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La madrugada en que comenzaron a asesinar a 20 000 cubanos

Data: 

09/03/2024

Fonte: 

Granma

Autore: 

Ante la desfavorable posición en que aparecía en las encuestas de la intención de voto, en diciembre de 1951, para las elecciones presidenciales del mes de junio de 1952, Fulgencio Batista decide dar un golpe de Estado.
 
Está alejado de sus contrincantes, con apenas el 14 % de aceptación popular, y sabe que la contienda sería entre los ortodoxos, con Roberto  Agramonte  como candidato (29 %), y la coalición auténtica (aún con tres aspirantes: Carlos Hevia, 17 %; Félix Lancis 6 %; y Tony Varona , 4 %).
 
Si a todo lo anteriormente señalado agregamos que el Partido Socialista Popular (PSP), reveló su respaldo al candidato presidencial de los Ortodoxos, y que votaría en bloque por él, entonces el general Batista se alejaba mucho más para lograr el triunfo electoral. Además, estaba en último lugar en las seis provincias, tanto para la presidencia como sus candidatos para el Senado.
 
Ante esa adversa situación, el ladino politiquero convocó a principios de marzo una reunión en la casa de su cuñado, el excapitán Roberto Fernández Miranda. Asistieron, además, el exgeneral Francisco Tabernilla Dolz, el excapitán Rodríguez Calderón, los capitanes Jorge García Tuñón, Luis Robaina Piedra y Juan Rojas González; y los tenientes Artemio Pérez Díaz, Leonardo Castell y Armando Echemendía; el teniente retirado Francisco Tabernilla y el civil Nicolás Pérez Hernández, conocido por Colacho. En esa reunión se ultimaron los detalles de la conjura.
 
A todas estas, al presidente Carlos Prío Socarrás le habían llegado confidencias e informes de los trajines conspirativos que señalaban a Batista como autor intelectual para realizar un golpe de Estado. No sería el primero, ya lo había dado el 4 de septiembre de 1933. El vicepresidente Alonso Pujol se lo dijo, y el Jefe del Servicio de Inteligencia Militar se lo informó, pero no les hizo caso.
 
Cerca de la medianoche del 10 de marzo, un grupo de los complotados se concentró en Kuquine, la lujosa finca-fortaleza de Batista, en la carretera de El Guatao, desde donde el general golpista más tarde salió para iniciar el levantamiento. Algunos de los 17 oficiales involucrados, que mantenían relaciones con la Embajada de Estados Unidos, se las ingeniaron para ser incluidos esa noche como oficiales de guardia en las principales guarniciones de La Habana: el campamento de Columbia, La Cabaña, el Distrito Naval del Norte y la Jefatura de Policía, entre otros. En tanto, efectivos de la Sección Radiomotorizada de la Policía Nacional custodiaban los principales accesos al campamento militar de Columbia.
 
Al filo de las 2:00 a.m., una caravana de autos circulaba rumbo al campamento militar de Columbia, donde ya la esperaba, en la posta de entrada, el complotado oficial de guardia, capitán Dámaso Sogo. Batista viajaba protegido por el capitán Luis Robaina Piedra y por el teniente retirado Francisco Tabernilla. Como medida de seguridad, dos carros se mantenían como escoltas, uno delante y otro detrás del que ocupaba el general.
 
Batista y sus golpistas acompañantes penetraron en el campamento militar, «como Pedro por su casa», muy fácilmente, sin encontrar ninguna resistencia, como lo habían previsto. Esa fría madrugada comenzó el asesinato de más de 20 000 cubanos en casi siete años de tiranía.
 
A esa hora, el presidente Carlos Prío dormía plácidamente en su finca La Chata, cerca de Arroyo Naranjo. Todavía soñoliento, al conocer la noticia del golpe, y que Batista estaba instalado en el campamento de Columbia, presuroso regresó al Palacio Presidencial cerca de las 5:00 a.m.
 
Apenas dos horas y media después una representación de la feu logra que el Presidente la reciba. Luce pálido, demacrado y asustado. Promete enviarles armas a la Universidad, pero estas jamás llegaron.
 
Alguien le informa al mandatario que el Regimiento de Matanzas se mantenía leal al Gobierno, por lo que decide trasladarse allí, en una maniobra que tenía más de demagogia  política que de valor personal. Pero al llegar ya el Regimiento se había sumado al golpe.
 
Todo ha terminado. El Gobierno de Prío ha caído sin gloria ni honor, y el presidente se asila en la Embajada de México.
 
El día 14, el joven abogado Fidel Castro Ruz, hizo público, en mimeógrafo, un manifiesto titulado ¡Revolución no, zarpazo!, de profundo contenido revolucionario contra el golpe de Estado, y que se convertía en una declaración de guerra del pueblo contra el bastistato.
 
El día 22 se da a conocer un Documento del Consejo Universitario de la Universidad de La Habana, condenando el golpe.
 
El 24, Fidel radicó una causa contra el dictador, en el Tribunal de Urgencia de La Habana, por sedición, traición, rebelión y ataque nocturno: «(…) el señor Batista ha incurrido en delitos cuya sanción le hacen acreedor a más de cien años de cárcel», enfatizó, en su acusación al tirano.
 
El golpe de Estado mostró el fracaso de la democracia representativa por su sistema  inconstitucional, violatorio de los ideales del pueblo cubano señalados en la Constitución de 1940. El nuevo gobierno, y más que los anteriores, se convirtió en un fiel representante de los intereses estadounidenses en Cuba.
 
Fuente:
 A 50 años del Golpe de Estado de Batista, de René Anillo Capote

Fuerzas militares del campamento de Columbia llegan al Palacio Presidencial y rinden a la guardia. Foto: Archivo
Soldados golpistas ocupan el Ayuntamiento de La Habana. Foto: Archivo
Batista hace declaraciones a la prensa, el 10 de marzo de 1952. Foto: Archivo
Carlos Prío, (al centro) abandona el Palacio Presidencial, sobre las 9:00 a.m. del 11 de marzo de 1952. Foto: Archivo

 

En la azotea del Palacio Presidencial ondea la bandera blanca. Un tanque del ejército golpista apunta con las ametralladoras hacia la mansión ejecutiva. Foto: Archivo de Granma
El presidente Carlos Prío recibe a una delegación de la feu, presidida por Álvaro Barba (extremo izquierdo), que le solicita armas. Promete enviarlas, pero jamás llegaron.  Foto: Archivo de Granma
El ex presidente de Cuba, Carlos Prío Socarras llega a Miami el 17 de marzo de 1952, procedente de México, tras ser derrocado por un golpe de Estado el 10 de marzo Foto: International News Photois, 17-3-52 Foto: Archivo