Discorsi

Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en las maniobras del XX Aniversario, celebradas en Camagüey del Granma, el 7 de diciembre de 1976

Data: 

07/12/1976

Distinguidos invitados;

Queridos compañeros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias;

y participantes en esta maniobra:

Con la maniobra XX Aniversario concluyen las actividades organizadas alrededor de esta fecha, que recuerdan el nacimiento de nuestras gloriosas Fuerzas Armadas Revolucionarias, y a la vez la culminación del proceso de institucionalización de nuestra Revolución.

Millares de hombres han trabajado incansablemente durante muchas semanas, para hacer posible esta brillante demostración militar.

Hace unos días, el 4 de diciembre, tuvo lugar el desfile en la Plaza de la Revolución, que fue impecable; ahora, estas maniobras que han recibido la calificación de sobresaliente.

Hay escenas que son imborrables en la mente del hombre, tales por ejemplo, cuando hace 20 años partíamos de México aquella madrugada del 25 de noviembre de 1956, cuando navegábamos hacia Cuba en nuestra frágil embarcación un puñado de hombres, cuando desembarcamos en los pantanos movedizos de Las Coloradas, o cuando se efectuaron las primeras marchas de nuestra pequeña columna en los campos de la patria; así también recordaremos siempre las escenas de nuestros bizarros combatientes desfilando con sus nuevos y bellos uniformes y sus modernas armas en la Plaza de la Revolución el día 4, o cuando la división blindada cumplía las misiones asignadas a ella en estas maniobras.

Hay también escenas amargas que tampoco se olvidan. Un día como hoy, 7 de diciembre, hace 20 años el embrión de nuestro Ejército se encontraba disperso en los cañaverales y bosques de las proximidades del desembarco. Fuimos muy pocos los que sobrevivimos. Y en aquel entonces no sabíamos cómo se manejaba un mortero, no conocíamos una bazooka; no habíamos tenido siquiera oportunidad de manejar nunca una ametralladora pesada. No se sabe lo que valía un fusil en aquellas circunstancias.

El verdadero soldado revolucionario consiste en dos cosas: el alma y el arma (APLAUSOS).

La lucha prosiguió, y en aquel enfrentamiento de vida o muerte, no para nosotros que era lo menos importante, sino para la Revolución, aprendimos el modo adecuado de combatir; aprendimos cómo luchar, cómo resistir, cómo maniobrar, cómo cercar y aniquilar las fuerzas enemigas; aprendimos, sobre todo, a usar las armas, las escasas armas con que siempre contábamos, de tal modo que medíamos los resultados de un combate no por las bajas que ocasionábamos al enemigo, sino por las armas que les ocupábamos. Y decía: aprendimos, sobre todo, a emplear con el máximo de eficiencia esas armas.

Incluso llegó el momento en que intentamos fabricar algunas de ellas. Habíamos capturado bazookas al enemigo, morteros e, incluso, tanques, y algunas de ellas intentamos fabricarlas y en cierto modo las fabricamos de un modo rudimentario y de cierta eficiencia.

A lo largo de la lucha se fueron incorporando a nuestras filas muchos jóvenes que ni siquiera habíamos tenido oportunidad de conocer antes del Moncada y del Granma, y podíamos citar muchos hombres y muchos nombres que hoy son jefes destacados de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias, pero para citar uno a modo de ejemplo, el compañero Leopoldo Cintra, jefe de la división que maniobró, hoy general de brigada que se incorporó a nuestras fuerzas en aquellos años, destacándose de modo singular desde el primer instante (APLAUSOS).

La principal moraleja que podemos sacar de aquellos años, es que mientras haya un revolucionario y haya un fusil, ninguna causa estará perdida (APLAUSOS).

Triunfamos, y seguimos avanzando. En Girón ya poseíamos tanques, artillería, defensa antiaérea y algunos aviones. Estábamos organizados todavía en batallones, no disponíamos de regimientos ni divisiones. Se luchó con extraordinaria eficiencia en aquellos días, y en menos de 72 horas las fuerzas mercenarias fueron aniquiladas.

La última experiencia combativa importante de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias, fue en el cumplimiento de la misión internacionalista de apoyo al hermano pueblo de Angola (APLAUSOS). Ya esta vez nuestros combatientes poseían un completo dominio sobre el manejo de los tanques, la artillería a reacción y cualquier tipo de armamento convencional; y nuestros oficiales dominaban la organización de las unidades en Regimientos, Divisiones y Ejércitos.

Pero también la lucha en Angola fue difícil los primeros días, porque las fuerzas angolanas y cubanas eran inferiores en número, y en armamento al enemigo. Pero allí igualmente las armas se emplearon con extraordinaria eficacia. Se pudo contener al enemigo y en ninguna circunstancia Cabinda ni Luanda cayeron en poder de la coalición imperialista racista.

Cuando comenzaron a llegar refuerzos, los suministros de armas de la URSS y hombres y armas desde Cuba, la situación cambió radicalmente. Pero a decir verdad, solo una pequeña parte de las fuerzas participaron en las acciones decisivas, porque en los instantes en que las circunstancias aconsejaron realizar operaciones ofensivas en todos los frentes, el grueso de las fuerzas viajaba en el Atlántico rumbo a Angola.

El enemigo fue totalmente derrotado y el país, desde Cabinda hasta Cunene quedó absolutamente liberado.

Estas experiencias y estas enseñanzas de nuestra historia son de suma importancia. Hay que prepararse siempre para cuando llegue la hora de la acción. Cuando la lucha en Angola, cientos de miles de cubanos deseaban ayudar y participar. Podríamos decir que virtualmente todo el mundo: los cuadros del Partido, de la Juventud, incontable número de trabajadores; pero no todos estaban preparados. No se trata de ir a la guerra simplemente porque se posee buena voluntad, ardor y valor; hay que estar además preparados, ¡y muy preparados! (APLAUSOS)

No podemos olvidar además, que el grueso de nuestras Fuerzas Armadas Revolucionarias está compuesto por sus reservas, de modo que por cada soldado permanente hay por lo menos ocho en las reservas. Y en la misión internacionalista de Angola, más de la mitad de los combatientes pertenecían a esas reservas (APLAUSOS).

De ahí la importancia de la preparación combativa de las tropas permanentes y de las reservas, y también de los cuadros de la Juventud y del Partido.

Hoy día las armas modernas y la guerra moderna exigen una preparación muy rigurosa, quizás no exista en la actualidad ninguna actividad más difícil y compleja que la actividad militar, puesto que las armas se revolucionan incesantemente y se hacen cada vez más complejas. Los problemas que plantea la guerra en el frente y en la retaguardia, son cada vez más difíciles de resolver. Es por ello que un combatiente, y en especial los oficiales, tienen que prepararse incesantemente, estudiar prácticamente toda la vida, desarrollar los conocimientos y meditar mucho sobre estas cuestiones, imaginar todas las situaciones posibles que puedan presentarse y sentirse capaces de afrontarlas.

Un buen ejemplo es  lo que han progresado nuestras fuerzas armadas en estos 20 años; desde aquellos días iniciales, desde aquellos orígenes tan modestos que mencionábamos anteriormente, y eso se ha logrado con el esfuerzo, con la superación, con el estudio. Hoy día poseemos ya magníficas instituciones de preparación y de superación para nuestros oficiales: la Escuela Interarmas "Antonio Maceo", donde ya comienzan a ingresar con nivel de preuniversitario; la Escuela de Artillería; la Escuela Naval, que pronto contará con modernas instalaciones; el Instituto Técnico Militar, y la recién inaugurada Academia "Máximo Gómez". Muchos de nuestros compañeros realizan estudios en la Unión Soviética. Y todo el mundo estudia y tiene que estudiar, desde el recién graduado de la Escuela Militar, hasta el recién ascendido a General de Brigada o General de División.

Hoy poseemos un modernísimo armamento, como las nuevas armas que vimos desfilar el 4 de diciembre o las que vimos participar en estas maniobras.

A medida que se medita y se profundiza sobre estas cuestiones, no podemos menos que experimentar cada vez más un profundo sentimiento de gratitud hacia la Unión Soviética que nos proporcionó esos magníficos armamentos (APLAUSOS) y que nos facilitó el aprendizaje de su manejo. Y con hondo sentimiento internacionalista experimentar gratitud hacia ella, no solo por las armas que nos ha proporcionado a nosotros, sino por las armas que ha podido suministrar a los pueblos que han luchado y luchan por su soberanía y su liberación frente al imperialismo (APLAUSOS).

Algo más hace por todos nosotros la Unión Soviética. Anteriormente hablaba de que las armas evolucionaban, o se revolucionaban incesantemente; el imperialismo trata de producir cada vez nuevos y más destructores equipos militares. Si el mundo subdesarrollado, si el mundo progresista, si los pueblos que luchan tuvieran que enfrentarse solos a esa situación, cada vez tendríamos un imperialismo mejor armado y los pueblos cada vez relativamente más desarmados; pero gracias precisamente al extraordinario esfuerzo de los científicos, de los técnicos y de los trabajadores soviéticos, nuestras armas se revolucionan también y se mejoran incesantemente, y a las armas de los imperialistas podemos oponer estas excelentes armas que poseemos hoy (APLAUSOS).

Se cumplen en esta fecha 80 años de la muerte de nuestro Titán de Bronce, Antonio Maceo, combatiente ejemplar, patriota insuperable que realizó extraordinarias proezas, militar genial, cuya vida es desgraciadamente poco conocida en las academias militares de otros países.

Por eso hoy no solo rendimos homenaje a la historia pasada, a las generaciones que lucharon en 1868 y en 1895, no solo rendimos tributo de recuerdo a nuestro Granma y a nuestros combatientes en la Sierra, no solo celebramos la institucionalización de la Revolución; sino que rendimos en lo más profundo de nuestros corazones especial tributo al general Antonio Maceo (APLAUSOS).

Y el mejor homenaje que podíamos rendirle, es este: un ejército moderno, eficiente, aguerrido, valeroso, internacionalista, digno de la historia y de las glorias de Antonio Maceo (APLAUSOS). Y por encima de todo, una patria soberana, libre y socialista; un ejército y un pueblo dispuestos a cumplir su orden de que solo recogerá el polvo de su suelo amasado en sangre, si es que no perece en la contienda quien intente apoderarse de ella.

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)

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