfuerzo de un artista está siendo disfrutado por millones de personas. No es igual en todas las actividades, pero la multiplicación de la productividad ocurre con muchas.

Antes un hombre con un burrito trasladaba 100 ó 150 kilogramos algunos kilómetros; ahora en un camión que lleva entre 20 y 50 toneladas, recorriendo a veces miles de kilómetros, o en un tren. Con la electrónica se han multiplicado igualmente las posibilidades.

La técnica desaloja al hombre del empleo, y el capitalismo no aporta enseñanza moral alguna, no contiene nada ético, todo es comercial. Así no se puede educar a un pueblo, muchas veces convierte en egoísta, ambicioso, hasta en bandido a las personas.

Hemos visto lo que acaba de ocurrir en Venezuela, es horrible. Ayer el presidente Chávez explicaba el mar de mentiras del aparato mediático, y las iba desenmascarando una a una. Pero allí en Venezuela, el imperio se empeña en crear un problema, donde la Revolución ha ido creando una conciencia, a partir -como pasó aquí- de las cosas que la Revolución hizo por el pueblo, aportando derechos que el pueblo nunca tuvo y, principalmente, educación.

Fíjense que la Revolución comenzó primero por la educación, y después continuó por la salud y así, es otro pueblo, es otro ser humano, es otra vida que vale la pena vivirse.

Cuántos millones de personas no hay que necesitan una silla de ruedas, o necesitan un equipito para oír, o una operación de la vista para no quedarse ciegos. Solo en Bolivia nuestros médicos han operado de catarata a más de medio millón de personas (Aplausos). O sea, las posibilidades de hacer bien son extraordinarias si se prepara al pueblo, esas son las ideas, es lo que defendemos. Pero hoy no hacemos nada con plantear ideas, defenderlas y luchar por ellas sin la existencia de la humanidad, en la cual cada ser humano nació, tuvo el privilegio de poder pensar, de tener inteligencia, de conocer la vida.
Ninguno de los otros seres vivientes conoce cosas como estas de las que estamos hablando. Y ya que el hombre tuvo ese privilegio, lo menos que debiera hacer es tratar de salvar la especie. ¿Por qué van a sacrificar a todos los niños y tiene que ocurrir lo que le ocurrió a la señora sobreviviente de Hiroshima cuando tenía dos años? Y no lo supo hasta que tuvo alrededor de 38, cuando le habló el padre, porque después eran discriminados, nadie sabía lo que era el efecto de las radiaciones, creían que se contagiaba con ella a otros.

Ahora imagínense, con la teoría que explicó aquí un científico de los más eminentes, sobre el invierno nuclear. Cien bombas de las 25 000 que hoy existen, mucho más potentes, crearían un invierno nuclear: la producción de alimentos desaparecería en cuestión de semanas, encima de lo golpeada que está por el deterioro del medio ambiente; en la pesca, la sobreexplotación brutal; las aguas, muy contaminadas, la industria ha lanzado sobre el mar y sobre los lagos enormes cantidades de mercurio y otros productos químicos. ¡Ah!, mientras eran pocos los habitantes del planeta, la naturaleza extensa le permitía ir resistiendo. El número de habitantes es ya más de 6 000 millones. Se calcula que en el 2050 serán 9 000 millones. Tienen que alimentarse, es su primera necesidad. ¿Se imaginan miles de millones de personas, aunque no los haya matado directamente una de las 100 bombas, que se queden absolutamente desprovistos de alimentos, y a temperaturas por debajo del punto de congelación? No funcionaría nada. Sería una agonía inconcebible.

Son cosas duras, pero hay que pensarlas, hay que decirlas; que no se pueda pensar que la humanidad fue hacia una hecatombe sin que nadie lo advirtiera. No se trata de méritos para nadie; nadie está luchando por una medalla o algo parecido, es la racionalidad elemental lo que obliga a que cada uno de nosotros tenga que pensar en eso y tenga que advertir. Es su deber hacer un esfuerzo, porque todos tienen padre, madre, hijos, todos tienen personas a las cuales aman. Pero, además, las personas más generosas aman al prójimo también, aman a los demás, aman a los vecinos, y se preocupan por ellos. El internacionalismo es luchar por aquellos que están sometidos al apartheid, a la esclavitud o al hambre.

Cualquiera de nosotros ha vivido las distintas etapas, desde que no sabía leer ni escribir hasta hoy, y sabe cómo la conciencia se puede ir desarrollando. Entonces, todos nosotros hemos adquirido un nivel determinado de conocimiento. Hay que luchar por eso, es lo que afirmo. ¡Hay que luchar sin buscar nada! Y me parece que, si a veces se esfuerza la gente por cosas intranscendentes, esto es algo por lo cual vale la pena esforzarse (Aplausos).

Perdónenme que les haya robado unos minutos más, pero me alegro mucho de haberles podido añadir estas cosas (Del público le dicen: “¡Usted es nuestro Premio Nobel de la Paz, porque lo lleva en el corazón y lo ha demostrado en estos cincuenta años!”)(Aplausos.)

¿A qué hora comenzamos nosotros? (Le dicen que a las 9:07; lleva 30 minutos.)

¿Sí? Pues, miren, no hemos cumplido ni las dos horas (Risas); pero me voy, porque empieza ya a hacer calor.
(Exclamaciones de: “¡Viva!” y “¡Fidel, Fidel, Fidel!”)

(Ovación).
Muchas gracias.

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