Discorsi

Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la clausura del IV Encuentro Internacional de Economistas. Palacio de las Convenciones, 15 de febrero de 2002

Data: 

15/02/2002

Distinguidos invitados:

Me han dado ustedes una tarea verdaderamente difícil. Me gustaría en estos instantes tener la elocuencia y la erudición de muchos, podríamos decir casi todos, de los que han hablado aquí.

Toda mi vida he tratado de encontrar la esencia de los hechos y, a partir de esa esencia, tratar de adivinar lo que va a ocurrir o puede ocurrir. A veces las cosas no ocurren cuando se desea que ocurran, o no ocurren tan pronto y después ocurren; no creo que sea el único que se haya equivocado en algunas previsiones. Todo el mundo sabe que los revolucionarios siempre desean que las cosas ocurran pronto y estas tardan un poco más.

Nosotros mismos intentamos comenzar a realizar la Revolución en 1953 y tuvimos después que resignarnos a esperar cinco años, cinco meses y cinco días, parece una cosa cabalística, ¿no? —no viene de Cavallo, sino de la frase de una palabra que consta en el diccionario (Risas).

Aquí, realmente —y tuve el privilegio de participar en la mayor parte de las plenarias—, hemos escuchado cosas de mucho interés. Hemos participado en las cuatro reuniones anuales de economistas y son notables las diferencias entre la primera reunión y esta, habría que preguntarse por qué. No voy a dar respuesta, hay que preguntarse o más bien comprender que son los acontecimientos de los últimos años los que han cambiado prácticamente hasta el lenguaje que se ha usado en esta reunión.

Es notable el aprendizaje de estos últimos tres años y, sobre todo, el de los últimos dos años, y, de modo muy especial, el aprendizaje de los últimos seis meses, ante hechos que se veían venir y hoy están presentes.

En aquella primera reunión de 1998 era todavía el fin de la historia, y lo que hoy vemos, algo al parecer lejano. Se sumaron meses, semestres y años de crecimiento de la economía, milagros en Japón, que comenzaron a dejar de serlo hace aproximadamente cuatro años, a pesar de que tanto se habló de aquel milagro; milagros en el oriente asiático que parecían definir un curso imparable; milagros en la economía de nuestros vecinos del Norte, que llevaban un récord, cada día que pasaba sin una crisis y lo anotaban todos los días, hasta finales del 2000, en que comenzaron a verse algunos índices de reducción de la producción industrial. Entonces de inmediato salieron a relucir teorías conocidas: que cuando tenían lugar tantos meses seguidos de retroceso de la producción industrial era ya un problema serio para la economía, comenzaba a ser una caída, una recesión, etcétera.

Empezaron a reducirse los empleos en Estados Unidos y comenzaba a tener lugar aquello que muchos esperaban, como consecuencia inevitable de la forma en que había crecido esa economía y de los cambios que se habían producido. Todo había cambiado.

En reuniones como esta se ve la relatividad de los hechos, de las personalidades históricas, de las interpretaciones de cada uno de los acontecimientos. Hasta ahora se hablaba de lo injusto que era el orden económico, las instituciones financieras internacionales, tanto globales como regionales, estas dependen de las globales. Y cuando aquí mencionamos, en alguna ocasión, a alguna de estas instituciones, sinceramente que lo hacemos sin ánimo de lastimar a las personas o representaciones que nos han acompañado, contribuyendo a darle a esta reunión el carácter que siempre se buscó, de un debate de ideas, de posiciones y de puntos de vista, ya que no debemos tener ningún temor a escuchar cualquier punto de vista.

Ya desde la primera reunión conocía los ánimos de muchos de los participantes en relación con los representantes de tales instituciones. La primera de todas que vino fue el Banco Mundial, ha estado en las cuatro reuniones; en esta ocasión hubo cosas nuevas, personalidades muy destacadas que en aquel tiempo no habrían venido, no habrían tenido mucho que decir, y esta vez pudimos contar con la presencia de varias de ellas: dos Premios Nobel de Economía y un Premio Nobel de la Paz, aunque este más de una vez nos había hecho el honor de participar en reuniones en nuestro país. Incluso por televisión, desde Estados Unidos, pudimos escuchar a quien se dice que será un futuro Premio Nobel, y tal vez lo sea; pero no sé si allá quienes deciden quiénes reciben los Premios se animarán a concederles tal honor, con su elevado monto de recursos, a quienes se decidan a hablar con claridad sobre realidades que hoy están viendo.

En el año 1998 qué nos podía decir el ilustre académico y profesor Joseph Stiglitz, que no era Premio Nobel todavía y no se había producido esta crisis, si acaso la del sudeste asiático, que fue la primerita, después de la mexicana, que no suele asociarse con la que se inició en 1998 en el Lejano Oriente. Hoy estas son realidades que han ido sucediendo una tras otra.

Y aquí, meditando, porque no hacía otra cosa que meditar y meditar, mientras los demás se expresaban, siguiendo el orden del programa, se discutieron primero cuestiones económicas, entre las cuales, la situación argentina ocupó destacado lugar, precisamente, porque —como le decía a Pérez Esquivel, después que se concluyó la sesión de la tarde— Argentina era el paradigma de la globalización neoliberal y hoy es el paradigma del fracaso de la globalización neoliberal.

Se habló ampliamente, tratando de explicar causas y posibles soluciones, del tema relacionado con la economía y la globalización, y este tema ocupó, podría decirse, un 30% o un 40%, o más, de nuestro tiempo.

Se abordaron otros problemas de tipo económico asociados al programa de la reunión. No pude escuchar hoy lo que se contó con relación al acuerdo multilateral de inversiones; pero es un acontecimiento bastante conocido. Se mencionó aquí como una de las pruebas —fue el profesor Borón, si mal no recuerdo—, de cosas que pueden hacerse, tal como fue la denuncia oportuna de aquella conspiración, porque se llevaba a cabo mediante las técnicas preferidas de los dueños del mundo: la conspiración.

Sí, decía dueños del mundo, porque aquí algunas instituciones de las que mencionamos no existen per se, existen porque hay un sistema mundial de dominación. Esas instituciones tienen dueños muy conocidos, tanto el FMI como el Banco Mundial, aunque sus misiones eran distintas.

Yo pienso que al Banco Mundial lo han arrastrado y lo han obligado a abandonar las tareas que se le concedieron al finalizar la guerra, que eran las de promover el desarrollo social, y lo han dedicado, por completo, a operaciones de salvamento. Conozco la opinión de la mayoría de los que participan en esa institución, opuestos a tales tareas, que le han sido y le son impuestas, aunque allí no exista el derecho al veto que nuestro poderoso vecino del Norte posee en el Fondo Monetario Internacional, poder de veto que ejerce de forma absoluta. Jamás —como en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas— se tomará una decisión a la cual ellos se opongan, porque ese derecho al veto lo han ejercido allí, por lo menos, cuatro o cinco veces más que todos los demás miembros del Consejo de Seguridad juntos.

Si ocurre allí, nada menos que en la institución que representa al mundo, ese embrión de autoridad internacional, de autoridad mundial, al cual no se le quieren ni entregar los fondos para el sostenimiento, qué no harán con el Fondo Monetario Internacional, y yo les ruego a los que aquí han participado en representación suya, que tomen cualquier mención o alusión a la célebre institución como una crítica a un sistema, a una concepción y no a los profesionales que allí trabajan o van y vienen, y donde tampoco todos los criterios son exactamente iguales. Algunos son partidarios de algunas concepciones y otros de otras menos de extrema derecha, menos radicales, menos brutales.

Ojalá en el futuro... Bueno, y sin "ojaláses", las reuniones serán cada vez más interesantes, porque si en seis meses se han acumulado tantas noticias, bien que merecerán análisis profundos las cosas que ocurran en los próximos 12 meses, puesto que se han producido cambios de carácter trascendental, tanto en lo económico como en lo político.

Habrá que analizar también cómo marcha el famoso ALCA, discutido aquí. Es un tema que hace muy poco se debatió aquí, en una reunión sobre el tema en concreto; un tema que se debatió también aquí en el Foro de Sao Paulo. Sobre el ALCA casi todos los intelectuales y todas las personas que piensan, que tienen conocimientos, han definido ya sus puntos de vista y son, como regla, en su inmensa mayoría, opuestos al ALCA.

Lo peligroso del ALCA no son los puntos de vista de los intelectuales, de los economistas y de los pensadores políticos; lo peligroso del ALCA es la falta suficiente de información que poseen las masas de los pueblos de nuestro hemisferio, muchos de ellos con elevados índices de analfabetismo, y cientos de millones sin ninguna preparación para conocer, salvo las experiencias personales, teóricamente lo que significa el ALCA.

Vean cómo se endeudó este hemisferio. No lo consultaron ni con los parlamentos, no lo consultaron muchas veces ni con el Consejo de Ministros; eran ministros de Economía o Hacienda que, más o menos en combinación con las más altas autoridades políticas, decidían. Incluso las grandes deudas —y creo que alguien lo recordó aquí— se comenzaron a contraer masivamente bajo gobiernos tiránicos, gobiernos sangrientos, que no consultaron con nadie. Si acaso aquella deuda y sus secuelas ayudaron de cierta forma a que se produjera la llamada apertura democrática, sin duda, algo mucho mejor que lo que había, porque desaparecieron gran parte de las desapariciones, desaparecieron gran parte de los asesinatos, se redujo considerablemente la represión, que no ha desaparecido, ni mucho menos; pero todas aquellas enormes deudas se generaron a espaldas del pueblo. Muchas veces la banca privada o los gobiernos le pintaban al pueblo como una gran cosa que se había resuelto una crisis económica porque habían logrado un préstamo del Fondo Monetario de 10 000 millones, ó 20 000, ó 30 000. Nadie sabía las consecuencias de eso, no podían comprenderlo.

En el año 1985, hace 17 años, se produjeron importantes reuniones en Cuba a lo largo de todo ese año, reuniones de estudiantes latinoamericanos, de campesinos latinoamericanos, de mujeres latinoamericanas, organizaciones de trabajadores, y, en fin, de personalidades políticas e intelectuales de todo tipo. Las reuniones no podían ser aquí, eran en el teatro "Carlos Marx", donde caben alrededor de 6 000 personas, fueron días y días de análisis, de discursos; sí, allí había que oírlos, 100, 120, 130 discursos, no se podía hacer otra cosa.

¿Qué se buscaba? Crear estados de opiniones sobre la deuda. Ni se sabe la cantidad de materiales que hay guardados por ahí y algunos mensajes. Recuerdo que, incluso, nosotros después de cada una de aquellas reuniones les enviamos a todos los jefes de Estado, con algunas excepciones lógicas, el material de lo discutido; entre ellos, al Papa, como Jefe de Estado, y vimos después con satisfacción que una de las banderas del Papa fue precisamente la cuestión de la deuda dentro de sus proyecciones, que se expresaron en el Sínodo de Roma, relacionado con la lucha contra la pobreza y la deuda.

Los africanos no se preocupaban mucho todavía, porque su deuda no era muy elevada, no les habían prestado tanto como a los latinoamericanos, y no le daban, por ello, mucha importancia; hoy le dan una importancia mucho mayor. Los latinoamericanos lo tomaron más en serio.

Claro, no se pudieron lograr algunos objetivos, porque recuerdo que por aquellos días bastaba un país, un solo país de los tres grandes que se alzara contra la deuda y dijera: "No pago", y no se habría podido evitar entonces una verdadera solución a la crisis de la deuda u obtener al menos 10 años, 20 años de moratoria.

Alguien explicó hace unos minutos, incluso, que eso de no pagar una deuda tenía un antecedente histórico, allá por el principio del pasado siglo. Creo que fue Borón quien habló del tema.

¿Y saben quién era ese país que pudo dar un paso decisivo? Argentina, que estaba padeciendo las peores consecuencias; pero todavía tal vez no ha llegado la hora de dar a conocer determinados esfuerzos para persuadir a uno de los tres grandes. Los tres grandes eran: Brasil, México y Argentina.

Aquí me detengo, porque el esfuerzo era por formar opinión, movilizar masas y tratar de persuadir a algunos líderes de que tomaran decisiones que habrían hecho posible una solución, como la que ya desde aquel tiempo debió buscarse. Se les dio tiempo a los países ricos, sobre todo a los grandes acreedores del Norte que entonces jugueteaban con la tasa de interés y, por lo general, los convenios eran tales que, cuando subían las tasas de interés, subían también las tasas de la deuda contraída; no era como en este instante que la han bajado a 1,75 en la doceava ocasión en que, acudiendo desesperadamente a tales resortes, bajaron la tasa hasta ese límite para combatir la recesión.

Ahora, si entonces la deuda en América Latina era de 300 000 millones, la deuda a mediados del año pasado, 2001, era ya de alrededor de 750 000, se había más que duplicado, y habría que sacar las cuentas más claras para saber a cuánto ascenderá en el 2002. Alguien dijo por ahí que los mexicanos habían reducido un poco la deuda externa el pasado año; pero en Argentina y otros países creció, y no sé quién podrá buscar el dato para saber si la deuda alcanzó o no los 800 000 millones, pero en condiciones diferentes, ahora sería en medio de la más seria y amenazante crisis económica que se ha producido desde el final de la Segunda Guerra Mundial.

Nadie debe tener ninguna duda de eso, y ustedes no la tienen porque lo han expresado aquí.

Ahora hay que pagar una deuda mucho mayor; y ahora, además de una enorme deuda, las riquezas nacionales, las riquezas fundamentales, incluso las más sagradas, con algunas excepciones, han sido privatizadas. Antes eran deudores que tenían algo y ahora son deudores cuya deuda se ha multiplicado y continúa multiplicándose, y no tienen nada.

A esa deuda hay que añadir los cientos de miles de millones de dólares de privatizaciones, que antes era una especie de reserva, ya hoy agotada. Por eso es mucho más grave la situación.

Y a esa deuda se une la de Africa, se une la de Asia, al extremo que sobrepasa los 2 millones de millones, aunque en eso nosotros, los latinoamericanos, somos campeones olímpicos, ocupamos el primer lugar, medalla de oro; sin oro, ni esperanza de oro. Es mundial el problema.

Además, no había OMC en 1985, existía algo que se llamaba GATT. Sí, nosotros estuvimos aspirando a realizar una reunión del GATT o de la UNCTAD aquí, íbamos a usar este Palacio de las Convenciones, más una ampliación para oficinas necesarias, que terminó, al final, siendo hotel, porque nos dimos cuenta de que no valía ni la pena, Estados Unidos se oponía tenazmente. El GATT, metamorfoseado en OMC, es otro de los grandes instrumentos de saqueo y explotación, y está en manos de los dueños del mundo.

Aquí se mencionó en un momento dado la última reunión en Qatar. Buscaron un país desértico, donde era muy difícil llegar en bote o por carretera; mas no solo por la distancia, sino también porque el pasaje hasta allí costaba muy caro.

Debo decir, en honor de la verdad —y también aquí se mencionó por la tarde—, que ciudadanos norteamericanos y canadienses, de los que poseen Internet, que son intelectuales y, por lo general, capas medias de la población, son los que, comunicándose precisamente a través de esa vía, organizaron las protestas de Seattle, organizaron las protestas de Nueva York, organizaron las protestas de Quebec. De modo que ya el G-7 y los demás no tienen dónde reunirse. Yo pensaba que tal vez en esa nueva estación orbital prepararan algunos camarotes para reunir al grupo G-7. Ya han confesado que resulta muy difícil, pues han buscado una montaña por allá por Canadá para reunir al G-7 o a la OMC, una montaña altísima, distante, desértica y fría.

Davos parecía el año pasado un campo de trincheras de la Primera Guerra Mundial, que muchos, o algunos de ustedes, habrán visto en fotos de la Batalla de Verdún, o del Marne, y tan pacíficos y neutrales son los suizos, que tenían un ejército allí con cascos y todo tipo de armamento, que en la loma aquella de practicar los deportes invernales, pudieron llegar los que protestaban. Y de tal manera escarmentados, buscaron nada menos que Nueva York para reunirse; ahora cambiaron un poco el lenguaje, usaron determinadas palabras engañosas y piadosas, que es un método, es un estilo. Pero ya ni en Suiza, y aprovecharon la coyuntura y las medidas de seguridad adoptadas después del 11 de septiembre en aquella ciudad.

Tal vez esto esté relacionado con algunos de los hechos que están ocurriendo en estos momentos. Si ustedes me dan unos minutos, hago referencia a ese punto después, cuando nos acerquemos al final, que espero que no esté muy lejano.

Están en crisis hasta de locales. A lo mejor un día nos piden que les prestemos La Habana para dar una reunión de ese tipo; pero lo más probable es que la hagan en la Base Naval de Guantánamo (Risas).

Los he escuchado a ustedes, por ejemplo, hablar de la Base de Manto y la otra por aquí y por allá, y pensaba yo que también nosotros tenemos una base, hace casi un siglo, impuesta en los primeros años, después de la intervención aquella, cuando España estaba exhausta y no podía mantener su guerra colonial; intervención tras frases engañosas, tras declaración conjunta en el Congreso de Estados Unidos, que concluyeron en una guerra, una ocupación y en una llamada Enmienda Platt, que le otorgaba al gobierno de Estados Unidos el derecho a intervenir con sus fuerzas armadas en nuestro país ante cualquier alteración del orden que perjudicara sus intereses; enmienda que obligaron a introducir en la Constitución de la República, creando un verdadero trauma entre muchos patriotas, a los que pusieron en una alternativa: o lo tomas, o lo dejas, con relación a la independencia del país. Y esto fue ya cuando concluía el cuarto año de ocupación militar y se discutía la Ley Fundamental de la República. Tiene que haber sido terrible. Algunos se opusieron firmemente a cualquier precio, pero otros consideraron inevitable aceptarla.

Ya no había Ejército Libertador, había sido desarmado; ya no existía el Partido Revolucionario, creado por Martí para llevar a cabo la Revolución, dirigir aquella Revolución.

Martí fundó un partido para organizar, dirigir y hacer la Revolución antes de que Lenin fundara su partido revolucionario en Minsk; fue el primero, y no era marxista porque no podía serlo.

Esta era una sociedad recién salida de la esclavitud, donde no existía proletariado, y aquel hombre supo abordar genialmente los más delicados problemas, frente a la propaganda española, y algunas frases pronunció de Marx, y una de ellas muy bella: "Puesto que se puso del lado de los pobres, merece honor." ¡Pero qué visión lo que escribió a finales del siglo XIX sobre intentos alcanos!, cuando digo alcanos me refiero al ALCA, no a esa organización Al-Qaeda, no es tanta la diferencia entre una y otra (Risas).

Debo decir, de paso, ¿no?, que el estúpido y brutal crimen cometido en Nueva York hizo un daño tremendo a todo el mundo; hizo daño no solo al pueblo y a la economía norteamericana, aceleró el proceso de la crisis económica mundial, aunque esta venía ya en picada; golpeó todos estos movimientos de los cuales hemos hablado, de intelectuales, de economistas, de personas preocupadas por la globalización, los que libraban la lucha que hemos estado mencionando; ejerció un efecto paralizador dentro de Estados Unidos, donde se hacía mucho más difícil, ante la irritación y la confusión reinantes, ante el papel de aquellos que se oponían a la globalización, corrían el riesgo, incluso, de ser declarados terroristas. Tal vez, sin ese acto terrorista, no habrían podido reunirse los de Davos en Nueva York —eso lo inventaron después, aprovechando el clima que se respiraba—; afectaron la reunión de Porto Alegre en Río Grande del Sur, donde probablemente habrían asistido unos 100 000 participantes y llegaron solo a unos 50 000 ó 60 000 según criterios.

Aquí tuvo lugar la reunión contra el ALCA, y aunque una de las delegaciones más numerosas fue la norteamericana y canadiense, muchos de ellos no pudieron participar en aquella reunión, porque estaban muy recientes los acontecimientos, habían sido golpeados.

También el Foro de Sao Paulo. Se dio el Foro de Sao Paulo esta vez en La Habana, como se realizó el de Porto Alegre, no se desalentaron los que iban a participar y llevaron a cabo las reuniones, muy importante. Pero el acto terrorista golpeó estas luchas y dio lugar a pretextos para políticas nuevas y teorías francamente intervencionistas.

Aquí, incluso, con una frase se trató de señalar lo que estaba ocurriendo, cuando se utilizó la frase de dictadura militar mundial.

También pudiera hablarse de El 18 de Brumario de Luis Bonaparte, esto para los que leyeron esa obra de Marx o la lectura de Las guerras civiles en Francia, que es de obligada lectura para aquellos aficionados al estudio del marxismo y de los que pasan por determinadas escuelas, especialmente cuando se trata de obras de ese tipo, porque es mucho más fácil leer El 18 de Brumario que leer El Capital; este tiene un material de contenido estrictamente económico y el otro es una bella forma, una elegante y amena forma de describir acontecimientos históricos. O sea que Marx no tenía nada de dogmático y cuando abordaba esos temas lo hacía realmente con una gran capacidad de persuasión.

Estos son problemas de tipo económico, aparte de los que he mencionado de la deuda y que dieron lugar a las disquisiciones que hicimos sobre los movimientos sociales y políticos afectados por la barbarie y la estupidez de tales actos que nosotros condenamos sinceramente, porque hace mucho rato que meditamos sobre tales métodos, y porque libramos una guerra, que duró 25 meses, librada exitosamente, y no recuerdo todavía, en numerosos combates en los que participaron nuestras fuerzas de la Columna Uno, de la cual salieron todas las demás, un solo caso de un civil inocente muerto.

Nuestra lucha era una lucha de liberación en que a los prisioneros los tratábamos con gran respeto, no estaban ni 48 horas presos, como máximo 72; se lo entregábamos a la Cruz Roja Internacional, ya cuando empezamos a capturarlos masivamente. Les dábamos nuestros medicamentos a los heridos y a los prisioneros los poníamos de inmediato en libertad. Eran nuestros suministradores de armas, lógicamente debíamos tratarlos bien, eso es elemental (Risas).

Al principio luchaban y resistían hasta la última bala, nos costaban vidas, nos costaba parque, creían que los íbamos a matar, les habían sembrado eso en la cabeza, y fue la práctica la que los fue convenciendo a todos; cuando tenían perdida la batalla, ya entonces era más fácil que cesara el combate. Hubo algunos que se rindieron tres veces.

Nosotros no fuimos suministrados ni de fondos ni de armas ni mucho menos desde el exterior. No conocíamos ni siquiera a un funcionario ruso. Nadie nos trajo las ideas; elaboramos nuestras ideas, nuestras tácticas y, a pesar de lo que dijo Engels una vez, realmente, que desde que se hicieron las grandes avenidas en París y los fusiles de retrocarga eran imposibles las insurrecciones, yo siempre medité en aquello y estaba en desacuerdo, porque si hubiéramos estado de acuerdo con ese punto de vista no habríamos intentado hacer una revolución. Y aquí las condiciones objetivas no eran tan favorables, lo eran, desde luego, tanto como que pudo ser demostrado por los hechos, y las subjetivas no andaban mucho mejores, a decir verdad. Todavía había mucho dogmatismo en el pensamiento revolucionario y estábamos bastante influidos por la ideología de los vecinos del Norte, vivíamos prácticamente en plena guerra fría.

Nuestras concepciones eran flexibles, o un tipo u otro de lucha, no descartábamos nada: la combinación de las armas con el movimiento de masas, o la toma de una fortaleza para armar al pueblo, con una consigna de huelga general revolucionaria; pero el hecho es que fuimos encontrando la fórmula de cómo tomar el poder y a partir, sí, de concepciones marxista-leninistas.

A Marx le debemos una idea clara de lo que era la sociedad. Antes de tener contacto con tales ideas nos parecía la sociedad como un inmenso bosque y éramos como persona perdida en ese bosque, y a Lenin debemos las teorías del Estado: ambos nos mostraron la sociedad de clases, la historia de la explotación, el materialismo histórico , sin que, desde luego, esas sean doctrinas aplicables matemáticamente. Cuando las vas a aplicar a una época o después a otra, contienen mucha más, a mi juicio, influencia de los hechos que estaban aconteciendo cuando elaboró la teoría; pero muchos de sus principios son universales, en la breve historia de la humanidad, porque lo que sabemos de la humanidad, que pueda llamarse historia y no leyenda, es muy poco. Creo que las más antiguas tienen, si acaso, 3 500 años. ¿Qué son 3 500 años en la historia de nuestra especie?, esta especie que ha desarrollado una civilización y con relación a la cual suscribo, totalmente, aquella idea marxista de que al desaparecer el sistema capitalista concluiría la prehistoria de la humanidad. No olvido que aún ni siquiera hemos entrado en la historia, y cuando algunos tontos andan diciendo que es el fin de la historia, confundiendo los acontecimientos y los conceptos, no se dan cuenta de que estamos acercándonos al fin de la prehistoria.

Bueno, también junto a la prehistoria está la barbarie y están formas de saqueo cada vez más brutales, y formas de enajenar a las masas todavía más sutiles y pérfidas. Envidia se siente a veces de la época tribal o de los primeros grupos que vivían en formas elementales de sociedad, porque eran más libres de pensar, nadie pensaba por ellos, ni siquiera el hechicero de la tribu, o aquel que dirigía los rituales (Risas). Hoy, prácticamente se impide que las masas piensen, de lo contrario, no se estaría tomando Coca Cola en lugares del mundo donde jamás oyeron hablar de la Coca Cola y que tenían refrescos mucho más agradables, o no se estarían comiendo las famosas McDonald's, que no se sabe de qué carne las hacen, porque tienen que cambiar según el lugar, y habrá algunos que pongan hasta carne de gato o de otra cosa (Risas). Sí, sí, no, todo son agresiones a las costumbres, a las culturas, a las identidades, a la civilización.

No se sabe las cosas que ha traído esa globalización neoliberal, no solo en el orden económico, cultural y ético, en todos los sentidos, prohibición de pensar. Nadie se toma la molestia de pensar: es la moda tal, si la falda larga o la falda corta, si el jabón tal y más cual, el refresco este o el otro, o el whisky de tal tipo. Ya casi nadie piensa, lo lee en los periódicos, en las revistas, o lo aprende en los spots de televisión o en las películas. Son realidades.

Con relación a esto que he estado refiriendo, albergo el concepto de que estamos llegando a una etapa decisiva, y cuando aquí se mencionaron un montón de cosas, me llamó la atención que nadie mencionó algo tan repugnantemente injusto como el intercambio desigual. Ya no se menciona esa palabra, ya nos hemos olvidado de que si en el año 1949 un camión o un tractor valían tantas toneladas de café —bueno, de café casi con dos o tres—, o tantas de azúcar, o de cualesquiera de los productos básicos de nuestros países, hoy hay que dar cada vez más de esos productos, que tienen cada vez menos poder adquisitivo, porque no solo se devalúan nuestras monedas, se devalúan nuestros productos.

Cualquiera lo sabe, eso se ha dicho, se ha escrito y es una de las formas de saqueo. Constantemente hay nuevas formas de saqueo, de lo contrario, no habría tanta hambre y tanta calamidad, tanta pobreza, tanta miseria. Todas esas cifras que se han repetido aquí tienen una causa evidente, un sistema de saqueo, y, al menos, mientras existía el campo socialista y la URSS —con todas las críticas justas que puedan hacérsele—, tenían miedo. El surgimiento de una revolución obrera en 1917 dio lugar a que las grandes empresas, los grandes monopolios, y los gobiernos tuvieran un poquito más de cuidado, más respeto por los sindicatos, más respeto por la clase obrera, y surgieron, incluso, los subsidios y otras muchas concesiones que han ido siendo barridas poco a poco durante los últimos tiempos.

Hace apenas 10 años que desapareció la URSS y, como ya hay una sola superpotencia hegemónica, nadie se preocupa de lo que pueda ocurrir o de las injusticias sociales.

Si usted analiza la lista de trabajadores sindicalizados, se encontrará con que ha sido reducido al 15%, al 10%, al 7%, han liquidado el movimiento obrero, han liquidado prácticamente muchos partidos, o los han transformado, han dejado cada vez más indefensas a las sociedades; es mayor el monopolio de los medios de comunicación masiva, que abarcan ya no solo un área nacional, sino abarcan todos los territorios de la Tierra, y pueden trasmitir en idiomas, e incluso en dialectos, y simultáneamente un mismo programa puede estar siendo escuchado por una minoría de un país, y en otro idioma por la minoría de otros países, dentro de Estados Unidos y fuera de Estados Unidos a través de la televisión por cable, por satélite, etcétera, etcétera, es un diluvio. Si se habla de un diluvio universal sería incorrecto, pues en todo caso podría hablarse de dos diluvios: el de la Biblia, y este diluvio universal de información, que muchas veces se transforma en un diluvio universal de mentiras, un diluvio universal de engaños; y digo muchas veces, no siempre, es justo hacer constar excepciones.

Nosotros recordamos que fueron muchas de las cadenas nacionales e internacionales de televisión las que divulgaron nuestra batalla por la devolución del niño que estaba tan cruel e injustamente secuestrado. Y hubo actos que fueron trasmitidos, no solo de aquellos días, sino también en parte nuestra batalla de ideas y nuestra lucha posterior contra la Ley asesina de Ajuste Cubano —no voy a explicarla—, Ley Helms-Burton, Ley Torricelli, bloqueo, guerra económica, enmiendas de todo tipo que se han establecido para endurecer el bloqueo, especialmente cuando desapareció el campo socialista y perdimos suministradores de determinados productos, perdimos combustible, perdimos mercado. Todo lo perdimos prácticamente, y de la noche a la mañana. Habría que preguntarse cómo pudo resistir nuestro pueblo. No voy tampoco a intentar explicarlo; digo solo que fue capaz de resistir un doble bloqueo.

En esto fue decisivo, me limito a decir, las conciencias, las ideas y la obra realizada por la Revolución durante 30 años, pese a nuestra inexperiencia, pese al bloqueo, al que piadosamente llaman embargo, que es como llamar deporte al asesinato. Un embargo no, no hay derecho: ni a comprar ni a vender nada absolutamente a Estados Unidos o a sus industrias en el exterior.

Si digo estas cosas es porque pueden ayudar a dar respuesta a algunas de las inquietudes que se reflejaban todavía aquí.

No se sabe lo que puede hacerse con un mínimo de recursos. No se sabe lo que puede hacerse con un mínimo de conciencia. No se sabe lo que puede hacerse con un mínimo de trabajo en favor del pueblo. No se sabe lo que puede hacerse con un mínimo de cambios. Y los llamo mínimos porque, si hace 10 años, 20 años hubiéramos tenido la experiencia que tenemos hoy, no estaríamos avergonzados de lo poco que hemos hecho en 43 años.

Espero que se capte la idea de que se puede hacer mucho más de lo que nosotros mismos nos habíamos imaginado.

Es por eso que insistimos con mucha fuerza en la cuestión de las ideas y de las conciencias, la importancia.

Falta un tercer elemento. Quizás lo mencione un poquito más adelante en los minutos que les pedí a ustedes de préstamo y pensando que un delicioso coctel los espera antes de las 12:00 de la noche (Risas).

He visto a uno solo nada más, en tercera fila, que echó un pestañazo, pero eso me pasaba a mí también (Risas y aplausos). Bueno, ya se despertó. Les dije que observo a los oyentes; llega un momento en que me doy cuenta de que tienen derecho a dormir; todavía no, espero terminar antes.

Pasando revista, se ha hablado de todas las instituciones, de un tipo o de otro; de todos los abusos que se cometen; se han mencionado, ya dije, los Acuerdos de Libre Comercio, y se ha dicho aquí con mucha elocuencia que todas las actuales naciones superdesarrolladas y superricas se desarrollaron sin ALCAS y sin "O-M-CESES", sobre la base de proteger sus industrias y no ponerlas a competir con aquellos que tienen toda la tecnología elaborada a partir de que disponían de universidades, centros de investigación, de sus propios investigadores; pero una parte importante de ellas con la recolección de los mejores talentos de los países del Tercer Mundo que no tenían la menor oportunidad de contar con un laboratorio y en cambio allá les ofrecían perspectivas, no solo económicas, el hombre no se mueve solo por motivaciones económicas, se mueve también porque tiene vocación o porque tiene deseo y quiere investigar, quiere trabajar y quiere crear. ¿Qué posibilidades tenían?

Se conoce que más de medio millón de latinoamericanos, profesionales, graduados universitarios latinoamericanos, han emigrado a los países industrializados, y principalmente a Estados Unidos. Hasta recientemente, hasta un año antes, algunos meses antes de la crisis estaban hablando de contratar 200 000 latinoamericanos para que trabajaran en la industria de alta tecnología. Se trataba de graduados universitarios, ingenieros, etcétera, etcétera.

Ahora con un ALCA y una OMC nos quieren poner a competir con sus tecnologías, sus industrias avanzadas, automatizadas, etcétera; para los demás es el trabajo de cultivar frutas, quieren volver a la era aquella en que dicen que el hombre era recolector de frutas. Eso es lo que quieren hacer con nosotros los latinoamericanos con su ALCA: producir mangos y algunos vegetales, que puede costar un poco más caro producirlos en California y otros estados, porque allí el salario es quince veces mayor que el salario que pagan nuestros países. Así y todo, lo saben los mexicanos muy bien, las maquiladoras que están en el norte del país ganan catorce veces más sueldo cuando van a ejercer su oficio a Estados Unidos que cuando lo ejercen en las maquiladoras de México, en la zona norte, porque en el sur puede no ser catorce veces, puede ser de treinta a cuarenta veces más el salario que les pagan en Estados Unidos por igual tarea que el que pagan las maquiladoras que están cercanas a las fronteras de los países centroamericanos.

Es por ello que vemos a veces que crece colosalmente, o crecen las exportaciones, y no dejan más que el magro salario de industrias que no pagan ni siquiera impuestos, y donde el componente nacional, por lo general, no sobrepasa un 2% o un 3%; que están exportando el sudor de los trabajadores, por lo cual mucha gente pierde la vida tratando de emigrar.

Han muerto en la frontera de México con Estados Unidos, cada año, 400 ó 500 personas —ya se acerca a esa cifra, aunque no están claras las estadísticas—, más que las que murieron durante 29 años de existencia del Muro de Berlín, solo que de aquello se hablaba todos los días y de esto no se habla nunca, excepto algunos, digamos, atrevidos, que de vez en cuando hablamos de esas cosas.

Yo conversaba con Osvaldito, y le preguntaba: "¿Cómo vas a llamar eso que se llama ALCA? ¿Con qué nombre? ¿Vas a usar algún calificativo?" Hemos dicho anexión, nuevo instrumento de ocupación, colonización. Nos van a destinar exclusivamente para los trabajos más duros, peor pagados.

No sé cuando se habla de empleo en qué categoría ponen a los trabajadores y trabajadoras domésticos. Los expertos me podrán explicar si están en la categoría de empleados. Ustedes saben bien cómo son esos empleos: los peores.

No escuché lo que explicaron; pero no hace falta extendernos, simplemente decimos que el ALCA es la anexión de América Latina a Estados Unidos.

¿Qué de extraño tiene que algunos adopten directamente el dólar como moneda? ¿Qué esperanza les queda? ¿Qué moneda podrá competir con la de ellos? ¿Cuál está segura de que no se devaluará?, aunque tengan cientos de miles de millones —que no son tantos— en la reserva, simplemente para proteger monedas que no puede proteger nadie, llamadas inevitablemente a la devaluación.

¿Qué de extraño tiene que todo el mundo, sobre todo los que roban mucho, pero, incluso, aquellos que reúnen poco dinero, porque son profesionales o porque son pequeños industriales, se lleven el dinero?, porque es la única forma de que esté seguro. Pagar 40% de interés, 50%, para evitar que algunas personas, cuyos nombres son conocidos, asesten un golpe especulativo. La economía se paraliza y la fuga no se evita.

Hay casos —ustedes lo saben bien— que han recaudado equis cantidad de dinero —y digo equis para no mencionar nombres de países, siempre es desagradable mencionarlos o hacerlos evidentes por los datos— privatizando, para adquirir fondos que han desaparecido en ocho semanas. Esa es una de las reglas.

Ni se sabe el dinero de nuestros países dónde está: ni se sabe dónde está el dinero argentino, ni dónde está el dinero venezolano, los 400 000 millones de dólares que se malgastaron y, en buena parte, se robaron, casi desde la época en que la Revolución Cubana triunfó, que fue, más o menos, unos meses después del triunfo, o del derrocamiento de la dictadura militar en Venezuela, en febrero de 1958; la Revolución triunfa en enero de 1959.

Todo el mundo sabe qué saqueo colosal se produjo de ese país, qué despilfarro. Allí hasta el hielo con que se enfriaba el whisky venía en bolsitas plásticas con agua de Escocia, para no cometer esa torpeza de mezclar agua venezolana con whisky que fuera procesado con agua escocesa. Eso se califica como modelo de democracia. Si usted pregunta: ¿Cuántos niños se gradúan de sexto grado? Le afirman que menos del 50%. ¿Y cuántos realizan estudios de nivel medio? Menos todavía. ¿Se acabó el analfabetismo? No, está allí. Hablan de 15%, de 20%, no incluyen semianalfabetos o analfabetos funcionales, otra categoría que hay que tener en cuenta. Suman millones.

¿Qué interés pueden tener determinados sectores, o qué interés pueden tener los reaccionarios y los oligarcas en enseñar a leer y a escribir al pueblo? Temen que el pueblo sepa leer y escribir, y eso explica las cifras enormes, aunque no comparables, desde luego, con las de Africa. Hay países en Africa que tienen el 87% de analfabetos, y si acaso un 15% o un 16% de cobertura escolar. No se hable solo de analfabetos; háblese de los que no tienen cobertura escolar, háblese de los que llegan a sexto grado para ver si puede hablarse después de un desarrollo industrial, del uso de Internet y formación de investigadores y científicos. ¿A quién le van a tomar el pelo con esas realidades? Es increíble la forma en que les toman el pelo a los pueblos, para decir después que viven en sistemas democráticos.

El saqueo aparentemente no existe, y todos ustedes saben bien que hace falta una computadora para sumar todo el dinero que se han robado en nuestro hemisferio desde que la Revolución Cubana existe; el número de desaparecidos desde que la Revolución existe, solo en Guatemala fueron 100 000 y el número de muertes más de 200 000; la categoría de preso no existía allí, desde que invadieron aquel país con una expedición mercenaria similar a la de Girón.

¡Imagínense ustedes lo que nos hubiera esperado a nosotros! Pero ya en ese momento teníamos 400 000 armas; habríamos sido, tal vez, el Viet Nam de este hemisferio. El hecho de no haberles dado tiempo para establecer una cabeza de playa y haberlos barrido en menos de 72 horas fue cuestión de vida o muerte. Subestimaron al pueblo, como siempre. No había todavía un ejército organizado, de acuerdo con las normas de lo que son unas fuerzas armadas desarrolladas y bien entrenadas.

Pero se había ganado también la guerra revolucionaria, con personas que recibían instrucción teórica nada más. No recuerdo un solo caso de los miles que después combatieron —y no eran muchos— con nuestro ejército guerrillero, nuestras columnas guerrilleras, que hubiesen entrado en combate habiendo disparado una bala en los entrenamientos. Todo era sobre la base de métodos geométricos, sin disparos, porque no se podían gastar de esa forma nuestras escasas municiones.

Se aprendió el oficio de luchar, con una táctica adecuada, contra fuerzas poderosas, entrenadas por Estados Unidos, bien armadas, con una aviación bastante buena, una buena coordinación entre los que volaban y los que avanzaban por tierra, y tanques modernos, comunicaciones buenas. Tenían todo lo que nosotros no teníamos, excepto razón, excepto política. Ellos iban quemando casas, asesinando campesinos, robándole a todo el mundo. Ellos hacían nuestro trabajo político; así que eran nuestros suministradores de armas y nuestros mejores comisarios políticos.

Muchas veces se esquematiza y algunos creen que nosotros estábamos en una loma hablando a los campesinos de la teoría marxista, más la Ley de Reforma Agraria y otras veinte cosas; lo que sabían ellos bien es que nosotros los tratábamos con gran respeto a ellos, a la familia, les pagábamos todo lo que comprábamos, y como estuvo bloqueada la zona, confiscamos grandes rebaños, para repartirles carne y para darles animales a los que, a pesar de los bombardeos y de todo, no abandonaban el área aquella donde operábamos, y logramos vencer, en un momento dado, con una táctica dada y de una forma concreta.

No voy a cuestionar lo que cualquier político o cualquier organización quiera hacer, acerca de la forma de derrocar los regímenes opresivos y saqueadores, eso le corresponde a cada cual. Simplemente digo lo que hicimos en un momento determinado, y cómo el país, posteriormente, frente a un enemigo tan poderoso, resistió el acoso, las agresiones, el terrorismo. Fíjense bien, el terrorismo, y no me voy a extender en esto, porque sería largo.

¡Ah!, pero a este país había que bloquearlo, porque este país hizo una reforma agraria y este era el país de América Latina donde las grandes transnacionales de Estados Unidos tenían más cantidad de tierra. Estos eran dueños de la inmensa mayoría de las mejores tierras del país, las que habían adquirido a precios ínfimos y explotado durante más de medio siglo, y eran, además, dueños de nuestros servicios públicos, dueños de los ferrocarriles, dueños de las minas, dueños de las industrias más importantes. La reforma agraria fue una de las primeras leyes, y desde ese momento fuimos condenados a ser destruidos, del mismo modo que allá en Guatemala, desde que hicieron una reforma agraria, fueron condenados a la destrucción.

Aquí fue más radical, porque algunas de esas empresas tenían 200 000 hectáreas de tierra y en la primera Ley de Reforma Agraria establecimos un máximo de 1 340 hectáreas, si estaban muy bien explotadas, o de 402 hectáreas si se trataba de una agricultura extensiva o tierras ociosas. Se incluía una indemnización en bonos de la república. Así fue la primera ley agraria. Para una empresa poderosa e influyente con 200 000 hectáreas, eso era una irreverencia. Por ahí comenzó todo, ya empezaron a hacerse todos los demás planes. El país resistió y resistió durante todo ese tiempo y realizó una obra, después vinieron tiempos peores y el país resistió y continuó desarrollando una obra.

Baste señalar que cuando empezó lo que hemos llamado período especial, en 10 años fueron incorporados a nuestros servicios médicos 30 000 médicos de la familia. Hoy en nuestro país el ciudadano tiene al médico a 100 metros de donde vive, ó 150, ó 200. En el campo lo tiene un poquito más lejos, pero lo tiene allí y duerme allí. Son servicios que ni soñar que los pueda tener nunca ningún país desarrollado. Los servicios médicos en la mayor parte del mundo están totalmente mercantilizados. No ocurre así en nuestro país, donde más de 60 000 médicos prestan sus servicios gratuitamente, costeados por el Estado; tenemos en el exterior 2 500 médicos en planes integrales de salud que llevamos a cabo en países del Tercer Mundo sin cobrar un centavo.

Le hemos ofrecido, incluso, a las Naciones Unidas suficientes trabajadores de la salud para crear una estructura, o una infraestructura —como quieran llamarlo— para combatir el SIDA, si es que reúnen los fondos suficientes. Hasta ahora al llamado de Naciones Unidas le han ofrecido 1 000 millones y nada más, y yo decía esta tarde que hacen falta, por lo menos, 200 000 millones para combatir el SIDA, porque crece como la espuma y en 19 años no se ha encontrado una vacuna, nadie está interesado en una vacuna. Las grandes transnacionales de la industria farmacéutica están interesadas no en la prevención sino en la terapéutica y por eso cuestan tan caro los servicios médicos.

Nosotros vacunamos a los niños contra 13 enfermedades diferentes y algunas de esas vacunas son producidas en nuestro país; pero a este país hay que bloquearlo.

Hemos dicho que le daríamos el poco dinero que tiene este país, o lo que quieran, si encuentran un solo caso de un desaparecido, o de una ejecución extrajudicial. Voy a más, un solo caso de tortura en este país. ¡Ah!, pero este país tiene que ser bloqueado, este país tiene que ser condenado. Por eso yo bromeé un poco cuando alguien mencionó la cuestión de la condena en Ginebra.

Ese es un ejercicio que inventan todos los años, al cual nosotros estamos absolutamente acostumbrados. Se han empecinado y no duermen, parece hasta mentira que en un país tan poderoso sus líderes no duerman; y el día de las votaciones, por lo general, hay 25 ó 26 votos contra la resolución a las 2:00 de la mañana, y en dependencia de la hora de la votación, si es por la tarde tienen más ventajas de que, mediante presiones terribles, logran alterar los resultados a su favor.

Los de la nueva administración usan un lenguaje todavía más virulento, estos no se andan con chiquitas, cuando llaman a los jefes de Estado y los amenazan de una manera abierta y descarada. Vaya usted a saber quién no necesita un préstamo, quién no necesita un crédito de algunos de los bancos o de algunas instituciones internacionales.

Hemos conocido verdaderos héroes, países pobrísimos que han desafiado todos los riesgos. Por ello la mayoría que obtienen es ínfima, uno o dos votos cuando más. En una ocasión se descuidaron, se durmieron sobre los laureles y perdieron.

Ellos, después que "democratizaron" y desarrollaron "tan espléndida" economía en los antiguos países socialistas, donde nadie nunca robó un solo centavo, creando las administraciones "más honestas" del mundo, pudieron contar con nuevos aliados para condenar a Cuba. Allí no hubo privatizaciones, allí realmente hubo confiscación de las riquezas del país por los burócratas, y en virtud de los principios de esa institución tan mencionada, que se llama FMI, y del libre tránsito de capitales, ni cortos ni perezosos, los confiscadores se llevaron todo el dinero que fue posible llevarse. Pero, bueno, eso es democracia; eso es desarrollo.

¿Datos sociales para qué? ¿Cuándo les ha importado, realmente, a los dueños del mundo que mueran 50 niños por cada 1 000 nacidos vivos en un año, ó 60 de 0 a 5 años? ¿Qué importa que en Africa no haya prácticamente un país donde sean menos de 100 los que mueran? ¿Qué importa si en algunos países de Africa mueren más de 200 niños de 0 a 5 años por cada 1 000 nacidos vivos? ¿Cuándo les ha importado eso? Al contrario, asustados por el crecimiento de la población, en realidad no les preocupa gran cosa que el SIDA acabe con naciones enteras, y algunas pueden desaparecer.

Pérez Esquivel hablaba de derechos humanos y mencionaba cifras que habrá que recordar.

Hay el riesgo de que regiones completas de Africa desaparezcan, y hay países cuya perspectiva de vida sería 61 años sin el SIDA y ahora están en 38 y pronto estarán en 30. Tal enfermedad afecta fundamentalmente a los jóvenes, hombres o mujeres que están en la edad del trabajo y de la reproducción, ¿qué va a ocurrir en algunos países en que, no siendo de los más afectados, mueren más maestros como consecuencia del SIDA que los que se gradúan de maestros? Porque las cosas llegan así, en concreto, a ser verdaderamente impresionantes.

¿Qué les importa eso a quienes crearon el colonialismo, al capitalismo que restauró la esclavitud de los años del Imperio Romano, en pleno corazón de Occidente? ¿Qué es lo que tenemos hoy? Un capitalismo superdesarrollado que no tiene nada que ver con aquel capitalismo, y ha conducido al mundo a las terribles condiciones de hoy.

Se menciona a Adam Smith, se menciona a Keynes, se menciona a los Chicago-boys, cada uno de ellos pertenece a una época diferente, a una situación distinta.

¿Se puede hablar de libertad en medio de colosales desigualdades? ¿Se puede hablar de capacidad de optar, cuando unos tienen miles de millones y otros viven bajo los puentes de Nueva York? Porque hay pobres no solo en el Tercer Mundo, hay muchos pobres y muchos marginados en los propios países industrializados, especialmente en el más poderoso y el más industrializado y rico de todos, que es Estados Unidos.

Alguien hablaba del número de pobres, si eran 800 millones, si eran 1 000 millones. El número de pobres es realmente 4 000 millones; hay que incluir los pobres de los países industrializados y de los países del Tercer Mundo que tienen algún nivel de desarrollo. Algunos de ellos poseen un Producto Interno Bruto tres veces superior al de Cuba y cientos de miles de analfabetos y de personas que no reciben atención médica, porque practican la doctrina del neoliberalismo e incluyen en su PIB la producción de numerosas zonas francas.

Ahora todo el mundo quiere ser zona franca; han puesto a los países a competir unos con otros y tales industrias no dejan nada más que los bajos salarios. Los servicios médicos están comercializados, la educación en gran parte comercializada, todas las actividades recreativas comercializadas. El trabajo de nuestros sesenta y tantos mil médicos; el trabajo de alrededor de 250 000 profesores y maestros; el trabajo de los instructores de deportes, como los servicios son gratuitos, no aportan nada, no valen nada, de acuerdo con la metodología para medir el PIB. Como diría tal vez el último Premio Nobel, Stiglitz, se parte de informaciones asimétricas. Así es de engañoso todo, hasta la forma de medir el PIB, sencillamente porque en nuestro país todos esos servicios son gratuitos y solo se contabiliza el salario y algunos otros gastos.

El salario también es relativo, ¿qué poder de compra tiene un salario, en virtud de una serie de medidas de tipo social? Se afirma que en tal país el salario es de 10 dólares, en tal otro es de 20. Todo es mentira, ya eso lo expliqué aquí en una intervención, y había la mitad de los que están aquí, no voy, sin embargo, a repetir eso; pero se trata de un montón de falsedades, distorsiones y mentiras. A nosotros no nos preocupa.

El Producto Interno Bruto nos dice muy poco; a nosotros nos dice mucho más la calidad de vida, los servicios educacionales, los servicios de salud, el deporte, la salud física y los servicios recreativos. La seguridad de cada ciudadano nos dice más; la seguridad total de que nadie quedará abandonado; la seguridad total de que tienen servicios garantizados, mientras incluso allá, en nuestro vecino del Norte, tan rico, hay más de 40 millones que no tienen ningún servicio médico garantizado, y los supuestamente garantizados, aparte de lo que cuestan, son parciales, no son ni siquiera totales.

Y este país debe ser bloqueado, este país tiene que ser condenado, esos son los parámetros con que todavía incluso engañan a cientos de millones de personas en el mundo, aunque cada vez a menos.

Hay que ver las consecuencias políticas de este sistema y por qué se mantienen todas esas medidas contra Cuba. A Cuba no han logrado intimidarla, ni lo lograrán jamás, porque es una revolución basada sobre principios y sobre normas que son inviolables.

Cuando escucho aquí cómo se predica y predica la necesidad de la inversión extranjera, realmente me pregunto: ¿Y acaso no podrían desarrollarse muchos de los países latinoamericanos con el dinero que se han robado? ¿Acaso no podrían desarrollarse con el dinero que se ha fugado? ¿Por qué tienen que venderlo todo, y por qué tienen que estar amarrados a una deuda que consume una parte creciente del presupuesto nacional, 20%, 25%, 30%, sin ninguna otra esperanza? Tienen que venderlo todo, y ya no les queda nada que vender, nada más que vender ciudadanos o exportar talentos, por los cuales no les pagan ni un centavo, ni indemnizan los gastos que el Estado haya hecho en formar a esos profesionales.

Es otra forma de saqueo, saqueo en todos los sentidos: propiedad del 90% de las patentes, entonces no tenemos ni protección arancelaria, ni protección de ninguna clase, ni talentos, ni investigación, ni barreras aduanales. A sembrar café por el cual pagan cada vez menos, a sembrar mango, a sembrar aguacate, a talar los bosques para exportar madera, a entregar productos que no son renovables, todo el gas y todo el petróleo posible, someter a la competencia a cualquier pequeño productor, a cualquier pequeño comerciante de las grandes cadenas de tiendas que lo barren todo; renunciar a la idea siquiera de tener una línea aérea, hay naciones donde no queda ninguna; o de transporte marítimo, no quedará ninguna; o de comunicaciones, no quedará ninguna; o de empresas de seguro, no quedará ninguna. Todo pasará a sus bancos, a sus empresas, todo pasará a sus manos.

¿Qué quedará en manos de nuestros pueblos?, porque no vamos a ser ni anexionados, o, en todo caso, seremos anexionados como fue anexionada la población afronorteamericana, que casi un siglo después de la famosa Declaración de Independencia todavía era esclava, y que casi un siglo, o prácticamente un siglo después de la abolición de la esclavitud, que costó una sangrienta guerra, tuvieron que morir Luther King, Malcom X y otros muchos afronorteamericanos para que se disminuyera una discriminación que no ha desaparecido todavía.

Nosotros realmente también somos discriminados, cualquiera que sea nuestro color, porque somos países de habla hispana: muy útiles para barrer calles, muy útiles para recoger de todo allí viviendo muchas veces en la ilegalidad, condenados a estar separados de los familiares, porque allí no hay solución, allí no hay Ley de Ajuste, ni queremos que haya, porque es una ley asesina; pero si hubieran establecido una ley como esa para México, Centroamérica y demás países, hoy los mexicanos y latinoamericanos serían más que los norteamericanos de origen europeo.

Libertad de movimientos de capitales, libertad de movimiento de mercancía; mas no libertad de movimiento de trabajadores.

Todo será absorbido, y el peligro mayor es que no haya suficiente conciencia.

Cuando se reunieron aquí para discutir el ALCA, o se reunieron los del Foro de Sao Paulo, todos los participantes tenían ideas muy claras acerca de los problemas fundamentales, comprenden perfectamente bien el problema, y nosotros los exhortamos: hay que trasmitir ideas, hay que trasmitir mensajes, hay que promover las conciencias, porque le dicen que es maravilloso, y se lo dicen por radio y por televisión, por todos los medios y los llevan luego a unas elecciones.

Nosotros hemos planteado el plebiscito, pero no el año que viene, el plebiscito en 2004, antes de la aprobación del ALCA. Valdría la pena aprovechar las actuales lecciones para formar esa conciencia, porque son capaces, con su demagogia y sus medios masivos, explotando la incultura y el desconocimiento de los ciudadanos de este hemisferio, de hacerlos votar por la anexión creyendo que es una cosa buenísima, porque nadie les ha explicado nunca qué es el Fondo Monetario, qué procedimientos existen. Lo único que les dicen es: "Es bueno para la inversión privada, hay que estar de rodillas pidiendo inversión privada."

Nosotros no hacemos eso, ni regalamos nada. Nosotros, donde tenemos un capital nuestro para comprar una máquina que se amortiza en un año, no vamos a estar regalando esos beneficios, buscamos el millón y lo invertimos. ¡Ah!, si hace falta tecnología como para perforar en las profundidades del mar, no nos ponemos a soñar, ni a esperar; entonces, conociendo bien cuál es la experiencia internacional, hacemos contratos, creamos empresas mixtas.

La mayor parte de los hoteles de nuestro país son cubanos, y construidos con capital cubano, con piel cubana, porque hemos resistido con la conciencia, con el espíritu de sacrificio y con nuestra piel. Tienen nombres ilustres de empresas que no han puesto un centavo; pero nos conviene. Suscribimos un contrato de servicio, ya que aportan los mercados. Al fin y al cabo, nosotros calculamos dónde están las ventajas o los inconvenientes de una inversión privada. Hay quienes no desean hacer empresas mixtas, desean poseer el ciento por ciento de la misma. Se han dado muy pocos casos, pero podría accederse a ello si se trata de una tecnología determinada para elaborar un producto que costaría menos divisas producirlo aquí en una empresa ciento por ciento extranjera, que importándolo.

No perdemos el sueño por eso, rige el principio de los intereses del país por encima de todo; rige el principio de lo que convenga al país, calculado de forma rigurosa. La nación no pierde el control de su economía, ni los objetivos sociales de su desarrollo. No es tan bueno el neoliberalismo, ya que no ha podido revaluar ninguna moneda de algún país del Tercer Mundo. Después de esta triste etapa —triste, pero gloriosa, que nos enseñó mucho— del período especial, en el año 1994, nuestro peso se había devaluado hasta 150 pesos por 1 dólar, y en cinco años habíamos revaluado nuestro peso de 150 a 20 por dólar.

Los desafiamos a que busquen uno que haya podido hacer eso una sola vez, al menos uno, revaluar siete veces el valor de su moneda. Ahora se nos ha devaluado un poquitico cuando empezaron a caer las bombas sobre Afganistán, por algún efecto psicológico. El peso estaba a 22 por dólar en ese momento; mucha gente comenzó a comprar dólares con la moneda nacional en nuestras casas de cambio. Ha estado a 19, a 20; realmente a nosotros no nos convendría revaluarlo más, sino mantenerlo en un nivel alrededor de 20.

El dólar estaba a 22 el 11 de septiembre y el peso comenzó a devaluarse; se resolvió incrementando en cuatro puntos el costo del dólar. Se paró la tendencia, porque siempre hubo mayor demanda de pesos, ya que muchas cosas solo se pueden adquirir con esa moneda. Además, los pesos tienen un interés superior en los depósitos a mediano plazo, un 50% más, digamos. Sí, un 50% más que nuestro peso convertible; porque nosotros tenemos un peso convertible, pero no es como el de Argentina, ese no puede escapar, únicamente que le salieran alas y volara como una mariposa ayudada por los vientos y llegara a la Florida. Los vientos alisios suelen venir a la inversa; pero a veces vienen vientos del Sur y puede que un dólar se escape y llegue a cayo Maratón, o a Cayo Hueso; pero únicamente volando podría escapar.

Hay la otra moneda, que es la moneda extranjera; no solo dólar, suele decirse dólar porque no hay otra manera de medir una moneda que usando el dólar. Si usa lira enloquece, si usa yen enloquece, se complican las cuentas incluso si calcula en moneda canadiense, porque están a 61% o al 65%. No nos queda más remedio que calcular en dólares, por una cuestión práctica, para ahorrar cálculos y ahorrar la electricidad de las computadoras.

En nuestra política monetaria no conocemos esas tragedias de las cuales ustedes hablan: que si la tasa de interés, que si el Fondo prometió tanto y no dio, que si la moneda se devaluó. ¿Cuál no se devalúa? ¿Cuál está segura?

Claro está que en teoría sabemos perfectamente bien que sería mejor una moneda común en América Latina, pero estamos muy lejos de las condiciones necesarias para resolver el problema con una moneda única. Con que se salve, con que no cambien el uso de sus monedas por el dólar, con que no se fugue el dinero... Y no sé cómo dejará de fugarse, o cómo puede dejar de fugarse, y cómo evitar que se devalúe. Esa es la situación real, los problemas son mucho más serios y mucho más complejos.

Aquí se han dicho cosas interesantes, entre ellas las expresadas por el propio Premio Nobel del año 2001, el profesor Stiglitz. No somos teóricos de la economía, pero la lucha nos ha obligado a observar mucho de lo que ocurre con ella.

Hemos escuchado excelentes exposiciones. El profesor Stiglitz fue relativamente cauteloso aquí —siempre en la capital cubana hay que tener mucho cuidado con lo que se dice—, pero ha escrito excelentes artículos, algunos los cuales conocemos: su famoso Prólogo a la obra de Polanyi, el economista que defendió otras concepciones cuando lo de Bretton Woods. Hay que ver las cosas que dice, las críticas que hace a las concepciones del Fondo Monetario, con qué claridad lo culpa de la tragedia que están viviendo numerosos países.

Tiene otro artículo que se titula "Lo que aprendí con la crisis del sudeste asiático", y con él va llevando, país por país, los distintos criterios, las distintas concepciones de los que eran partidarios de aliviar la situación de los países que caían en crisis y, sobre todo, cómo y por qué cayeron. También explica que todos se desarrollaron sobra la base de fuertes medidas de protección. Los obligaron a cambiar esa línea, los llevaron a la liberalización total y se quedaron sin divisas, se quedaron sin reservas frente a los golpes especulativos.

Hubo un irreverente que se llama Mahatir que buscó otra fórmula, los desafió; pero conservó recursos, se protegió mejor de la situación crítica; otros lo perdieron todo, y sirvió para que muchas transnacionales norteamericanas compraran a precios de ganga, puede decirse, las industrias en muchos de esos países, aparte de la locura que con esa vehemencia aplican, relativas al libre movimiento, la liberación total del intercambio, liberación total de movimiento de los capitales; es decir, desregularización plena —como les llaman ustedes.

¿Dónde está el porvenir de esos países? ¿Hubo acaso un mínimo de programa? No estaría planteando un GOSPLAN mundial. Me atrevo y digo que pudo haber tenido lugar, antes de que aprendieran a hacer las cosas bien, realmente, con otra concepción. Y lo digo con la moral de haber conocido lo que nuestro pueblo ha hecho en 43 años.

Es que ni siquiera existe un mínimo de coordinación, ponen a todos los países a producir chips para Internet, o para la televisión, y alcanzan precios de hasta un dólar y en cualquier exceso de producción se reducen a cinco centavos, o ponen a todos a producir televisores, refrigeradores o cachibaches domésticos, como les decimos nosotros en lenguaje vulgar.

Con la tecnología tienen capacidad de producir cifras ilimitadas, solo que no hay poder adquisitivo para comprar todo lo que son capaces de producir esas industrias.

Para colmo, ponen a producir automóviles en Tailandia, o en Indonesia, y de lujo, una especie de Mercedes Benz, cuando la mitad de la producción de automóviles japoneses estaba parada. Entonces, mientras más tecnología desarrollen, más productividad del trabajo, menos fuente de empleo, más desempleados por tanto, y más crisis. Eso no es nada. Yo quisiera, ahora que China ingresó en la OMC, ver quién le gana a los chinos produciendo todas esas cosas. Por lo pronto, hemos salido ganando muchísimo. A nosotros no se nos ocurriría poner una fábrica de tubos de pantalla; pero hemos comprado un millón de televisores chinos.

La televisión para nosotros es un instrumento de educación, de cultura, ¡ni se sabe lo que se puede hacer! Estamos enseñando masivamente idiomas en programas que llamamos de Universidad para Todos, y con qué resultados.

Esta misma semana o la próxima semana comienzan los repasos. Como el ingreso al nivel superior universitario es de acuerdo con expedientes, etcétera, hemos establecido un programa de repaso de las asignaturas fundamentales que determinan el ingreso y que antes solo las familias que tenían mayor nivel cultural, un poco más de recursos, podían buscar repasadores para sus hijos, porque todas las familias, lógicamente, quieren que sus hijos ingresen.

He dicho que nos avergonzamos de lo que hemos hecho, porque descubrimos un día que no todos los niños que nacían en este país tenían exactamente las mismas posibilidades. Indagando y profundizando en estos temas relacionados con la justicia, hemos descubierto, después de tantos años de lucha revolucionaria y de haber hecho, posiblemente, diez veces más en lo social que lo que haya hecho cualquier otro país de América Latina, les dije a los participantes en un congreso latinoamericano de periodistas, que sentíamos vergüenza de lo que hemos hecho, al pensar las cosas que se podían hacer, que por ignorancia no habíamos hecho y hoy estamos haciendo. Son más de 70 programas de desarrollo social. Uno de ellos es Universidad para Todos, no es una bobería; otro es, en enseñanza primaria, alcanzar 20 alumnos por maestro, y no es el ideal todavía. En la Ciudad de La Habana, en dos años, vamos a reducir, ya en septiembre, de 37 alumnos promedio a un máximo de 20. Hemos llevado los programas por televisión a las 1 944 escuelas que no los tenían porque carecían de electricidad, eso lo resolvimos mediante un panel solar, y ahora están montando, dentro de algunas semanas terminan, otro panel solar para la computación. No queda sin ese programa una sola de las 1 944 escuelas, de las cuales 21 tienen solo un alumno, y ese alumno tiene ya un licenciado en enseñanza primaria —vive en un lugar lejano, a lo mejor hijo de un guardabosques—, un panel solar con un televisor, de los chinos —que gastan 60 watts, son muy económicos, y de excelente imagen—, y ahora la computadora con la que el licenciado, que recibió un curso para enseñarla en primaria —tenía la metodología pedagógica y recibió un curso de 174 horas—, ya puede enseñar el programa de computación que le corresponde a ese niño; sigue, además, estudiando, y mejora su ingreso.

Los profesores de computación de las escuelas primarias de Ciudad de la Habana, como siempre en la capital todo es más difícil, están recibiendo 800 horas de clase; no son maestros, porque teníamos escasez de estos, sino jóvenes de 11 grados procedentes de los institutos preuniversitarios pedagógicos.

En este momento tenemos casi 600 salas de video, con televisores de 29 pulgadas y panel solar, en 600 pueblitos o aldeas que no tienen electricidad. Estamos llevando así el acceso a la televisión a todos los ciudadanos del país, que van y se comportan con una disciplina admirable. Allí no se va a tomar ron, y es todo un acontecimiento cuando llegan los programas. Serán 700 en esta primera parte y faltan otros 700 aproximadamente. A fines de este año habrá, en todos los pueblitos, casi 1 500; con 15 viviendas o más, contarán con estas salas que ellos construyen con muy pocos recursos.

¿Cuánto nos costó llevar los paneles solares a las 1 944 escuelas que no alcanzaban la red eléctrica? ¿Qué era lo más económico? El panel solar. Total de paneles solares, 1 944; costo, 2 200 000 dólares, eso se lo llevan alguna gente en un día, digamos, o en una semana, ¿Dos millones doscientos mil dólares es mucho dinero?

Poner la computadora en esos mismos lugares es un poquitico más caro, resolver la electricidad, porque algunos, si tienen más de 40 alumnos, necesitan más de un kilowatt diario, entonces tienen que poner un panel doble que les cuesta 1 900 dólares. En ese programa se gastará alrededor de 2 millones y medio de dólares. Entonces, podemos decir: Todos los niños del país, desde 5 años de edad, tienen acceso a los programas de televisión, que es un medio audiovisual excelente, sobre todo si tiene además un maestro, porque no vienen los medios audiovisuales a cancelar el puesto de trabajo del maestro. Hay algunas asignaturas en que estamos escasos, como el inglés o alguna otra, en que hay que buscar alguien allí que ayude; pero ofrecemos esos programas por televisión.

Ya tenemos un tercer canal de televisión que abarca un tercio de la población, solo para la educación. Lo que hemos hecho ha sido con los dos canales nacionales, los que aportan seis horas diarias cada uno, y los domingos dos horas uno y dos horas el otro. Se utiliza ese tiempo bien para distintos seminarios, puede ser de pintura, puede ser de danza, puede ser de técnicas narrativas y otras materias. Es decir, conocimientos bastante sofisticados están poniéndose al alcance de la población.

Hoy mismo le estaba enseñando a Pérez Esquivel las opiniones recogidas ayer, después de la mesa redonda sobre el problema argentino. Recogemos de cada uno de estos temas, entre 3 000 y 5 000 opiniones espontáneas, y es impresionante lo que en dos años ha aprendido nuestro pueblo. Ustedes le pueden hablar del Fondo Monetario, del Banco Mundial, le pueden hablar de cantidad de temas que hace dos o tres años nuestra población no conocía. De vez en cuando, si es un poco árida la materia, siempre se les recomienda a los panelistas que cuando usen un término técnico, inevitable, lo expliquen.

En el programa Universidad para Todos, una hora de enseñanza de inglés por televisión cuesta al Estado 109 dólares. Si un millón de personas recibe un curso de 160 horas, el costo por persona es de 1,8 centavos. Puede apreciarse cuán ínfimo costo. Si tal clase se imparte en tres horas diferentes para mayor comodidad de los que siguen el curso de acuerdo con su actividad diaria: a las 7:00 de la mañana, a las 2:00 de la tarde y a las 11:00 de la noche, el costo por persona de todo el curso se eleva para el Estado a 5,4 centavos de dólar. Por su parte, quien recibe el curso completo gasta 8 centavos en electricidad y 25 centavos, que es el costo en divisas del material impreso que se le entrega: 33 centavos de dólar en total por 160 horas de clase.

Hemos puesto la tecnología al servicio de la educación y la cultura de la población. No existe propaganda comercial, no la ha habido jamás; los spots son para aconsejar que no beba, que no fume, cómo una madre tiene que cuidar a un niño, cursos de educación y jamás la publicidad de tipo comercial.

Ustedes saben que la televisión en sus países respectivos es constantemente interrumpida por los famosísimos spots. En el momento culminante, en el más emocionante, paran el programa y ponen un anuncio. Eso no se conoce aquí, podemos hacer con esos medios técnicos lo que queramos y el costo es sumamente económico.

Pérez Esquivel nos hizo el honor de recordar los 75 000 jóvenes a los que pagamos un salario por estudiar; no a los del curso regular. Lo que tenemos que evitar es que cualquier joven que llegue a los nueve grados, después, por alguna razón, no estudie ni trabaje. Entre otras causas puede ser porque se case una joven a los 16 ó 17 años; otro, de acuerdo con el núcleo, educación y otros muchos factores que hemos estudiado bien y seguimos estudiando.

Ya sabemos perfectamente qué hacer para que ninguno se vaya del sistema escolar: trabajo con la familia, trabajo con el joven, motivarlos —y de eso se ha aprendido algo—, en la categoría de noveno grado; estos alumnos tienen entre 17 y 30 años —eso lo expliqué hace dos días, pero muchos no estaban aquí—, noveno grado aprobado, por lo menos, algunos son graduados de bachiller, o de otra rama de la enseñanza media superior; por lo tanto, la categoría de noveno grado desaparecerá en unos pocos años. Y son 75 000 porque no hay más. Si fueran 100 000 lo podemos hacer, 120 000 lo podemos hacer, y eso no cuesta nada. Les pagamos un salario con el que resuelven muchos problemas y si no les ofrecemos un empleo profesional a plazo fijo, los vamos preparando, irán recibiendo los empleos correspondientes a medida que estos sean creados; porque no es lo mismo una provincia que otra, algunas tienen determinado desarrollo del turismo, por ejemplo, u otras producciones, unas más que otras.

O es una madre de tres hijos. Sentada ahí, más o menos en la tercera fila, durante un congreso de estudiantes, estaba una joven de la provincia de Guantánamo que tiene tres hijos, la mujer más feliz del mundo, y no ha faltado una vez a clases. Un 95% de asistencia, como norma, en esas escuelas.

Es increíble lo que se puede, y lo que nos cuesta al cambio de 20 a 1 son cifras que nadie las creería, puesto que nuestro peso tiene poder adquisitivo.

Ahora, vean qué confianza la demostrada. Cuando se produjo un cambio de tendencia en las Casas de Cambio, comprándose más dólares que pesos, fue necesaria una explicación y orientación pública a partir de la cual esa situación no duró ni dos días más; es la confianza que tienen en el banco, porque jamás se ha tocado el dinero de los ahorristas.

Se habían regado algunos rumores de que se iban a quitar las Casas de Cambio, se les garantizó que continuarían; se les garantizó que no se tocarían los precios en pesos, excepto los mercados agropecuarios que son libres.

Y estamos enfrentando el ciclón, que fue el más devastador que pasó por el país: 6 millones de personas están recibiendo ayuda por el ciclón; retorció las torres de acero de las comunicaciones de televisión en algunos lugares o de las líneas de alta tensión.

El país está enfrentado hoy con ese problema, con la crisis económica; está enfrentado ahora con el mosquito, el Aedes aegypti; a los únicos que no hemos movilizado es a los 2 000 alumnos de esa escuela, una parte de los cuales está en el lateral izquierdo, son alumnos de una escuela que no se ha terminado todavía. Van a estudiar enfermería partiendo de décimo grado.

Tenemos algún déficit de enfermeras en la capital. Son excelentes muchachos. ¿Saben cómo estudian?, en 52 locales diferentes. Fueron seleccionados por municipios, y van a trabajar en centros cercanos a su residencia. Reciben las clases, una directora excepcional. ¿No vino la directora hoy? (Le dicen que sí.) Muy buena directora, ellos lo saben (Aplausos). Y tienen una tremenda motivación; ellos no están participando porque son de décimo grado, están todavía muy jóvenes. Hay otras escuelas que son graduados de bachiller, sus alumnos están en controles de calidad, y también las escuelas de trabajadores sociales, otro trabajo que hemos creado. Ingresaron 7 000 bachilleres.

La enseñanza universitaria se va a multiplicar; las clases por encuentro se harán en los municipios, lo mismo que hemos hecho con esos jóvenes de 17 a 30 años, en las mismas instalaciones de la enseñanza media, que quedan libres a las 5:00 de la tarde, de 5:30 a 8:30 cuatro días a la semana, y ya están pidiendo el quinto día.

Marchan esos programas, ¿y qué cuestan? Nada, ningún edificio, los profesores que dan las clases. Les dije: Allí tienen los laboratorios de computación, tienen los programas pertinentes para cualquier cosa. Se les darán conocimientos generales, idioma y conocimientos, pueden ingresar en la universidad.

Ya hoy tenemos profesionales, economistas, abogados, personal calificado en cualquier municipio del país, lo suficiente para que trabajen como profesores, auxiliares de la universidad. Los cursos por encuentro iban a ser los sábados y ahora podemos hacerlos tres días a la semana, sin moverse del municipio, porque hay limitaciones con el transporte. Cambiamos los métodos, y de manera económica y fácil multiplicaremos y daremos oportunidades para los estudios universitarios.

Ustedes hablaron de un proyecto aquí que es un seguro contra desempleo, o hay países con dinero que subsidian; pero el hombre no debe sobrar. Lo más humillante del desempleo es tener la impresión de que el ciudadano sobra, hiere su autoestima.

Estas son fuerzas tremendas que hemos ido descubriendo. El ansia de conocimiento que tiene el ser humano es en lo que se basan los éxitos que van teniendo todos estos nuevos programas que estamos realizando. Bueno, ¿para qué subsidiarlos? ¿Por qué no organizar una escuela? Y si no le podemos asegurar en tiempo relativamente breve una plaza, al otro año le aumentamos el ingreso, y se puede crear una nueva profesión, la profesión de sabio; pueden seguir estudiando hasta convertirse en sabios.

No dudo de que muchas de esas madres —hay que ver, la mayoría, el 65% son mujeres— se graduarán en las universidades, y no tendrán problema, y sus hijos estarán junto a ellas, y tendrán los servicios educacionales, los servicios de salud y de recreación, no les faltará nada, y así vamos haciendo con toda la sociedad.

Hemos descubierto relaciones entre conocimiento, cultura y delito de enorme valor, sobre todo en un hemisferio donde crece el delito, como ustedes saben perfectamente bien, y donde crece el consumo de las drogas, terrible flagelo del que nos hemos librado; y no sé cómo se las van a arreglar cuando ahora están surgiendo el éxtasis y otras cosas, y estadísticamente se conoce cómo crece su consumo entre los jóvenes, duplica y triplica, y es más barato que la famosa cocaína. Es cuestión de educación, y nosotros pensamos en educadores, no en trasmisores de conocimientos, para cumplir el principio de un gran filósofo cubano de la primera mitad del siglo XIX cuando dijo: "Instruir puede cualquiera; educar solo quien sea un evangelio vivo."

Daremos un salto de calidad desde el momento en que tengamos educadores, un educador con 20 alumnos ahora y con 15 después. Y estamos desarrollando también programas y probándolos, en virtud de lo cual pensamos que haya en séptimo, octavo y noveno grado, primera parte de la secundaria básica, un profesor cada 15 alumnos.

No habrá desempleo. Iremos preparando a la gente. Les hemos prometido a todos los jóvenes que tienen garantizado el empleo, con una sola condición: que estén preparados. Con las nuevas ideas que se fueron desarrollando, hemos ido disminuyendo el desempleo, ya lo dije en otra ocasión. Llegó en un momento al 8%, estaba ya a finales del año 2000 en 5,4%; hoy está en 4,1%, y a finales de este año estará entre 3% y 3,5%, si es que no lo bajamos.

La categoría de desempleado tiene que desaparecer. Un hombre no puede sobrar, y la sociedad donde el hombre sobre no sirve, no resiste un análisis ético, no resiste un análisis humano, entonces ya de por sí está condenada desde el punto de vista moral y humano.

En la época de Roma no se podía pensar eso, ni en la edad media; pero hoy se puede pensar, hay suficiente conocimiento y hay argumentos para defender la racionalidad mínima que se requiere en una sociedad para que no sobre gente. Nosotros hemos llegado más lejos; pero no quiero añadir más. ¿Qué cosa no puede haber en una sociedad medianamente racional?

Vemos que la tecnología industrial, cada vez más moderna y productiva, conduce al desempleo, y el desempleo es un mal que, como una sombra, no se puede quitar de encima el sistema. Aquí ustedes lo analizaron.

Día para mí especial fue el de ayer. Nuestro Ministro Presidente del Banco Central explicó algunos datos muy interesantes, cuando habló de la especulación y el divorcio entre la economía real y la economía especulativa. No es posible olvidar el dato de que las bolsas de valores o el precio de las acciones de las bolsas de valores de los países industrializados es igual prácticamente al Producto Bruto anual de toda la economía mundial. El valor inflado de las acciones era de 31,2 millones de millones; y el del Producto Bruto Mundial de bienes y servicios, 31,3 millones de millones.

Vean ustedes adónde se ha llegado. También en Estados Unidos, que tiene alrededor de 10 millones de millones de Producto Interno Bruto, el valor de las acciones en las bolsas asciende a 1,3 veces el valor de ese Producto Interno Bruto.

Ofreció otro dato bastante impresionante cuando habló de que el precio de las acciones de algunos de los grupos de la bolsa de valores de Estados Unidos entre 1981 y 1999 se había incrementado en 570% y las ganancias se habían incrementado solo en un 61%.

¿Hacen falta más argumentos para demostrar que la economía ha dejado de existir? ¿De qué economía hablan ustedes?, díganme la verdad.

Los economistas tendrán que convertirse en expertos en juegos, en adivinanzas. Sí, porque se ha convertido en un casino. Hoy los economistas han sido convertidos en empleados del casino de la economía mundial, y mucha falta hace que esos empleados conozcan cómo funciona el casino. Ya se sabe que las operaciones especulativas ascienden a 3 millones de millones de pesos cada día.

Recuerdo que en Copenhague, en una reunión cumbre sobre los problemas sociales, un dirigente europeo de bastante prestigio se entrevistó conmigo y me habló con desesperación de que había 1,2 millones de millones de operaciones especulativas diarias. Eso en 10 años ha pasado a ser 3 millones de millones de dólares diarios y, en cambio, todas las operaciones para el comercio mundial alcanzan solo alrededor de 8 millones de millones de dólares; es decir que cada tres días se produce más flujo de dinero para satisfacer las operaciones especulativas que las que necesita el comercio mundial durante un año. ¿Qué economía es esa?

Pues hay que ser ahora economista, experto en ciencias políticas, experto en juegos de azar y, además, astrólogo, para poder interpretar los acontecimientos.

A veces uno se desespera, porque ve la repetición y la repetición de un fenómeno, frente al cual pareciéramos impotentes y que nada pudiera hacerse, y tienen toda la razón del mundo, mas estoy muy lejos de ser pesimista. Mundos nuevos no saldrán de la cabeza de nadie, a aquellos que lo soñaron desde la época de Platón los llaman —como ustedes conocen— utopistas. Pero todo el mundo no es utopista; Martí se quejaba amargamente, y lo decía: "a los que me llaman soñador...", les digo que: "los sueños de hoy serán las realidades de mañana."

Les habla un soñador que ha pasado por la experiencia de ver sueños convertidos en realidades; que ha pasado por la vergüenza de ver que podían haber sido mayores realidades. Lo hago con la vergüenza de no haber soñado cuando comenzamos —y ya eran sueños ambiciosos— todas las cosas que estamos convirtiendo hoy en realidades (Aplausos).

Les dije hace un tiempo que faltaba un tercer elemento decisivo; no solo era la conciencia, no solo eran los conocimientos, faltaba una cosa esencial cuando se sueña con cambios en el mundo.

La breve historia de que les hablaba está llena de soñadores que no vieron realizados sus sueños, porque además de sueños, conocimientos, conciencia, deseo, buenas voluntades, hacen falta las condiciones objetivas, y las condiciones objetivas las trae la historia, y no habrá cambios profundos, ni los hubo nunca, que no estuviesen precedidos por graves crisis. Ahí está la clave.

Solo de las grandes crisis han surgido las grandes soluciones; se lo digo a los que se preguntaban qué hacer, y prepararse es una de ellas, sembrar ideas, sembrar conciencia. En el optimismo de los que creemos que partimos de hechos reales, no nos asusta siquiera que un ALCA venga y se trague a la América Latina y el Caribe completos, porque me trae a la memoria un recuerdo bíblico, ya que yo tenía todos los años que estudiar Historia Sagrada, como le llamaban al Antiguo Testamento y al Nuevo, y hablaban de aquel profeta que se llamaba Jonás, si mal no recuerdo, que fue tragado por una ballena; pero la ballena no pudo digerirlo y salió entero de su vientre.

De tal manera creo en las realidades y creo en el futuro cercano que, aun si nos tragara, los 500 millones de latinoamericanos y caribeños saldremos del vientre de una ballena que no podrá jamás digerirnos (Aplausos).

De modo que no podemos albergar temor alguno, hay que creer en las leyes de la historia, las que conocemos por haber meditado sobre ellas, las que conocemos por las deducciones, las que hemos conocido por el estudio y observación de las realidades. El problema del sistema ya se dijo, es sencillamente que no puede sostenerse y lo que no puede sostenerse se derrumba.

Aquí mismo, cuando estábamos reunidos en el Foro de Sao Paulo, desde esta tribuna les decía a los argentinos: No se preocupen, no piensen tanto en el método; no se desalienten buscando un método, no hace falta. Ese gobierno se derrumba solo, no hay ni que soplarlo (Risas), así les dije. Y ya desde antes lo afirmaba así, porque nosotros en análisis y discusiones habíamos previsto estas realidades. Se estudió la historia de 1929, cuál era la diferencia entre 1929 y lo que ahora sucedía; cuándo las bolsas se habían inflado más que nunca; qué garantizaba que no se hundiera y el globo no estallara, con peores consecuencias, puesto que era mayor el papel que ocupaba en el mundo ese país, y cuando el 50% de los norteamericanos tienen su dinero invertido en esas acciones, infladas de tal modo que algunas de ellas que costaron 1 000 dólares, al cabo de ocho años valían 800 000 dólares, habían crecido 800 veces. Era una barbaridad, una locura, eso no podía sostenerse. No se sabía cuándo empezaba, cómo empezaba; pero había la seguridad de que comenzaría, y sin el acto terrorista, el acto terrorista lo que hizo fue acelerar ese proceso, ustedes lo saben perfectamente bien.

De modo que no tengo ninguna duda. Por eso comencé recordando el esfuerzo desplegado sobre la deuda en 1985. El sistema pudo, sin embargo, ganar tiempo para inventar fórmulas, y los bonos Brady, etcétera; ganó tiempo. Lo más que pudo hacer fue ganar un poquito de tiempo, cuando todavía podía; ya no le queda mucho tiempo para ganar tiempo. Ya se han complicado tanto las cosas, que no le quedan muchas oportunidades, y cada solución es a costa de agravar el futuro. ¿Y regalar? No va a regalar nada. Los que dirigen la economía del mundo son fundamentalistas en este terreno.

Les decía algo que ellos ignoran y tal vez comiencen a comprender, que estamos ante una crisis, y les había dicho que ninguna solución se encontró salida de la mente, o de ideas, o de proposiciones, tienen que salir de las realidades y tienen que salir de las crisis.

Tampoco las crisis vienen cuando quieran las personas; vienen, y a veces vienen rápidamente, porque también los acontecimientos viajan de forma acelerada. No admiten la idea de que el imperio actual pueda durar los años que duró el Imperio Romano, o duró después el Imperio inglés, o han durado otros imperios o semimperios. Hoy los acontecimientos se desarrollan aceleradamente, casi podría decirse que avanzan a la velocidad de la luz, a la velocidad con que se pueden hacer operaciones de un extremo a otro del mundo en cuestión de fracciones de segundo, o comunicarse por Internet en cuestión de fracciones de segundo. A esa velocidad marchan los acontecimientos y no pueden marchar de otra forma, a esa velocidad ha marchado el desarrollo de la ciencia y de la técnica. La historia demuestra esto.

Sin ir tan lejos, cuando surge la Revolución Francesa no podía surgir ni 50 años antes, ni 50 años después. Había una monarquía absoluta, muy bien consolidada allí, el régimen feudal, por ahí hay unos 10 ó 12 tomos, no recuerdo cuántos, de Jaurés, que explican en detalle todas las costumbres, leyes y regulaciones del feudalismo que hacían imposible la supervivencia de aquel sistema. Vinieron los teóricos, incluso, a medida que la crisis se iba haciendo evidente; pero no fueron los teóricos sus autores. Ellos formularon ideales, principios, etcétera; pero fue ya el hambre y la situación insostenible lo que condujo a la revolución en ese minuto exacto.

Nadie había escuchado los nombres de aquellos famosos jefes que no habrían sido mencionados nunca si no estalla la crisis y con la crisis, incluso, los principales jefes de aquella revolución, algunos salieron de una parroquia, otros de un obispado, otros eran burgueses o intelectuales, pero todos brillantes. Fueron perdiendo la cabeza uno por uno, casi todos también: girondinos, jacobinos, Danton, Marat, Robespierre, los moderados y los radicales, y después el golpe de Estado de Napoleón. Nadie habría conocido a ninguno de aquellos personajes. Es obvio que las crisis no solo traen cambios, traen jefes, traen los actores que dirigen o participan y nunca se repiten las cosas del mismo modo en ninguna otra parte.

Se habla aquí de aquellos que organizan los comités en la base, aquellos que organizan las cacerolas, aquellos que organizan las protestas y se comunican a través de Internet, masas que se mueven con tremenda y sorprendente fuerza. También los cambios tienen precursores; muchos de ustedes son personas jóvenes, han acumulado una cantidad de conocimientos, lo demostraron aquí. Realmente para mí fue impresionante la mesa redonda en que se trató de la crisis, y esa la vamos a trasmitir el domingo.

Ellos iban a hacer hoy un programa, y fue necesario hacer otro. La mesa que tuvo lugar ayer no tenían que repetirla por televisión sus propios autores, podía retrasmitirse íntegra, se trasmitirá íntegra, con la espontaneidad con que hablaron ellos, todo eso está filmado y la trasmitiremos. Nuestro pueblo va aprendiendo cada día. Fueron brillantes las explicaciones, de hombres, realmente, con talento, con erudición, con experiencia. Todo eso nosotros queremos y sacaremos un suplemento del cual imprimiremos, tal vez, 200 000, 300 000. Nosotros no andamos con buchitos de cosas.

Sobre el libro de Ramonet que el domingo anterior se había discutido con 6 000 personas en el "Carlos Marx", donde estaban estudiantes, muchos de los que pasaron por aquí, de las escuelas de trabajadores sociales y otras, y de las personas que están involucradas en la lucha contra el mosquito y contra los brotes de dengue, allí en ese evento había 3 000, de los 6 000 estudiantes de las brigadas estudiantiles de trabajo social, ya que como estos cursos son nuevos, solo tenemos alrededor de 1 000 graduados y ahora ingresaron 7 000, hemos utilizado la fuerza de los estudiantes universitarios.

Seis mil de ellos, entre el 15 de julio y el 5 de agosto, en 16 días, visitaron 505 000 núcleos de la capital de la república, recogiendo opiniones sobre los más variados temas, criterios, anotándolo todo y un espacio limpio para que los núcleos visitados se expresaran sobre cualquier tema que desearan incluir entre los temas a discutir —eran más de 30 temas—; cuatro meses tardaron 300 computadoras, dirigidas por los mismos estudiantes, para recopilar los datos. Es decir que se va recogiendo gran cantidad de información y de conocimientos que solo pueden obtenerse de esa forma.

Puedo citar otro hecho, es que el país tiene fuerza: la juventud, los estudiantes, los trabajadores, las mujeres organizadas y unidas, con lo cual se puede hacer cualquier cosa. Se pesaron 2 200 000 niños de 0 a 15 años, para ver todos los que podían estar por debajo de la talla y del peso que corresponde a sus edades, para dar entonces, conocidos esos datos, el trato individual a cada uno de los que requirieran un trato o una ayuda especial y conocer qué factores incidían en que un niño no recibiera durante los tres primeros años la alimentación adecuada, lo cual traería consigo una entrada al prescolar con una capacidad intelectual inferior a un niño que haya sido alimentado eficientemente. Porque al niño hay que empezar realmente a cuidarlo desde que está en el vientre de la madre.

Que no dependa de si tiene más ingreso o menos que otro, o si tienen más cultura y más conocimiento los padres de uno o los de otro, o si algunos tienen tres cuartos en un apartamento y otros son seis que viven en un cuarto, y no vamos a esperar que se construyan equis cientos de miles o un millón de viviendas para cambiar las condiciones materiales de vivienda. La cuestión de la marginalidad no es simplemente vivir en un barrio de esos que se improvisan; hay otras cosas. No se cambia construyendo edificios, sino con los programas del tipo que nosotros creemos, que tienen una decisiva importancia en la búsqueda de una justicia posible que no existía totalmente, pero existirá y existirá en breve tiempo, se lo puedo asegurar.

El año que viene, Verrier, podemos hacer un folleto y hablarles de todos estos programas, de los cuales hemos concluido ya algunos, con un mínimo de recursos. Lo importante es querer; pero para poder hacerlo, sencillamente hay que tener la fuerza para hacerlo, y la fuerza está ahí, en las masas. A aquellos que tenían dudas les digo eso.

Si quieren otro momento de la historia, bueno, en el año 17 del siglo pasado, se crearon las condiciones para una gran revolución social, la Revolución Rusa. Antes se había producido la Revolución Mexicana, después de Porfirio Díaz. En aquellas condiciones tremendas la crisis se desata y todos sus jefes surgieron con las crisis.

Antes, en Haití, la misma Revolución Francesa desata una revolución social —no digo socialista—, puesto que era imposible que pudiera sostenerse un régimen de 300 000 esclavos dominados por 30 000 colonos franceses, eso no podía durar mucho más, y un día se deshizo todo aquello surgiendo entre los esclavos sublevados sus propios jefes. Nadie sabía quién era Toussaint Louverture o los demás. Y los 30 000 soldados, con uno de los jefes más brillantes del famoso ejército napoleónico, no pudieron aplastar la revolución de los esclavos.

Esto tuvo tremendas consecuencias, porque vinieron muchos colonos a nuestra isla y se convierte Cuba en una sociedad esclavista, productora de café primero y caña después, en que los criollos eran los dueños de las tierras heredadas de sus primeros colonizadores, mientras los españoles monopolizaban el comercio, la administración y la seguridad pública, todo aquello sostenido por filosofías, creencias y principios que parecían inmutables.

La propia independencia de América no surge sino cuando se produce una gran crisis. Hubo sus precursores, algunos que habían repartido las declaraciones de los derechos del hombre, los que hablaron de libertad, igualdad y fraternidad, que todavía no se ha implantado realmente en ningún país de la Tierra.

Eran fuertes todavía las ideas monárquicas en nuestro hemisferio. Mas cuando vino la ocupación de España por el famoso ejército napoleónico, destituyen a un Borbón y sientan a un hermano de Napoleón, se sublevó el pueblo español.

Las primeras juntas que surgen en las colonias españolas de este hemisferio eran juntas que respondían más bien a un sentimiento de lealtad hacia España, salvo algunas excepciones como las de Bolívar y otros en Venezuela, allí donde había actuado Miranda, que había participado también en la lucha por la independencia de Estados Unidos, había participado en las batallas de la revolución y es el primer presidente que nombran allí. Las luchas se transforman en revoluciones por la independencia, durante más de 15 años, hasta los últimos disparos de la batalla de Ayacucho.

Ni Sucre, ni Bolívar, ninguno de aquellos personajes habría aparecido en las hojas de la historia, 20 años antes ó 20 ó 30 años después.

Nuestras propias guerras de independencia surgen de la misma forma, en el momento oportuno. Los factores subjetivos se pueden adelantar o se pueden atrasar; pero surgen, se desarrollan, y los factores subjetivos pueden influir decisivamente. Puede que una revolución como la bolchevique termine como terminó, a pesar de que se llevó a cabo, y estoy absolutamente de acuerdo que cuando la esperada revolución en todos los países industrializados no se produjo, no se rindieron por ello los revolucionarios y decidieron construir el socialismo en un solo país, lo cual estaba en contradicción precisamente con la teoría de Marx, y no vacilaron en hacerlo.

Uno podría hablar de muchas cosas, incluso de algunos puntos de vista y criterios. Cuando pudo romperse en el mundo la correlación de fuerzas, fue impedida por factores subjetivos. Y al fin y al cabo, nosotros también hemos hecho la Revolución en un solo país, aquí, entre todos los de América Latina, donde con excepción de México, todos los demás llamados gobiernos, y hay que emplear esa palabra, se unieron a Estados Unidos contra Cuba. A veces culpamos a los gobiernos de los problemas, cuando ya ni la independencia ni los gobiernos existen, su poder es cada vez más reducido al mínimo. Los partidos políticos en nuestro hemisferio han sido desacreditados totalmente, han sido destruidos por el orden político y económico establecido, y desde mucho antes.

Llevamos casi 200 años desde la primera lucha por la independencia, y, ¿cuánto hemos cambiado? ¿Qué ocurrió con los indígenas? ¿Qué ocurrió con los descendientes de los esclavos? ¿Qué ocurrió con los descendientes, incluso, de los propios colonizadores, o los mestizos y todos los demás? El mundo sabe lo que pasa con ellos, como conoce la mortalidad infantil, el nivel de analfabetismo, de pobreza, desempleo y todas las calamidades que ustedes han mencionado aquí; no lo ignora nadie.

Nosotros conocemos bien en qué condiciones hicimos la Revolución. Fue muy útil para nosotros en los primeros años, ciertamente, la existencia de ese campo socialista, de un socialismo, no digamos real, digamos imaginario, porque no es lo mismo lo autóctono que lo importado; no es lo mismo un proceso político, una revolución por inseminación artificial, o por clonación, y lo que hubo realmente fue una cierta clonación de la experiencia de un país que saltó del feudalismo al socialismo, con 80% de campesinos ignorantes cuando hizo la revolución; un puñado de proletarios en el país menos industrializado de Europa que, como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, se extiende a la parte agrícola y más subdesarrollada de Europa.

Caemos en la etapa en que Estados Unidos emerge de esa segunda guerra como potencia incontrastable, con su industria intacta y el 80% del oro del mundo, que le permite imponernos el famoso Acuerdo de Bretton Woods, hasta que malversaron y malgastaron las dos terceras partes de ese oro, y cuando solo le quedaban 10 000 millones de oro en onzas troy, con el valor conocido de 35 dólares, y un mecanismo que garantizaba la estabilidad de ese precio mediante la compra de oro cuando sobraba y su venta cuando escaseaba. Funcionó como una maquinita exacta y precisa, hasta que después de la guerra de Viet Nam, 500 000 millones de dólares gastados sin impuestos, le quedaba un tercio del oro original y es suprimido el patrón oro. El oro fue sustituido por el papel, por los billetes que imprimía el Departamento del Tesoro o la Reserva Federal, y con papeles desde entonces han estado cubriendo sus enormes déficit, una deuda interna que se multiplicó después por cinco en unos pocos años.

Con papeles compran nuestras mercancías y nuestros servicios; con papeles sostienen hasta 400 000 millones de dólares de déficit, mientras a nosotros se nos prohíbe un centavo por encima de cero: "Cierren escuelas, cierren hospitales, lancen la gente al hambre, a la calle, al desempleo." Lo sabemos porque es lo que nos dicen aquí todos los médicos, maestros, profesores que constantemente participan en reuniones y cuentan sus tragedias en América Latina.

Esas son las normas que rigen, una ley del embudo, como se dice aquí. Y además de pagarnos con papeles, nos obligan a que les vendamos nuestros recursos naturales y nuestras industrias, en algunos lugares hasta el tren, los parques, las calles, las carreteras, etcétera, etcétera.

Déficit cero. ¿Qué les importa? Nada de eso tiene sentido, nada de eso tiene lógica, nada de eso tiene justificación, como no sea la justificación y la lógica de la fuerza, del poderío en todos los terrenos de que se habló aquí, o si no aquí, en la reunión de Ramonet al presentar su libro Propagandas silenciosas.

El también señala ahí fenómenos de gran interés. Nosotros íbamos a hacer una edición de 10 000, y en 24 horas la cambiamos por una edición de 100 000, porque hay ideas de suma importancia, con una adición de los últimos meses, que es algo que no se podía plantear antes del 11 de septiembre.

Su libro se basaba en el poder enorme de nuestros vecinos del Norte —no siempre lo voy a llamar imperio, porque no quiero que se confunda el concepto del sistema y el concepto de los que dirigen ese país con el concepto que tenemos del pueblo norteamericano; siempre que puedo, evito mezclarlo todo en el mismo saco.

Ramonet parte del estudio profundo de la influencia de esos medios. Ya él nos había advertido de la colosal agresión cultural de la que habíamos estado siendo víctimas, de la destrucción de nuestras identidades nacionales.

Hace dos años y medio fue el elemento central de un congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y algo que unía al ciento por ciento de nuestros artistas e intelectuales, la defensa de la identidad nacional.

Esa misma idea continuó desarrollándola, ya logró concretarla en un libro que, a nuestro juicio, tiene un gran valor; pero prevalecía en su teoría —y no podía ser de otra forma— que la fuerza principal del dominio imperial era precisamente el monopolio y el uso de sus enormes medios de comunicación, su monopolio de esos medios. Pero a partir del 11 de septiembre fue necesario incluir el concepto del guardián de seguridad —como le llamó él—, en dos palabras, el elemento militar.

En sus tesis y hasta en el título que le puso a una de sus conferencias, "Un delicioso despotismo", ya tuvo que incluir el elemento militar. Es lo que me faltaba decirles y les había anunciado.

¿A qué se deben estos colosales gastos de guerra, acaso a la intención de inyectar dinero en la economía? Mi punto de vista es que no. Esta administración es también keynesiana a su estilo, inyectar dinero en la circulación, con la esperanza de recobrar otra vez el crecimiento, por un tiempito, si lo logran; su fórmula fundamental es a través de la rebaja, prácticamente la supresión de muchos impuestos. De hecho han renunciado a aquellos soñados 5 millones de millones de dólares que en el transcurso de 10 años se acumularían como consecuencia de los superávit; ahora saben que no, ahora tienen de nuevo un creciente déficit.

Muchos norteamericanos soñaron que aquel excedente sería invertido en garantizar la salud, en mejorar las escuelas, en asegurar las pensiones de ese gran número de ciudadanos norteamericanos que se jubilan, la generación que vino después de la Segunda Guerra Mundial; todos esos sueños se han ido a pique y, además, la rebaja y supresión de los impuestos beneficia mucho más a aquellos que más dinero tienen.

¿Inyectar dinero en un país cuyos ciudadanos perdieron el hábito de ahorrar, donde el ahorro de los ingresos personales está por debajo de cero, tiene algún sentido? Pero quieren levantar la economía inyectando dinero.

El incremento del gasto militar está muy por debajo de la inyección de circulante por la vía de reducir impuestos, son recursos y más recursos desesperados, del mismo modo que los japoneses llegaron a reducir la tasa de interés a cero para impulsar las inversiones, y los norteamericanos a 1,75%, la más baja que yo recuerde, y no sé si hubo alguna época en que fuese más baja.

Entonces, ¿por qué, por qué un enorme presupuesto militar? ¿Por qué enormes inversiones en nuevas tecnologías? Es que comienzan a comprender que el mundo se hace cada vez más ingobernable, que no puede sostenerse ya solo con el encanto de sus spots, que hace falta la fuerza, que hacen falta más portaaviones y más aviones y más sofisticados, que hace falta declarar una guerra mundial y amenazar a 80 países —porque ya consideran 80 los que pueden ser objeto de sus ataques.

Algunos podrán decir, ¿ustedes no están preocupados? Nosotros somos el país que está más tranquilo en el mundo, porque llevamos 43 años amenazados; hemos estado a punto de desaparecer, sí desaparecer, físicamente, todos, sin que el pueblo vacilara.

Yo no recuerdo un compatriota desmoralizado o con pánico en 1962. Sí recuerdo a un pueblo indignado, cuando nuestro aliado de aquel tiempo, sin consultar siquiera con Cuba, hace concesiones y arreglos. Ellos saben bien que este pueblo no puede ser intimidado, de sobra, si nos incluyen en la lista o no. No se imaginan hasta qué punto nos importa un bledo que nos excluyan o no; porque hay un problema previo por resolver y es si nosotros excluimos a Estados Unidos —aunque no todos sus gobiernos fueron iguales— de la lista de países terroristas.

Fueron miles los compatriotas que perdieron la vida, como consecuencia de la guerra sucia, de los ataques de todo tipo, de aviones cubanos de pasajeros que fueron hechos estallar en pleno vuelo, de bombas colocadas en nuestros hoteles, de planes y más planes que no quiero describir, minuciosamente, y podemos hacerlo si fuese necesario.

Ahora hay un nuevo estilo, ya no son solos los ministros, los voceros; ya los embajadores de Estados Unidos trazan pautas, hablan. No hay campaña electoral en ninguno de los "muy independientes" países latinoamericanos, donde el embajador no meta la cuchareta —como decimos los cubanos— y no pronuncie un discurso; si es, por ejemplo, en Nicaragua, el gran discurso del gran embajador. Antes eran procónsules discretos; hoy son cónsules que no tienen pudor alguno en exhibir sus preferencias y sus deseos y con qué tono, con qué estilo.

Vean cómo es la cosa, que aquí, donde no tienen una embajada, sino una simple oficina de intereses, han querido aplicar el mismo estilo, hacer declaraciones juzgando al gobierno, y si deben o no excluirnos de la lista de países terroristas. Es como alguien que está en un hueco que le diga a otro que está arriba con cien veces más razón y más moral: "Sácame del hueco y te salvaré la vida."

Esos métodos con el pueblo cubano no valen nada en absoluto, porque es un pueblo consecuente, un pueblo que tiene conciencia, que tiene cultura, que tiene unidad, que tiene moral; ni con mentiras, ni con amenazas se le podrá jamás intimidar.

Este país puede ser desaparecido de la faz de la Tierra, pero no podrá ser sometido, no podrá ser dominado, no podrá ser conquistado.

Nosotros vivimos en función de nuestros ideales y de nuestros principios, de nuestra ética. Esa ha sido nuestra vida y es la vida de todos esos jóvenes y millones de jóvenes como los que ustedes ven en el lateral derecho; es la vida de nuestro pueblo, es la vida de nuestros niños que serán incomparablemente más cultos que nosotros, más educados que nosotros, tendrán más conocimiento del mundo que nosotros, y tienen una confianza sin límite en su pueblo, una confianza sin límite en las ideas, una confianza sin límite en la Revolución. Esa es la situación actual de nuestro país y es nuestra respuesta, que nadie se equivoque.

¿Qué es eso de estar amenazando con emplear las fuerzas militares?, contra una lista que dice asciende a 80 países. ¿Dónde quedó la idea de la existencia de una Organización de Naciones Unidas? ¿Dónde quedaron las normas legales de esa institución? ¿Dónde quedaron principios jurídicos y principios éticos?

Cuando uno se pregunta por qué todo eso, al parecer absurdo, al parecer inexplicable, es porque más que terror o temor que al terrorismo verdadero le temen a la rebelión de los pueblos, les temen a los movimientos de conciencia y de opinión que ya han librado grandes batallas en sitios memorables, que les prohíben ya casi reunirse, y por ello los promotores de esa política reaccionan con ira y prepotencia, llegando incluso al trato soberbio con sus propios aliados y acariciando la idea de utilizar una fuerza poderosa, brutal y ciega, aparentemente incontrastable, para sembrar el pánico y el terror en todos los pueblos del planeta.

Su resultado será multiplicar la resistencia, multiplicar la repulsa, multiplicar las protestas, profundizar el descontento de esta especie amenazada no solo por la peor forma de esclavitud y colonialismo que se ha conocido, sino amenazada en su propia supervivencia. Esa conciencia es la que mueve a muchas personas de las capas medias en los países industrializados, que tienen cada vez más conocimiento de los peligros que acechan la naturaleza, acechan su vida, la de sus hijos y la de sus nietos.

Todo el mundo conoce todos los datos, no hay que repetirlos, de lo que está ocurriendo con la capa de ozono, con la contaminación de la atmósfera, con el envenenamiento de los mares, con la escasez de agua potable, etcétera, etcétera.

El californiano, o algunos de ustedes, habló de la California sin agua, o con problemas de agua en el manto freático. Eso no ocurre solo en California, ocurre también en Guanajuato; el propio Presidente actual de México, cuando era gobernador y visitó a nuestro país, me explicó cómo las aguas del manto freático que se encontraban a 12 metros de profundidad hoy están a 400, y no hay fuente que lo nutra. Cuando le pregunté si no podían inyectar del agua media que caía, respondió: "Todo está lleno de productos químicos", y prácticamente lo que desarrollaba con buen criterio era el riego microlocalizado para ahorrar el agua.

Hay problemas tremendos en el Medio Oriente que amenazan con futuros conflictos, cualquiera lo comprende. La humanidad crece más de 80 millones de habitantes por año. De 1981 a 2001, fechas en que tuvieron lugar conferencias de la Unión Internacional Parlamentaria, en solo 20 años la población mundial creció en 1 400 millones de habitantes, más que lo que había crecido a lo largo de la historia de la humanidad, desde que surgió la especie hasta principios del pasado siglo, que terminó hace muy poco; ese fenómeno es indetenible, y se une a la erosión y a otra serie de problemas que todo el mundo conoce y comprende.

Esta lucha contra la globalización neoliberal es la causa común —se puede decir— de todos los pueblos de la humanidad, que no pueden ver con buenos ojos que se rompa el acuerdo de Kyoto, que significa una esperanza; que no puede saber por qué demonios se fabrican escudos nucleares totales, en los que se invertirán no se sabe cuánto dinero, cuando dicen que se acabó la guerra fría y cuando el adversario dejó de ser hace rato superpotencia, y cuyos presupuestos nacionales son menores que el presupuesto de guerra de Estados Unidos.

¿A quién van a hacer creer que los coreanos van a fabricar un cohete, un arma nuclear que pueda alcanzar el territorio norteamericano? Eso no lo puede creer nadie; o que Irán pueda amenazar a Estados Unidos, que tampoco puede creer, ni lo cree nadie. Posiblemente estaban pensando en Rusia, que conserva un número de proyectiles que pueden alcanzar el territorio de Estados Unidos. Los pretextos son los demás países a los cuales amenazan. En eso se mezclan también los demás factores de que hemos hablado, la tendencia hacia el dominio total y absoluto de nuestro planeta. Ese es, de acuerdo con nuestros modestos puntos de vista, el momento en que nos encontramos.

Si no he mirado el reloj antes es porque tenía temor y ya, de todas formas, no tiene remedio (Risas). He hablado tres horas; pero no perturbé el sueño de nuestro amigo (Señala a uno de los delegados), que ha dormido espléndidamente (Risas y aplausos) y ahora se despierta fresco y lozano (Risas), para disfrutar el delicioso coctel que ha preparado la Asociación de Economistas de Cuba (Risas y aplausos).

Y no digo otra cosa que el actual orden económico y social es insostenible, que aquí se han aportado muchas ideas y que estamos envueltos en una batalla de ideas. Esta ha sido una de las reuniones —tengo la convicción— donde más se han planteado ideas y criterios, coincidiendo con lo que todo el mundo ve y percibe cada vez mejor.

Nos quedaremos felices con la conciencia de haber sido testigos de cuán enorme caudal de conocimientos y de inteligencias disponemos los 500 millones —o tal vez un poco más—de habitantes de nuestro hemisferio, desde el Bravo —como decía Martí— hasta la Patagonia. ¡Qué gran riqueza de conocimientos han creado!, y esa riqueza de la que, precisamente, no está interesado en importar nuestro poderoso vecino del Norte, prefiere matar nuestras inteligencias que darles visas para ingresar en Estados Unidos; al menos, contamos con un gran caudal, un capital humano de economistas, de pensadores, de hombres y mujeres dotados de los conocimientos que hacen falta en esta hora.

Despidámonos armados de convicción; pero, especialmente, armados de confianza en nuestro futuro. Aquí se podría decir algo parecido a lo que dijo Salvador Allende antes de morir gloriosamente en La Moneda: ¡Más temprano que tarde, el mundo cambiará!

¡Hasta la victoria siempre!

(Ovación.)

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