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DISCURSO PRONUNCIADO POR FIDEL CASTRO RUZ EN EL XXV CONGRESO DEL PARTIDO COMUNISTA DE LA UNION SOVIETICA, EL 25 DE FEBRERO DE 1976

Data: 

25/02/1976

Querido compañero Leonid Ilich Brezhnev;

Queridos dirigentes del Partido Comunista de la Unión Soviética y delegados al Congreso;

Distinguidas delegaciones invitadas;

Queridos amigos soviéticos:

En los congresos, como ustedes saben, el tiempo es siempre escaso y las intervenciones son siempre numerosas. Por eso pienso que la brevedad es mi primer deber en esta honrosa e histórica tribuna. Es poco, además, lo que los comunistas cubanos podemos enseñar y mucho lo que debemos aprender en una reunión como ésta (APLAUSOS).

Con la mayor atención hemos escuchado el valioso informe del Comité Central del PCUS expuesto por el compañero Brezhnev, cuyo contenido impresionó profundamente a la delegación de nuestro Partido.

Por haber sido los comunistas de este país el primer destacamento victorioso de la clase obrera internacional y los forjadores del primer estado socialista en la historia de la humanidad, los congresos del Partido Comunista de la Unión Soviética, desde los tiempos de Lenin hasta hoy, han constituido una fuente extraordinaria de experiencia y enseñanza para todos los revolucionarios del mundo (APLAUSOS).

En los libros de Lenin, genial intérprete y continuador de las ideas de Marx y Engels, en la Revolución inmortal de Octubre, en los hechos gloriosos y heroicos del pueblo soviético, y en la historia admirable escrita con audacia, sacrificio y heroísmo por los comunistas soviéticos, se inspiraron durante los últimos 58 años los combatientes que en todos los rincones del mundo lucharon contra la opresión del hombre y por los sueños más hermosos de justicia, dignidad y progreso humano (APLAUSOS).

Ningún revolucionario dejó de sentir el aliento y el estímulo que emanó siempre de los comunistas soviéticos. Puede decirse que desde entonces todas las nuevas generaciones revolucionarias se educaron en las ideas, el espíritu y los principios de la Revolución de Octubre. Ningún acontecimiento influyó jamás tanto en la mente de los hombres, el destino de los pueblos y el progreso del mundo. La humanidad ha vivido a partir de entonces el más fecundo período de transformación revolucionaria en toda su existencia (APLAUSOS).

La intervención extranjera en los años iniciales del poder soviético, el feroz aislamiento y el bloqueo impuesto al primer estado socialista, la brutal agresión fascista, el cerco de bases estratégicas, la guerra fría, los pactos militares agresivos del imperialismo, nada de cuanto ha inventado la reacción internacional pudo más que la indomable voluntad del pueblo soviético y la solidaridad que su causa despertó en los trabajadores y los pueblos oprimidos de todo el mundo (APLAUSOS).

Hoy existe la comunidad socialista, y más de 100 naciones colonizadas y semicolonizadas de todos los continentes, al influjo de los cambios mundiales que trajo la Revolución de Octubre y la derrota del fascismo, pudieron alcanzar su independencia en duras luchas contra las fuerzas todavía poderosas del colonialismo y el imperialismo.

Los trabajadores soviéticos abrieron el camino y lo supieron defender con su esfuerzo heroico y su sangre generosa. Los 20 millones de nobles y abnegados hijos del pueblo soviético que murieron en la guerra patria fue el precio terrible que le impuso el más tenebroso intento de la reacción mundial para frenar la marcha inexorable de la humanidad hacia metas de justicia, bienestar y paz (APLAUSOS). Mas no solo eso: la URSS se convirtió, en el curso de unos pocos decenios, con su formidable desarrollo científico, tecnológico e industrial, en un país extraordinariamente poderoso en todos los campos.

Las propias agresiones armadas y las amenazas del imperialismo la obligaron a un considerable esfuerzo también en el terreno militar. En la lucha por la liberación de su patria de la intervención imperialista primero y la invasión fascista después, los soldados soviéticos se convirtieron en intrépidos, expertos e invencibles combatientes (APLAUSOS). El poder de sus armas se hizo extraordinario. Pero por vez primera en la historia humana la fuerza militar de un gran estado no se desarrolló para la opresión de otras naciones, la explotación de los pueblos, la conquista y la guerra. La URSS, siguiendo firmemente las ideas de Lenin, se convirtió en el más sólido baluarte de la paz mundial, a la vez que escudo indestructible que frena los ímpetus agresivos del imperialismo contra los pueblos pequeños y débiles (APLAUSOS). Sin ello, en esta época de escasez de materias primas y crisis energética, las potencias capitalistas no habrían vacilado en un nuevo reparto del mundo.

El grado de independencia de que hoy disfrutan las naciones pequeñas, el éxito con que los pueblos luchan en la actualidad por recuperar el control de sus riquezas naturales y hacen escuchar su voz en el concierto de naciones, no podría siquiera concebirse sin la existencia de la Unión Soviética (APLAUSOS). El nivel de paz que hoy existe en el mundo, el grandioso privilegio que significa para las nuevas generaciones humanas no haberse visto arrastradas a las llamas de una catastrófica conflagración mundial y la esperanza en un porvenir de cooperación entre todas las naciones, se deben, por encima de todo, al triunfo de las ideas leninistas en este país y su aplicación consecuente en la política exterior soviética (APLAUSOS). Los hechos objetivos demuestran, cada vez más elocuentemente, que la paz mundial, el progreso de la humanidad y el socialismo están indisolublemente unidos. Los cambios en el mundo no se detendrán. Sin que nadie pueda exportar la revolución ni imponerla por medio de la guerra, y sin que nadie pueda tampoco impedir que la hagan los pueblos (APLAUSOS), el futuro pertenece por entero al socialismo y al comunismo (APLAUSOS).

Hablamos en nombre de un pueblo que allende al Atlántico, en un continente que antaño conoció el dominio irrestricto y absoluto del más poderoso país imperialista, construye con éxito el socialismo a 90 millas de ese país (APLAUSOS).

En ello nuestro pueblo hizo el aporte de su indomable vocación de justicia y libertad, su sudor y su sangre, y su lealtad a las ideas revolucionarias, pero habría sido inconcebible sin la Revolución de Octubre, sin el apoyo fraternal y solidario de ustedes, sin la existencia del Estado fundado por Lenin, cuyo Partido glorioso celebra hoy su XXV Congreso (APLAUSOS). Es alentador consignar esto como prueba irrefutable de la fuerza y el porvenir del socialismo.

No me corresponde hablar por otros, pero sé que desde que se fundó el Estado soviético, al igual que en nuestra patria, dondequiera que un pueblo luchó por su liberación en Europa, en Asia, en Africa o en América Latina, no faltó jamás el apoyo y la solidaridad de los comunistas soviéticos (APLAUSOS). Y dondequiera que haya un corazón agradecido, una conciencia justa, un juicio sereno, estarán presentes estas verdades (APLAUSOS). El sol no podrá jamás taparse con un dedo. La historia verdadera no la escribirán los reaccionarios, los calumniadores, los intrigantes, ni los traidores, llámense fascistas, llámense burgueses o llámense maoístas (APLAUSOS), porque la propia historia los barrerá a todos (APLAUSOS).

Ellos aspiran a destruir el enorme prestigio que con tanto heroísmo, sacrificio y lealtad a la causa revolucionaria ha conquistado el pueblo soviético (APLAUSOS). También los hitlerianos creyeron un día que sobre las ruinas de la Unión Soviética construirían un imperio de 1 000 años. Pero tanto en el orden material como en el orden moral, la Unión Soviética es ya indestructible (APLAUSOS). Y nadie podrá socavar su prestigio, porque la seriedad de su conducta internacional, su sentido profundo de la responsabilidad histórica con el movimiento revolucionario y la invariable fidelidad de la Unión Soviética a una política de principios a lo largo de toda su existencia, inspira a los revolucionarios sinceros y a los hombres progresistas de todo el mundo una confianza ilimitada (APLAUSOS).

Nuestro pueblo se siente orgulloso de sus relaciones con este gran país (APLAUSOS). Ellas constituyen un modelo de práctica internacionalista, de comprensión, respeto y confianza mutua. Jamás la Unión Soviética, que tan decisiva ayuda brindó a nuestro pueblo, se ha acercado a nosotros para exigirnos algo, para poner una condición, para decirnos lo que debemos hacer. Nunca en la historia de las relaciones internacionales, que estuvieron regidas milenariamente por el egoísmo y la fuerza, se conoció este tipo de lazos fraternales entre un país poderoso y un país pequeño (APLAUSOS). Solo el socialismo puede hacer posible en el mundo tales vínculos entre los pueblos.

Hoy, cuando el mundo capitalista sufre una profunda crisis económica, y el desempleo, la desmoralización y el caos crecen en el seno de las naciones burguesas, cuyo porvenir es cada vez más incierto, en la sociedad soviética, optimista, victoriosa y confiada, se desarrolla sin interrupción el progreso material, social y moral. Ello demuestra irrebatiblemente las posibilidades de un porvenir mejor para toda la humanidad (APLAUSOS).

Ayer observábamos nosotros con admiración el extraordinario entusiasmo con que ustedes, los delegados a este Congreso, reaccionaban ante conceptos profundamente revolucionarios expresados por el compañero Brezhnev, no como un partido que conquistó el poder hace casi 60 años, sino como un partido de renovada e inextinguible energía que emprende cada día el camino de la revolución (APLAUSOS PROLONGADOS). Era, sin duda, el mismo espíritu de los días gloriosos del crucero "Aurora" y el asalto al Palacio de Invierno (APLAUSOS).

¡Rindamos tributo al hombre y al partido que hicieron posible tan extraordinarias proezas revolucionarias!

¡Gloria eterna a Vladimir Ilich Lenin! (OVACION)

¡Viva el Partido Comunista de la Unión Soviética!

(EXCLAMACIONES DE: "¡Hurra, Cuba y Fidel!")

(OVACION)

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